Los indígenas llegan al mundo del conservacionismo con exigencias y desconfianza

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Los pueblos indígenas entran este año con plenos derechos en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y consigo traen sus exigencias, pero también su desconfianza e inseguridad.

Walter Quertehuari es un líder del pueblo Wachiperi en Perú. Su comuna, dentro de la reserva Amarakaeri, forma parte de la prestigiosa Lista Verde de la UICN por su labor de protección de la biodiversidad.

En una intervención en línea desde Perú, a causa de las restricciones por el covid-19, Quertehuari recordó a los participantes del Congreso Mundial de la Naturaleza que su pueblo protege las más de 400.000 hectáreas de la comunidad desde hace más de 15 años. Con una tasa de conservación del 98%, recordó con orgullo.

Y ahora los indígenas están listos para recibir pagos por la captura de carbono de sus bosques, es decir, por la capacidad de no contribuir al efecto invernadero.

"Hablamos de cómo se puede vender carbono de la reserva, de tal forma que estos fondos sirvan para implementar el plan de vida plena" de la comunidad, declaró el líder indígena ante los participantes de la primera Cumbre Indígena de la UICN.

El mercado de carbono fue una idea que surgió en el seno de la comunidad medioambiental para luchar contra el cambio climático, y hace años que ya se aplica en varios países.

Pero una iniciativa así de parte de indígenas hace arquear las cejas a más de un activista.

"Hay muchas otras comunidades indígenas que dicen: 'en cuanto le pones un valor monetario a un árbol, alguien va a querer cortarlo, porque esa es la historia de nuestra relación con los occidentales'" explica Peter Seligmann, un veterano conservacionista estadounidense que creó su propia organización, Nia Tero (Nuestra Tierra) para dar cabida a voces indígenas.

Pero Seligmann también reconoce que "las comunidades indígenas tienen derecho a la autodeterminación".

- Engañados demasiado tiempo por demasiada gente -

Relmu Ñamku es una indígena mapuche argentina que por enfrentarse a la policía para impedir la entrada a un yacimiento petrolífero enfrentó juicio en 2015, y finalmente fue absuelta de intento de homicidio.

Ñamku sí pudo viajar a Marsella, con un objetivo claro.

"Tenemos duras críticas a la conservación tal y como se ha gestionado todos estos años", explicó a la AFP.

"Históricamente las áreas protegidas se han creado a través de la usurpación de los territorios de las comunidades" indígenas, acusa.

Formar parte de la UICN, con voz y voto, "puede servir para presionar a nuestros gobiernos", añadió.

Su postura está muy lejos de otros pueblos autóctonos como los navajos en Estados Unidos, que en 2019 decidieron comprar las propias minas de carbón que durante décadas explotaron otras compañías en sus tierras, en Utah.

"No vale la pena" explotar esos recursos, asegura Ñamku, que considera que los indígenas han sido engañados durante demasiado tiempo, por demasiada gente.

- 'Somos naciones, somos pueblos' -

La llegada de los pueblos autóctonos al seno de la UICN ha sido un largo proceso que no ha estado exento de dificultades, reconocen fuentes dentro y fuera la organización.

"Nos han estado invitando (durante años), pero los pueblos indígenas no se consideran organizaciones conservacionistas", explicó a la AFP Victoria Tauli-Corpuz, ex relatora especial de la ONU.

"Somos naciones, somos pueblos", exclama esta líder indígena filipina.

"Y además, la membresía es tan cara... ¿De dónde se creen que sacan el dinero los pueblos indígenas?", dice.

La UICN, en la que gobiernos y oenegés trabajan en pie de igualdad, recuerda que las membresías de las organizaciones varían, desde 300 francos suizos (unos 320 dólares) hasta 20.000 (unos 21.000 dólares). Son cuotas anuales en función de criterios muy precisos, de presupuestos internos, etc.

"Ya desde los años 80 había grupos indígenas miembros de la UICN, de hecho los inuits (esquimales) fueron de los primeros", recuerda Enrique Lahmann, director del Congreso Mundial de la Naturaleza, en entrevista con la AFP.

Esos grupos no tenían derecho a voto. Y el debate duró años, de forma discreta, hasta que se optó por darles una categoría propia.

"Es la primera vez que la UICN hace cambios dentro de sus categorías" recuerda Lahmann.

Los indígenas tendrán voz propia, pero a la hora de votar formarán parte del colegio de organizaciones no gubernamentales, "por recomendación propia", precisó.

- Reticencias mutuas -

Por culpa del covid-19, en Marsella apenas hay una veintena de indígenas activistas, pero llegan con la intención de hablar claro y fuerte.

Su principal reclamo es conseguir que el 80% de la Amazonía sea declarada zona protegida de aquí a 2025.

La moción fue presentada de urgencia, justo con los nuevos derechos de voto adquiridos, por la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).

"Los territorios mejor protegidos del planeta están en los territorios indígenas. Sin financiamiento, sin apoyo de los gobiernos. Y a cambio de eso tenemos el más alto índice de asesinatos de defensores indígenas en nuestros territorios" acusó este domingo en rueda de prensa José Gregorio Diaz Mirabal, coordinador de la COICA.

Falta también allanar otras desconfianzas mutuas. El mundo del conservacionismo es eminentemente científico, el de los indígenas, tradicional.

"Hay reticencia de las comunidades a compartir sus conocimientos" y "reticencia también de los científicos... a causa de la fiabilidad" de la información indígena, reconoció Aissatou Dicko, representante indígena de Burkina Faso.

"África está llena de tabúes", añadió.

jz/me/zm