Ferrovial abre la primera ampliación del metro de Londres en el siglo XXI

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Vista de las obras ejecutadas por Ferrovial de la primera ampliación del metro de Londres en el siglo XXI en la estación de Battersea Power. El venerable metro de Londres, el más antiguo del mundo, abrió este lunes su primera ampliación del siglo XXI con dos nuevas estaciones, cuyo diseño y construcción han sido obra de la empresa española Ferrovial, que extienden la red por el suroeste de la capital británica. EFE/Ferrovial SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)
Vista de las obras ejecutadas por Ferrovial de la primera ampliación del metro de Londres en el siglo XXI en la estación de Battersea Power. El venerable metro de Londres, el más antiguo del mundo, abrió este lunes su primera ampliación del siglo XXI con dos nuevas estaciones, cuyo diseño y construcción han sido obra de la empresa española Ferrovial, que extienden la red por el suroeste de la capital británica. EFE/Ferrovial SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Londres, 20 sep (EFE).- El venerable metro de Londres, el más antiguo del mundo, abrió este lunes su primera ampliación del siglo XXI con dos nuevas estaciones, cuyo diseño y construcción han sido obra de la empresa española Ferrovial, que extienden la red por el suroeste de la capital británica.
El barrio de Battersea, conocido durante décadas por su central eléctrica y sus imponentes chimeneas, ha vivido una mutación que le ha hecho pasar de zona industrial a uno de los emplazamientos residenciales más cotizados de la ciudad. A solo unos pasos, Estados Unidos ha ubicado su nueva Embajada.
Por eso, la primera vez que el metro londinense alarga sus más de 400 kilómetros de túneles en lo que va de siglo ha sido para alcanzar este barrio emergente gracias a la extensión de la Northern Line, que tiene desde hoy dos nuevas estaciones, Nine Elms y Battersea Power Station, para dar servicio a más de 20.000 hogares.
Y detrás de esta obra de ingeniería, ejecutada en medio del Brexit y de la pandemia, está la constructora española Ferrovial, que consolida así su destacada presencia en el Reino Unido, donde también es accionista mayoritario del aeropuerto de Heathrow.
UN PROCESO DE SIETE AÑOS
En 2014, la "joint venture" Ferrovial Construction Laing O’Rourke se adjudicó el contrato para la construcción de la extensión de la línea, aunque los trabajos de este proyecto valorado en más de 800 millones de libras (más de 900 millones de euros) comenzaron en noviembre del año siguiente.
Por aquel entonces, el Brexit solo existía en la cabeza de los eurófobos más furibundos, y la pandemia era algo con lo que únicamente parecían contar algunos científicos y autores de ciencia ficción.
En una visita organizada con periodistas antes de su apertura al público, el subdirector de proyecto de la filial conjunta, el español Luis Rallo, no podía ocultar su orgullo al ver unas estaciones que contrastan con las vetustas instalaciones tan características del metro londinense.
"Que al final el cliente reconozca que has acabado en tiempo, dentro de presupuesto, habiendo pasado por un Brexit y por una pandemia, más la complicación en sí que tiene hacer una obra de este estilo, pues me siento muy satisfecho", dijo a Efe el responsable de Ferrovial.
Todos los miembros del equipo de la compañía española coincidieron en resaltar las complicaciones que presenta concebir y desarrollar una obra de ingeniería dirigida al público en el Reino Unido, donde las regulaciones alcanzan el mínimo detalle y los procesos de toma de decisiones son muy diferentes.
Según Beatriz Eiroa, arquitecta española que ejerció de "design manager" en el proyecto, "hay muchos requerimientos de seguridad para los acabados y muchos estándares de seguridad; hay muchas cosas que no se piensan y que tienes que pensar".
También Rallo hizo énfasis en lo pormenorizadas que son las exigencias de prevención del cliente, Transport for London -que gestiona el metro-, al recordar que "cada esquina está pensada por si una persona de edad se pueda enganchar, se vaya a hacer daño....".
UN DESAFÍO TÉCNICO
Se trata de la gran primera ampliación del subterráneo londinense desde la década de 1990, lo que implica que técnicamente hubo que hacer una importante labor de actualización.
En 2017, dos tuneladoras, Helen y Amy, enlazaron Battersea con Kennington, desde donde parte la extensión. La primera recibió el nombre de Helen Sharman, la primera astronauta británica, mientras que la segunda fue bautizada en honor de Amy Johnson, pionera de la aviación.
En total, más de 3,25 nuevos kilómetros que añadir a la laberíntica red que une bajo tierra Londres y sus alrededores. El proyecto presume igualmente de haber instalado el mayor cruce de vías, con 147 metros, de todo el subterráneo de Londres.
Además de las dos nuevas estaciones, se han construido dos sitios auxiliares, Kennington Green y Kennington Park, destinados a proveer infraestructura eléctrica, ventilación, control de humos y accesos de emergencia.
Rallo reconoció que ha habido "innumerables" problemas técnicos como hacer vía, porque en Londres no se había hecho en los últimos años, o poner a funcionar todos los sistemas, de forma que "hablasen" entre sí y con el resto de la red.
Y añadió una reflexión sobre lo que implica trabajar en ingeniería civil en el Reino Unido: "En España somos más latinos, más pragmáticos, la toma de decisiones es mucho más directa. Aquí tienen una animadversión al riesgo importante, y para tomar decisiones tienes que haber convencido a todos los departamentos", explicó, antes de subrayar que pese a todo Transport for London "ha colaborado con nosotros tremendamente".
Enrique Rubio