El canciller austriaco, Sebastian Kurz, en aguas turbulentas

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El joven canciller Sebastian Kurz, el niño prodigio de la política austriaca, atraviesa un mal periodo en su fulgurante carrera, con la apertura esta semana por la fiscalía de una investigación por falsa declaración en un caso de corrupción.

Agotamiento de su electorado con el covid-19, revés europeo sobre las vacunas y ahora, la justicia que le tiene en su punto de mira. Este político que parecía invencible hace solo un año, elogiado entonces por su gestión "modélica" de la pandemia, parece haber perdido su "baraka" (suerte).

Si le llegan a inculpar, lo que él mismo dice temer, se convertiría en el primer canciller en ejercicio acusado por la justicia en la historia de este país de la Unión Europea, de 8,9 millones de habitantes.

La justicia trata de saber si el dirigente conservador de 34 años mintió conscientemente el año pasado, después de haber prestado juramento ante una comisión parlamentaria, en la que negó su intervención en el nombramiento de un allegado al frente de una empresa pública.

- Emoticones de "besos" -

Los antiguos SMS intercambiados entre él y este hombre, Thomas Schmid, han salido a la luz.

"Tienes todo lo que quieres", escribió Sebastian Kurz a su interlocutor, con un emoticón de "besos", mientras que éste respondía que "adoraba a su canciller".

Pese a estas "turbulencias", "las más serias desde que asumió el poder", según el politólogo Thomas Hofer, el jefe del gobierno ha rechazado cualquier falta y rechaza dimitir.

"No he dicho nada que no sea cierto", aseguró a la prensa.

El diario conservador Die Presse aseguró el viernes que este "habituado al éxito" atraviesa la fase "más delicada" de su vida política.

No es la primera vez que está en apuros. En mayo de 2019, durante el primer mandato de Kurz, en coalición con la extrema derecha del FPÖ, un vídeo mostraba al responsable de esta formación, el vicecanciller Heinz-Christian Strache, proponiendo negociar financiación oculta con una mujer que se hizo pasar por la sobrina de un oligarca ruso.

La difusión de este vídeo grabado en 2017 con cámara oculta, tuvo el efecto de una bomba, dinamitando el gobierno y provocando elecciones anticipadas.

- Comentarios poco halagadores -

Este episodio no impidió a Sebastian Kurz reforzar los resultados de su partido en las legislativas de septiembre de 2019, victoria seguida de una alianza inédita con los ecologistas.

Desde entonces, la justicia trata de comprobar si los casos de corrupción evocados en el famoso vídeo son probados.

El Parlamento ha creado su propia comisión de investigación.

El domicilio del ministro de Finanzas, cercano al canciller, ha sido allanado en uno de los capítulos de este escándalo del llamado 'Ibizagate', porque ocurrió en la isla española.

Con el 46% de las intenciones de voto hace un año, el Partido Cristiano-Demócrata ÖVP, pilar de la política austriaca desde la guerra, ha perdido 13 puntos en un año, según un sondeo realizado en abril.

La oposición de la extrema derecha pasó en el mismo periodo de 10 a 18% y los socialdemócratas de 17 a 25%.

Cuando esperaba "recuperar un poco de terreno perdido en los últimos meses gracias a la mejora de la situación sanitaria" y el fin de las restricciones, el gobierno "sufre por la atención dedicada" a los problemas judiciales de su jefe, estima Hofer, preguntado por la AFP.

La prensa multiplica los artículos poco halagadores y acusa a Sebastian Kurz, que critica abiertamente a la fiscalía, de socavar el Estado de derecho.

El canciller también está en el punto de mira de sus socios de la Unión Europea después de haber denunciado en primavera un acceso desigual a las vacunas entre los países prósperos y los países pobres pero se negó a ceder sus cuotas para reequilibrar la distribución.

Un grupo de diplomáticos fustigó entonces su "egoísmo" y "falta de solidaridad".

Pese a estos contratiempos, Kurz conserva una enorme ventaja sobre sus adversarios políticos. "Pese a las investigaciones, sigue siendo un canciller popular", observa Julia Partheymüller, de la Universidad de Viena.

"A nivel nacional, no hay ninguna corriente nacional que emerja realmente a su medida", confirma el analista Peter Hajek.

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