El sueño olímpico de Asif Sultani, un afgano refugiado en Australia

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Asif Sultani, afgano refugiado en Australia, afirma haber visto "algunas de las caras más sombrías" del ser humano. Su pasado tumultuoso le condujo al karate, una disciplina en la que espera poder brillar en Tokio dentro del equipo olímpico de refugiados, para dar esperanza a sus compañeros de infortunio.

"Las artes marciales son una cuestión de respeto, de disciplina, de honor, de lealtad y de resiliencia", enumera este deportista. "Eso ha sido una gran parte de mi vida. Eso me salvó cuando era niño", asegura.

Asif Sultani nació hazara, una etnia perseguida en Afganistán por ser ampliamiento chiíta en un país mayoritariamente sunita. Sus rasgos mongoles les hacen fácilmente reconocibles para el resto de la población.

Muchos hazaras han muerto asesinados, especialmente bajo el yugo talibán, entre 1996 y 2001. Desde 2015, centenares de ellos han muerto en atentados generalmente reivindicados por el grupo Estado Islámico.

El último de ellos, cometido a mediados de mayo, fue delante de una escuela de niñas y causó más de 50 muertos y 100 heridos en un barrio hazara de Kabul.

El futuro karateka era todavía un niño cuando su familia huyó de Afganistán, de sus décadas de guerra y de las persecuciones. El viaje hacia Irán, el gigante chiíta vecino, visto como un refugio natural para numerosos hazaras, fue "abominable", según cuenta.

- 'Corazón roto' -

Fueron robados por hombres armados, se les aterrorizó con ser secuestrados durante el trayecto y vivieron una pesadilla. La familia Sultani fue escupida, golpeada y acosada en un país que acogió más de dos millones de refugiados afganos, pero donde son considerados uno de los eslabones más bajos de la sociedad y generalmente como mano de obra a merced de jefes y patrones.

Asif se orientó a las artes marciales para poder defenderse. Pero sin papeles en regla fue expulsado del club en el que entrenaba.

"Me quedé con el corazón roto", cuenta a la AFP. "Fue realmente duro para mí, era lo único que tenía", afirma.

Transformó entonces su jardín en un dojo, copiando los movimientos de Bruce Lee. "Él me inspiró cuando yo era niño", recuerda.

Una máxima del maestro le marcó especialmente: "No abandones nunca tus sueños".

Con 16 años, el adolescente Asif fue expulsado solo, sin su familia, a Afganistán. En su país era una víctima fácil y decidió emprender la ruta del exilio, esa vez con rumbo a Australia.

El recorrido siguió siendo peligroso. Estuvo cerca de morir cuando el agua llegó al barco clandestino que le transportaba desde Indonesia a Australia. El pánico se apoderó de los migrantes que iban a bordo y muchos se pelearon por los pocos chalecos salvavidas disponibles.

Asif Sultani no se movió, incapaz de despegar su mirada de un niño que continuaba jugando, indiferente a la tensión que había a su alrededor. La embarcación finalmente no naufragó.

- 'Naces refugiado' -

"Él no tenía ni idea de que podíamos ahogarnos. Eso me recordó mi propia infancia", cuenta este karateka, que dispone de una beca del Comité Olímpico Internacional (COI) y que lucha por una plaza en el equipo olímpico de refugiados, que tras su estreno en Rio-2016 repite en Tokio-2020.

Para motivarse en la búsqueda del objetivo, Asif podrá recordar sus tres meses pasados en un centro de retención en Australia, donde recuerda que su entrenamiento concienzudo le hizo ganarse el apoyo de los vigilantes.

También puede acordarse de sus primeros pasos en su nueva vida australiana, sin dinero ni coche. De los veinte kilómetros a recorrer cada día corriendo para ir a la escuela o al dojo, y la misma distancia que tenía que hacer de vuelta.

"Viendo el primer equipo olímpico de refugiados en Rio, me dije que yo podía formar parte de ese equipo, que no me representa solo a mí, sino a millones de otras personas en el mundo", dice.

"Cuando naces, no tienes opción, naces refugiado. El apoyo de la gente significa todo para nosotros porque lo hemos perdido todo", subraya.

Mientras espera para saber si podrá ir a Tokio, Asif Sultani se fija un objetivo más allá de las medallas: dar a los niños desplazados por el mundo un modelo con el que identificarse, algo que él nunca tuvo.

al/arb/jf/pm