Tribus indígenas esperan que tribunal de Taiwán proteja sus tradiciones de caza

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Antes de dirigirse a las montañas de Taiwán con su rifle artesanal, el cazador indígena Tama Talum suele rezar y hacer ofrendas a los espíritus con vino de arroz y nuez de areca.

Talum, de 62 años, fue uno de los centenares de miembros de la tribu Bunun que participaron la semana pasada en el Mala Hodaigian, un festival anual que honra tanto a los cazadores como a los animales salvajes.

Pero en las festividades de este año, los participantes estaban pendientes, sobre todo, del histórico fallo que el Tribunal Constitucional debe anunciar el viernes y puede tener importantes consecuencias para los pueblos aborígenes.

El tribunal debe determinar, a raíz de una sentencia de cárcel contra Talum, si las restricciones de caza impuestas a los aborígenes son discriminatorias y, por lo tanto, inconstitucionales.

"Para los indígenas, cazar es un acto de supervivencia y es nuestra cultura", dice Talum a la AFP desde su bucólica vivienda en el condado de Taitung, en el sur de Taiwán, donde este antiguo conductor de remolques siembra verduras y cuida a su madre de 99 años.

Los problemas de Talum con la justicia empezaron hace ocho años cuando fue a cazar comida para su madre, que según él estaba acostumbrada a comer carne de animales salvajes.

Fue detenido por matar un muntiacus o muntjac (una especie de cérvido) y un capricornis de Formosa con un rifle modificado, y acusado de poseer armas ilegales y cazar especies protegidas.

Fue condenado a tres años y medio de cárcel.

La acusación suscitó la ira de las comunidades indígenas de Taiwán, que se niegan a aceptar las restricciones legales modernas que han cercenado sus tradiciones.

Como dice Dahu, un cazador de 42 años y amigo de Talum: "El tribunal debería reconocer que la caza forma parte de nuestra cultura y no es un crimen".

- Límites estrictos -

Bajo la legislación actual, los cazadores indígenas solo pueden utilizar armas artesanales, que según ellos, son peligrosas y han causado heridas - y cazar en días específicos con autorización previa.

La condena a Talum llegó hasta el Tribunal Supremo, que ratificó el fallo y su pena de cárcel.

Pero los jueces tomaron una decisión inhabitual y pidieron al Tribunal Constitucional que se pronuncie y valore si la actual legislación viola los derechos de las comunidades indígenas.

Una sentencia del mismo Tribunal en 2017 convirtió a Taiwán en el primer país de Asia que legalizó el matrimonio del mismo sexo.

Los activistas esperan que un fallo a su favor empiece a reparar algunas de las restricciones legales y sociales impuestas a las comunidades indígenas.

Pero la campaña preocupa también a algunos activistas de los derechos animales y conservacionistas.

Pero los grupos indígenas aseguran que se puede llegar a un equilibrio.

"Cazamos animales para comer, no para venderlos o hacer dinero", alega Talum, que empezó a cazar con su padre a los 11 años.

"No es que vayamos a cazar cada día o tratar de acabar con los animales".

- Culturas austronesias -

Taiwán reconoce que las tribus indígenas vivieron durante miles de años de forma similar antes de la llegada de los primeros inmigrantes procedentes de China continental en el siglo XVII.

Son austronesios -sus idiomas, sus culturas y tradiciones están mucho más cercanas a las poblaciones del sureste asiático y al Pacífico que a China.

Mucho más parecidos a las poblaciones originarias de Australia y América, los primeros habitantes de Taiwán fueron decimados por oleadas de inmigración y han tenido que enfrentarse a una larga historia de discriminaciones tanto bajo la colonización japonesa como la dictadura del Kuomintang.

Actualmente representan un 2,5% de los 23 millones de habitantes de Taiwán y siguen marginados, mal pagados y con altos niveles de desempleo y pésimos indicadores de salud.

Taiwán se ha transformado en una de las democracias más progresista de Asia en las últimas décadas y existe una concienciación creciente de que los errores del pasado pueden ser corregidos.

En 2016, el presidente Tsai Ing-wen -el primer líder de Taiwán con sangre indígena- pidió perdón por el trato que habían dispensado los gobiernos de la isla a su población autóctona.

- 'Respeto mutuo" -

La campaña por los derechos de caza tradicional está considerada como un test legal para la cultura indígena.

Las habilidades cazadoras se transmiten de generación en generación. Pero Talum dice que su condena ha disuadido a algunos jóvenes.

"Cuando vamos a las montañas estamos de buen humor pero nos embarga la ansiedad cuando descendemos", dice.

Husung, un soldado profesional de 28 años y miembro de la tribu Bunun, dice que estaba dividido entre querer seguir las tradiciones y preocupado por si lo sorprendían cazando.

Y teme que la caza se pueda perder como muchas otras tradiciones indígenas.

"¿Cómo podemos transmitir las tradiciones a las próximas generaciones si tenemos miedo de cazar?

Piya, un profesor de danza de 27 años, de la tribu Paiwan, dice que una victoria legal sobre la caza solo sería un principio ya que sus comunidades "siguen sufriendo muchas injusticias" como la pérdida de los derechos ancestrales de la tierra.

Buena parte de lo que fue territorio tribal forma parte ahora de los parques nacionales en Taiwán, lo que no hace más que acrecentar las disputas por la caza, la pesca y la recolección para lo que se necesitan permisos.

"Somos los dueños originarios de Taiwán y queremos respeto mutuo", dice Piya.

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