Islandeses votan con un panorama político complicado a la vista

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Los islandeses votan este sábado en unas elecciones que podrían significar el fin de una inédita pero exitosa coalición que aglutina a la derecha y la izquierda, que es víctima de un panorama político muy fragmentado.

La formación de una nueva alianza para dirigir este pequeño país de 370.000 habitantes, 255.000 de ellos electores, se vislumbra complicada.

La primera ministra Katrin Jakobsdottir, de 45 años, líder de un movimiento ecologista de izquierda que nunca había gobernado Islandia, tendrá dificultades para un segundo mandato.

"Ha sido una buena campaña", declaró Jokobstdottir a la AFP al acudir a votar el sábado por la mañana en una escuela de Reikiavik.

"Las intenciones de voto no eran favorables para mi partido pero parecen remontar, y eso es lo que estoy sintiendo al ver a gente por todo el país", agregó.

Según las encuestas, un récord de nueve partidos se repartirán los escaños del Althingi (el Parlamento), por lo que se desconoce qué alianza saldrá de los comicios.

"Es difícil para los políticos, pero creo que es mejor que todo el mundo esté alrededor de la mesa", opinó Thorsteinn Thorvaldsson, islandés de 54 años.

Con 33 diputados de 63, la coalición saliente es una alianza heterogénea formada por el Partido de la Independencia (conservador, 16 escaños) del veterano Bjarni Benediktsson, el Partido del Progreso (centroderecha, con ocho) y el movimiento Izquierda-Verdes de Jakobsdottir (que pasó de 11 a 9 escaños tras la salida de dos diputados).

Aunque algunos sondeos apuestan que este equipo saliente logrará una ligera mayoría, otros vaticinan su fracaso, salvo si una cuarta formación se une a ellos.

- Sin ninguna "alternativa clara" -

Aunque la responsable es popular por su estilo consensual y su buena gestión de la pandemia del coronavirus, su partido tiene entre un 10 y un 12% de las intenciones de voto y podría perder varios escaños. Durante su mandato, la dirigente ha hecho que el impuesto sobre la renta sea más proporcional, aumentó el presupuesto para viviendas sociales y extendió las licencias por maternidad y paternidad.

Pero también tuvo que hacer concesiones para mantener viva la coalición, por ejemplo prometiendo un parque nacional en el centro de un país con 32 volcanes activos y 400 glaciares.

"Muchos partidos amenazan con aumentar los impuestos y eso no es bueno: ¡ya tenemos demasiados!", dijo Jon Sigurdsson, empresario de 47 años, tras depositar su voto en la capital, Reikiavik.

El Ejecutivo de Jakobsdottir logró ir hasta el final de su mandato, por primera vez desde 2008. Entre 2007 y 2017, los islandeses tuvieron que ir a las urnas en cinco ocasiones para elegir a sus diputados en un contexto de desconfianza ante la clase política y de repetidos escándalos.

El Partido de la Independencia, que oscila entre el 20 y el 24% de las intenciones de voto, debería seguir siendo la principal formación política del país y su presidente, Bjarni Benediktsson, piensa beneficiarse de ello.

Heredero de una familia de dirigentes de la derecha islandesa, el ex primer ministro (enero-noviembre de 2017) y actual titular de la cartera de Finanzas sobrevivió a su implicación en el escándalo de los Papeles de Panamá.

"Por supuesto que si nuestro destino es ofrecer la oposición necesaria al nuevo gobierno, lo haremos. Pero somos, de lejos, el mayor partido y soy optimista", declaró a la AFP Benediktsson, que se presentaba a sus quintos comicios.

Pero, según las encuestas, al menos cinco partidos deberían obtener entre el 10 y el 15% de los votos: el movimiento Izquierda-Verdes, el Partido del Progreso, la Alianza Socialdemócrata (izquierda), los Piratas (libertarios) y Reforma (centroderecha).

"No hay ninguna alternativa clara a este gobierno. Si cae [...], se producirá una contienda general y se creará una nueva coalición", subrayó el politólogo Eiríkur Bergmann.

Los primeros resultados se conocerán el sábado tras el cierre de los colegios electorales a las 22H00 GMT.

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