El pueblo sirio que habla la lengua de Jesús se prepara para las peregrinaciones de verano

Compartir
Compartir articulo

En la antigua aldea siria de Maaloula, obreros armados con rastrillos y carretillas se activan en la estrecha falla rocosa de Mar Takla para preparar la llegada de peregrinos cristianos y turistas estivales después de años de guerra.

Enclavada en la ladera escarpada de las montañas rocosas del Qalamun, a unos sesenta kilómetros al norte de Damasco, Maaloula es invadida todos los años por miles de visitantes, que vienen a pasear por sus callejuelas para escuchar a los habitantes conversar en arameo, la lengua que se hablaba en la época de Jesucristo.

Además de las iglesias y los monasterios, la localidad es famosa por su laberinto de cuevas troglodíticas que sirvieron de refugio a los creyentes que huían de las persecuciones durante los primeros siglos del cristianismo.

Cerca del convento greco ortodoxo de Mar Takla, la falla de Santa Tecla habría salvado a la joven, convertida en el año 67 y perseguida por soldados romanos.

Según la leyenda, a su llegada a Maaloula, la montaña se habría abierto en dos para ofrecerle refugio.

Provistos de palas y rastrillos, otros obreros nivelan el suelo y la grava, levantando también grandes piedras que se desprendieron probablemente de las alturas.

En algunos lugares las paredes casi se tocan, dejando apenas filtrar los rayos del sol.

Los habitantes esperan terminar estos trabajos de mantenimiento antes de la fiesta de la Asunción de la Virgen a los cielos, el 15 de agosto, que atrae a cientos de visitantes.

Antes del conflicto desencadenado en 2011, turistas occidentales y fieles -procedentes sobre todo del Líbano-, se paseaban por millares en este corredor montañoso que serpentea unos 500 metros antes de desembocar en el convento de Mar Takla y el monasterio griego católico de San Sergio y San Baco.

Maaloula, que significa "entrada" en arameo, es el más famoso de los tres pueblos de los alrededores de Damasco donde todavía se practica esta lengua ancestral.

"El desfiladero es uno de los lugares más importantes de Maaloula", cuenta el alcalde de la aldea, Ibrahim al Chaer, reconociendo que el lugar sufrió "negligencia e intemperie", pero también lleva los estigmas de enfrentamientos, bombardeos e incendios.

Los combates llegaron al sector en 2013. Rebeldes y yihadistas vinculados con Al Qaida se apoderaron del pueblo, secuestrando a 13 monjas, liberadas tres meses más tarde. El poder de Damasco finalmente reconquistó la zona en abril de 2014.

Si bien la destrucción en Maaloula no fue tan grande como la que se produjo en otras partes de Siria, los lugares religiosos no se salvaron. Iglesias y monasterios de piedra fueron saqueados y dañados por fuego de artillería, con iconos destruidos y otros robados.

Estos sitios fueron restaurados desde entonces. Pero de los más de 6.000 habitantes que antes tenía Maaloula, sólo 2.000 regresaron después de haber huido. Los demás se instalaron en Damasco o en sus alrededores, o bien se fueron al extranjero.

Yusef Ibrahim, vicegobernador de los alrededores de Damasco, espera dopar "la vida turística y las peregrinaciones" para que vuelvan a sus niveles "anteriores".

"Nos han visitado numerosos jefes de Estado, entre ellos el venezolano Hugo Chávez y el estadounidense Jimmy Carter", explica con orgullo.

"La gente vienen a la garganta de Maaloula para rezar (...) Aquí Dios está más cerca de los corazones", añade el responsable. "Me sentiré muy feliz al ver llegar nuevamente a los visitantes", afirma.

mam/lar/tgg/mdz/mab/mb