Una bomba de relojería postraumática se cierne sobre Gaza

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"Esperaba encontrarlos vivos bajo las ruinas", murmura Ola a un psicólogo de Gaza mirando fijamente en un teléfono móvil la foto de su hermana y de sus cuatro hijos, muertos en un bombardeo israelí.

La joven se enjuga las lágrimas ante el psicólogo que se interesa por su situación y la de las familias de los más de 60 niños y adolescentes palestinos muertos en la "guerra de 11 días" con Israel.

Del 10 al 21 de mayo el ejército israelí bombardeó la Franja de Gaza, un pequeño territorio de más de dos millones de personas, en respuesta a los cohetes disparados por el movimiento islamista Hamás contra Israel.

Uno de los bombardeos devastó el barrio de Al Rimal en la ciudad de Gaza y pulverizó el edificio donde vivía Abeer, la hermana de Ola.

Diez horas después de la destrucción, los socorristas sacaron de entre los escombros al marido de su hermana, Riad, y a su hija de ocho años, Suzy. Pero Abeer y los otros cuatro hijos del matrimonio no sobrevivieron.

"No paro de pensar en mi hermana y sus hijos que pueden haber estado vivos durante horas bajo las ruinas. Y estoy conmocionada, ahora tengo miedo de perder a mis hijos", explica Ola Ashkantana, quien se niega a tomar ansiolíticos.

En la habitación de al lado, Suzy está sentada sobre las rodillas de Riad mientras Hasan al Khawaja, un médico especializado en salud mental, propone empezar una psicoterapia.

"Me ahogo. Incluso pensé en irme a vivir al cementerio para estar con ellos", dice Riad, quien se quedó mudo durante días después de la tragedia, según su familia. "Nunca volveré a ser el mismo".

Ola y Riad no son los únicos desesperados.

- "Recaída" -

La guerra de Gaza, la cuarta desde 2008 en esta franja bajo bloqueo israelí, destruyó mil apartamentos, oficinas y comercios. Pero los pocos psiquiatras y psicólogos del enclave temen tener que "reconstruir" cientos de miles de almas.

"Una parte considerable de la población sufre TEPT (trastorno por estrés postraumático)" heredado de guerras pasadas, afirma el doctor Khawaja. Y cada guerra provoca "recaídas" y "reacciones agudas al estrés".

Este estrés intenso, si no se trata, puede convertirse en TEPT, por eso es muy importante tener equipos especializados para intentar prevenir una explosión de casos en los próximos meses.

"Después de la guerra, hay que ir al terreno, pero no se puede simplemente evaluar el sufrimiento de la gente y luego decirles 'adiós' (...) tenemos que poder ayudarles", afirma el experto.

En el hospital al-Awda, en Jabaliya, en el norte de la Franja de Gaza, Bilal Daya, de 24 años, tiene el brazo derecho roto, un agujero en la pantorrilla y la pierna izquierda con tablillas. Pero sus heridas físicas no son lo que más preocupa a los médicos.

Una noche de mayo Bilal bebía té fuera del domicilio familiar, en el este de la Franja de Gaza, cuando un vecino resultó herido en un bombardeo.

"Pedía ayuda a gritos, intenté llevarlo a cuestas, pero hubo otro bombardeo. Sentí una especie de zumbido enorme en mis oídos, y a mi alrededor había pedazos de cuerpos humanos, humo, no me sostenía en pie, estaba herido por un obús", cuenta.

Bilal, quien dice que no es un combatiente, avanzó a rastras para ser rescatado, pero otras siete personas del barrio murieron. En el hospital tiene la mirada perdida. Nada que ver con el chico alegre de la foto que trajo su padre.

Bilal está abatido por una "reacción aguda al estrés". Mahmud Awad, un psicólogo palestino de Médicos Sin Fronteras (MSF) se ocupa de él para evitar que el trauma lo devaste.

"Es el trauma más importante de su vida. Intentamos evitar que dentro de unos meses caiga en el TEPT. Por el momento está en estado de shock y en la negación, tiene tendencia (...) a hablar sobre Gaza en general, pero sin hablar demasiado de él", resume Awad.

- "Sin cura" -

La guerra de 2021 fue más corta que la de 2014 y causó menos muertos y desplazados, "pero las consecuencias psicológicas serán mayores", declaró el psiquiatra Yaser Abu-Jamei, director del Programa comunitario de salud mental en Gaza (GCMHP), una oenegé local.

Esta guerra "fue en toda (Gaza) y de una intensidad sin precedentes, sentías que la muerte estaba ahí, que no podías decir a tus hijos que todo saldría bien".

En Gaza, donde ninguna universidad ofrece una especialidad completa en psiquiatría, los servicios de salud mental no dan abasto y algunos especialistas dudan que el término TEPT sea el más apropiado para definir el estado de sus pacientes.

"Hay traumas de la vida privada, del pasado, el bloqueo israelí, las bombas, por lo tanto no hay una situación postraumática, propiamente dicha", explica el doctor Samir Zaqut, especialista en salud mental.

"Aquí la población vive en condiciones traumáticas. Es un proceso continuo. La gente intenta adaptarse, pero realmente no puede, y eso también conduce a una alta tasa de depresión y ansiedad", subraya el psiquiatra Fadel Ashur.

El doctor Zaqut añade: "Para curar, hay que estar en un lugar seguro, pero en Gaza (...) no hay un lugar seguro. Por lo tanto, se puede hablar de adaptación, de resiliencia, pero no de curación".

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