Más de 520 muertos en Birmania, donde los grupos rebeldes armados amenazan a la junta

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Más de 520 civiles han muerto a manos de las fuerzas de seguridad desde el golpe de Estado del 1 de febrero en Birmania, y las facciones rebeldes armadas amenazan ahora con unirse a las protestas contra la junta si continúa el derramamiento de sangre.

Haciendo oídos sordos a las condenas y sanciones occidentales, los generales birmanos continúan con su mortífera represión en un intento de frenar las protestas y huelgas prodemocracia que sacuden el país desde el golpe de Estado que derrocó el gobierno civil de Aung San Suu Kyi.

En total 521 personas, entre ellas numerosos estudiantes y adolescentes, murieron por disparos de policías y militares en los últimos dos meses, según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP),l a que admite firma que el saldo sea "probablemente mucho mayor".

Este martes, los manifestantes de la capital económica, Rangún, llenaron las calles de basura en un nuevo acto de resistencia.

Ocho personas murieron el martes en el estado de Shan, y también se registraron víctimas mortales en los estados de Kashin, Mandalay y Bago, según la AAPP.

Medios estatales también informaron de la muerte de un manifestante en South Dagon, un suburbio de Rangún, en tanto las autoridades investigan la explosión de una bomba en una comisaría de policía en la ciudad de Bago, donde varios agentes resultaron heridos.

Los bombardeos de la junta también mataron a seis personas en el estado de Karen, en el este del país, según la Unión Nacional de Karen (KNU), uno de los mayores grupos armados de Birmania.

- Advertencia de grupos rebeldes -

Ante el derramamiento de sangre, varias facciones rebeldes amenazaron el martes con tomar las armas contra la junta.

Si las fuerzas de seguridad "siguen matando civiles, colaboraremos con los manifestantes y tomaremos represalias", indicó una declaración conjunta, firmada entre otros por el Ejército de Arakan (AA), un grupo armado con varios miles de hombres e importantes recursos.

"La situación corre el riesgo de convertirse en una guerra civil total", declaró a la AFP Debbie Stothard, de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).

Desde la independencia de Birmania en 1948, multitud de grupos étnicos han entrado en conflicto con el gobierno central para conseguir más autonomía, acceso a los numerosos recursos naturales del país o una parte del lucrativo tráfico de drogas.

En los últimos años el ejército había acordado un alto el fuego con algunos de ellos e incluso había retirado al AA de su lista de organizaciones terroristas a mediados de marzo.

Pero este fin de semana, la junta lanzó ataques aéreos en el sureste, dirigidos a la KNU después de que ésta tomara una base militar y matara a varios soldados. Se trataba de los primeros ataques de este tipo en la región en 20 años.

Este martes, la junta lanzó más bombardeos pero Padoh Saw Taw Nee, responsable de Relaciones Exteriores de la KNU, afirmó que el grupo armado continuaría "apoyando fuertemente el movimiento del pueblo contra [el] golpe de Estado militar".

Unas 3.000 personas huyeron de la violencia a la vecina Tailandia, según organizaciones locales.

El Ministerio Tailandés de Relaciones Exteriores indicó el martes que unas 2.300 personas habían vuelto a Birmania y que cerca de 550 seguían en Tailandia.

Sin embargo, Hsa Moo, una activista de Karen, declaró a la AFP que las autoridades tailandesas "les dijeron [a los refugiados birmanos] que tenían que volver a casa, que ya no había combates" y aseguró que Tailandia está bloqueando a las organizaciones humanitarias, incluido el ACNUR.

Pero Tanee Sangrat, portavoz del ministerio de Exteriores tailandés, negó esas informaciones. Seguiremos "atendiendo a los que están en el lado tailandés mientras evaluamos la evolución y las necesidades sobre el terreno", dijo.

La policía tailandesa indicó que había interceptado diez paquetes que contenían unas 100 granadas y 6.000 cartuchos destinados a la ciudad fronteriza de Tachileik.

- Preocupación internacional -

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el miércoles para tratar sobre la situación, informaron fuentes diplomáticas, después de que el Reino Unido pidiera una reunión del emergencia.

China, que no condenó formalmente el golpe, pidió prudencia a militares y manifestantes el lunes.

Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea impusieron sanciones en respuesta al golpe de Estado, pero la presión diplomática no han logrado que los militares disminuyan la represión.

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