Biden celebra que EEUU "está avanzando de nuevo"

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró triunfante este miércoles ante el Congreso los avances en la lucha contra la crisis sin precedentes por la pandemia, y expresó su voluntad reformadora, prometiendo apoyar a los trabajadores "olvidados" e instando a que los más ricos paguen una cuota impositiva "justa".

En vísperas de cumplir los primeros y simbólicos 100 días en el poder, Biden describió que recibió un país en "crisis", golpeado por la peor pandemia de la historia y la peor crisis económica desde la Gran Depresión, pero también por el trauma del ataque al Capitolio perpetrado el 6 de enero por partidarios del entonces presidente Donald Trump.

Pero su primer mensaje ante los legisladores fue de optimismo y presumió del éxito del masivo plan de vacunación y también elaboró con más detalle su ambiciosa agenda económica para ayudar a la clase media y aumentar los impuestos para los más ricos.

"Ahora, después de sólo 100 días le puedo reportar al país, que Estados Unidos está avanzando de nuevo", dijo el mandatario demócrata.

El mandatario señaló que el plan de vacunación ha logrado que más de la mitad de la población adulta haya recibido ya al menos una dosis y que desde enero las muertes por el covid-19 han caído en un 80% en el país del mundo donde más personas han fallecido por el coronavirus.

"Nuestro progreso en estos 100 días contra una de las peores pandemias de la historia es uno de los éxitos logísticos más grandes que nuestro país jamás haya experimentado", afirmó.

Biden recibió aplausos al entrar al hemiciclo, pero la bienvenida estuvo alejada del estruendo que suele acompañar a los mandatarios en esta ceremonia, muy mermada este año por las restricciones de la pandemia.

Al subir al podio y ser recibido por la vicepresidenta Kamala Harris y la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, Biden las saludó por sus cargos, marcando la primera vez que los dos puestos son denominados en femenino al mismo tiempo.

"Ya era hora", celebró Biden.

- "Pagar su justa cuota" -

El gran plan presentado por Biden en esta tradicional cita de la política estadounidense ya ha despertado la ira de los republicanos por su ambicioso alcance: prevé un billón de dólares en inversiones, especialmente en educación, y 800.000 millones en recortes de impuestos para la clase media.

Este plan está orientado a crear "millones de empleos" y según Biden el 90% de los empleos en infraestructura están pensados para personas sin una titulación universitaria.

El mandatario prometió que estos serán empleos bien pagados que no pueden ser llevados al extranjero.

"Yo sé que algunos de ustedes en casa se preguntan si estos empleos son para ustedes, ustedes se sienten dejados atrás y olvidados en una economía que está cambiando rápidamente", afirmó Biden.

Para financiarlo, el demócrata propuso cancelar los recortes impositivos a los más ricos aprobados en la administración de Donald Trump, y aumentar los impuestos para los más ricos.

"Es hora de que las empresas estadounidenses y el 1% más rico de los estadounidenses empiecen a pagar su cuota justa", defendió.

Y todo, sobre una promesa: ningún estadounidense que gane menos de 400.000 al año verá aumentar sus impuestos, indicó un miembro del gobierno que pidió no ser identificado.

El discurso marca el inicio de un agrio debate en el Congreso, ya que si bien su plan de alivio para una economía muy lastrada por la pandemia por 1,9 billones de dólares logró superar los obstáculos, el debate sobre su gigantesco plan de infraestructura y su reforma educativa generan más divisiones.

- Una visión "socialista" -

El plan requiere de la aprobación de un Congreso muy dividido, con una leve mayoría de los demócratas, pero que no garantiza la tramitación de los proyectos.

El senador republicano Ted Cruz -que durante la ceremonia estuvo bostezando- criticó que el mandatario proyectó una visión "socialista" y resumió el discurso como "aburrido pero radical".

En su discurso, Biden también apuntó hacia otro tema potencialmente conflictivo, al llamar a los legisladores a aprobar este año una ley migratoria que otorgue protección a los jóvenes indocumentados llegados al país siendo menores, conocidos como "soñadores".

"Vamos a terminar esta agotadora guerra sobre la inmigración (...) Ahora es hora de arreglarlo", afirmó el mandatario, que busca marcar una diferencia con respecto a la dura política adoptada por su predecesor.

Los discursos presidenciales en el Capitolio están marcados por la pompa y la solemnidad, pero este año, la ceremonia de un poco más de una hora se desarrolló en un ambiente particular, marcado por la pandemia.

En lugar de las 1.600 personas que suelen asistir, el aforo fue de 200, lo que dejó por fuera a algunos miembros del gabinete. Y los legisladores debieron proponer una lista de invitados, pero "virtual".

En el frente diplomático, Biden reafirmó una postura firme frente a Pekín y a Moscú, pero señaló que está dispuesto al diálogo.

Con China indicó que su país "celebra la competencia y que no busca el conflicto", pero indicó que su país está listo para defender sus intereses en todos los "ámbitos".

Con respecto a Rusia, dijo que le dejó claro a su homólogo Vladimir Putin que no busca una "escalada" pero matizó afirmando que "sus acciones tienen consecuencias".

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