Bani Walid, la ciudad libia con nostalgia de Gadafi

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Un retrato del ex dictador Muamar Gadafi flanqueado por dos banderas verdes de su "Jamahiriya", o "Estado de las masas", acoge a los visitantes que llegan a Bani Walid (oeste de Libia). En esta ciudad, situada a las puertas del desierto, sus habitantes todavían cultivan su nostalgia del "Guía", una década después de su muerte.

Edificios cúbicos sin terminar pueblan un paisaje lunar, con un fondo distante de colinas rocosas. Innumerables bloques muestran agujeros de balas y proyectiles. Por todas partes en la ciudad pueden verse las cicatrices de la guerra.

Bani Walid, que cuenta con unos 100.000 habitantes, es un feudo de la poderosa tribu Werfalla, que permaneció leal al líder derrocado en 2011, enfrentando en feroz resistencia a los rebeldes que finalmente lograron tomarla en octubre de 2012.

En una plaza pública barrida por el viento y el polvo que arrastra, frente a una fuente seca se encuentra un tanque viejo y oxidado. Restos de proyectiles y morteros forman un montón de chatarra. Este memorial está custodiado por un enorme panel con retratos de los "mártires" de la ciudad.

"¡Muamar estará siempre dentro de nuestros corazones!", afirma un paseante al ver a los periodistas de la AFP. Es uno más de los muchos que sienten nostalgia de su exlíder, capturado y ejecutado hace diez años por combatientes revolucionarios.

"Muamar Gadafi es un símbolo. Siempre seremos sus partidarios", proclama Mohamed Dairi, de 50 años, quien viste camisa blanca cubierta por un tradicional chaleco bordado.

- "Conspiración" -

El tiempo parece haberse detenido en Bani Walid, un inmenso oasis con relieve accidentado, situado a casi 180 km al sureste de Trípoli, como si la revuelta de 2011 nunca hubiera existido, pese a los desechos. La bandera roja, negra y verde del Reino de Libia, restablecida tras la revuelta, no flamea en ninguna parte. Es el estandarte izado por Gadhafi, símbolo de su "revolución verde", que ondea `pr doquier.

"Antes de 2011, los libios éramos soberanos y dueños de nuestro destino. En estos últimos diez años, solamente hemos sufrido bombardeos, injusticias, asesinatos y secuestros", afirma con gesto grave Mohamed Abi Hamra, quien luce en una muñeca un reloj con la imagen de Gadafi grabada en la esfera.

"Por definición, la revolución es un cambio para mejor. Lo que ocurrió en 2011 no fue una revolución, sino una conspiración contra Libia", considera.

¿Por qué esta devoción por el pasado? "Es suficiente comparar los 42 años (de Gadafi en el poder) con los últimos diez", señala este devoto del líder defenestrado.

Si Libia se ha sumido en el caos tras el levantamiento de 2011, podría cerrar este capítulo de pura agitación con el proceso político iniciado en noviembre bajo la égida de la ONU y que debe desembocar en las elecciones presidenciales previstas para el 24 de diciembre.

Pero Bani Walid no parece dispuesta a dar vuelta la página, puesto que se rindió a las fuerzas rebeldes progubernamentales tras una feroz resistencia.

- "Fieles" -

El ingeniero Fathi al Ahmar es contundente: "si nos hemos mantenido fieles al viejo régimen es porque los hechos de febrero de 2011 (inicio de la revuelta) solamente trajeron guerra, desolación, divisiones y ataques contra la soberanía de nuestro país".

El régimen de Gadafi "nos garantizaba la seguridad, que hoy en día nos falta en Libia", añade.

Muamar Gadafi estuvo, durante décadas, acusado por Occidente de liderar un Estado "terrorista".

En el plano interno, su reinado estuvo marcado por múltiples excesos. Para Ahmed Abuhriba, periodista de 30 años, de Bani Walid, el coronel "no era un dictador, sino el garante de la unidad (...) protegía a los libios como lo haría un padre".

Este incondicional de Gadafi alaba la estabilidad, la prosperidad económica y los proyectos lanzados bajo su régimen, como haciendo la comparación con el cotidiano actual de los libios, marcado por la inseguridad, la escasez y la inflación.

"Todos los proyectos quedaron paralizados tras 2011. ¿Cómo seguir a las nuevas corrientes políticas cuando desde entonces no han construido absolutamente nada?", inquiere.

A pesar de que el exdictador ya no existe, su hijo Seif al Islam Gadafi, cuyo retrato también puede verse en Bani Walid, ha insinuado que podría presentarse como candidato a las elecciones de diciembre. "Nos hemos mantenido fieles a nuestro 'Guía' Muamar Gadafi, por lo que lo seremos a Seif al Islam", promete Abuhriba.

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