Viaje del papa, un gesto de inclusión para gitanos eslovacos

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KOSICE, Eslovaquia (AP) — El papa Francisco exhortó a los gitanos eslovacos a integrarse más en la sociedad, en una reunión con la minoría más marginada del país, durante largo tiempo condenada a la discriminación y la pobreza.

En cierto sentido, la visita del papa al asentamiento Lunik IX en Kosice puso de manifiesto hasta qué grado están excluidos: policías y soldados eslovacos formados en la ruta principal al asentamiento impidieron a la gente acceder a la zona de asientos.

Con todo, la visita fue uno de los puntos destacados de su peregrinación de cuatro días a Hungría y Eslovaquia. Era su primera gira desde que pasó por una cirugía intestinal en julio, y reanudaba su agenda de viajes tras casi dos años de parón debido al coronavirus.

Lunik IX es el más grande de unos 600 asentamientos endebles y segregados, donde vive el 20% más pobre de los 400.000 gitanos de Eslovaquia. La mayoría de los poblados carece de servicios básicos como agua corriente, alcantarillado, gas o electricidad.

Francisco reconoció que los gitanos eslovacos han sido objeto de “prejuicios y juicios duros, estereotipos discriminatorios, palabras y gestos infamantes” e incluso malentendidos por parte de la Iglesia Católica. Su visita por sí sola podría ayudar a cambiar las actitudes de los eslovacos, muchos de los cuales ni soñarían con visitar un barrio al cual hasta hace poco la policía se negaba a entrar de noche.

El papa exhortó a la gente a pensar en la generaciones futuras al tratar de superar los obstáculos y la desconfianza de la mayoría eslovaca y tratar de integrarse para dar a sus hijos un futuro mejor.

“Sus grandes sueños no deben chocar con barreras erigidas por nosotros. Merecen una vida integrada y libre”, dijo Francisco. “Se deben tomar decisiones valientes en bien de nuestros niños: promover su dignidad, educarlos de manera tal que puedan crecer de una manera sólidamente fundada en su propia identidad y reciban todas las oportunidades que deseen”.

Francisco comenzó el día celebrando una misa bizantina en Presov, cerca de Kosice, la segunda ciudad más grande de Eslovaquia, en un reconocimiento a los creyentes católicos griegos del país. Durante la misa al aire libre, llena de cánticos, Francisco recordó la persecución que sufrieron los cristianos durante el régimen comunista.

“Pienso aquí en los mártires que en este país llevaron el testimonio del amor de Cristo en los tiempos difíciles, cuando todo aconsejaba el silencio, ocultarse, no profesar la fe”, dijo. “¡Cuántas personas generosas sufrieron y murieron aquí en Eslovaquia en nombre de Cristo!".

Los organizadores esperaban unos 40.000 asistentes. La gente llenó el estadio al aire libre mucho antes de que llegara Francisco mientras un coro cantaba himnos. Los fieles corearon y agitaron banderas blancas y amarillas de la Santa Sede mientras Francisco recorría el lugar en su papamóvil antes de la misa.

“Llegamos aquí a las 3 de la mañana para conseguir el mejor sitio”, dijo Slavka Marcinakova, vecina de Presov. “Que el papa venga a Eslovaquia, sólo se tiene una oportunidad como esta una vez en la vida, estamos muy contentos por esto”.

También acudió a la misa el cardenal polaco Stanislaw Dziwisz, que colaboró durante mucho tiempo con san Juan Pablo II, un papa polaco que hizo tres visitas a Eslovaquia durante su papado de un cuarto de siglo.

El reverendo Michal Ospodar, un sacerdote católico griego de Kosice, dijo que la visita de Francisco daría ánimos a los feligreses locales que sufrieron persecución durante el régimen comunista ateo.

“Nuestra Iglesia sufrió mucho en el pasado porque éramos leales al papa”, dijo. “Por eso nos sentimos agradecidos de que el papa viniera a nuestra región y pudiéramos conocerle en persona”.

Francisco, de 84 años, se ha mostrado en buena forma durante su viaje y claramente disfruta de estar de nuevo de viaje después de que la pandemia, y después su cirugía intestinal en julio, le mantuvieran recluido en el Vaticano.

El lunes fue recibido por la comunidad judía eslovaca en un significativo acto de reconciliación, tras décadas de desconfianza y tensiones después del Holocausto, en el que 68.000 judíos eslovacos murieron en campos de exterminio nazis.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Eslovaquia estuvo liderada por un presidente y sacerdote católico, Jozef Tiso, que gobernó con algunas de las leyes antisemitas más duras de Europa.

El miércoles el papa regresará a Roma tras celebrar su misa más grande, en Sastin, cerca de la capital. Cada 15 de septiembre se celebra un peregrinaje al lugar en honor de la patrona de Eslovaquia, la Virgen de los Dolores.

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Andrea Rosa y Luigi Navarro contribuyeron a este despacho.