Trabajo detectivesco para rastrear el destino de las víctimas de Auschwitz

Compartir
Compartir articulo

Nombre tras nombre, fecha tras fecha, los expertos del museo de Auschwitz Birkenau rastrean el destino de las víctimas de este campo de exterminio nazi, símbolo del Holocausto, gracias a unos archivos hasta ahora cerrados.

La archivera Ewa Bazan no oculta su emoción ante la nueva información sobre los prisioneros del campo de concentración, disponible gracias a un proyecto conjunto de dos años con los grandes archivos de Arolsen en Alemania.

"Cuando empezamos este proyecto, no sabíamos qué esperar", explica a la AFP.

En el marco del proyecto ya se han catalogado más de 120.000 documentos, desconocidos o que arrojan luz sobre el destino de los presos.

Entre ellos se encuentran detalles sobre el exresistente y pintor francés Leon Delarbre y el polaco Franciszek Jazwiecki, autor de numerosos retratos de prisioneros del campo, mencionado sólo una vez en los archivos de Auschwitz Birkenau.

Los dos pintores fueron trasladados, con sus expedientes, a Buchenwald y es en los archivos de este otro campo nazi, conservados en Arolsen, donde se encontró nueva información.

Estos descubrimientos son tanto más valiosos cuanto que los alemanes quemaron 90% de la documentación de Auschwitz Birkenau, mientras que la de Buchenwald se salvó en gran medida.

"Unas 400.000 personas fueron registradas a su llegada al campo de Auschwitz, mientras que se calcula que 905.000 víctimas de la cámara de gas fueron asesinadas inmediatamente después de bajar de los vagones, sin que quede ningún rastro", precisa a la AFP Krzysztof Antonczyk, responsable del depósito digital del museo, que recoge información sobre los prisioneros.

"Sus nombres a veces sólo aparecen en las cartas de transporte emitidas por los nazis", añade.

- Nuevos nombres -

La nueva información encontrada en Arolsen se refiere a unos 30.000 prisioneros de Auschwitz. De ellos, entre 3.000 y 4.000 nombres aparecen por primera vez.

El archivo Arolsen contiene alrededor de 30 millones de documentos, incluidos los procedentes de los antiguos campos de concentración nazis, los guetos, las SS y la Gestapo.

Durante muchos años, el archivo sólo proporcionó información a las familias de los presos, pero en 2007 se abrió a la investigación científica.

Los documentos a veces contienen información inesperada, comenta Bazán. Una sola tarjeta puede arrojar luz sobre los miembros de la familia del prisionero, sus nombres y edades, si también fueron prisioneros de Auschwitz o de otro campo, si murieron allí o si fueron trasladados a otro lugar.

"Con un solo nombre, podemos aprender cosas sobre otros personas que no conocíamos", explica, "es un poco como los rompecabezas".

En las tarjetas de Buchenwald redactadas a nombre de los hermanos Jeno y Mor Hoffmann, que fueron deportados de Hungría a Auschwitz, en mayo de 1944, y luego trasladados a Buchenwald, antes de ser enviados de nuevo a Auschwitz, figuran los nombres de sus padres y esposas, también prisioneros en el campo.

Hasta ahora, estos nombres eran desconocidos.

Actualmente, en el museo de Auschwitz figuran unos 300.000 nombres de prisioneros.  El proyecto conjunto de Arolsen y el sitio de Auschwitz nació "de la necesidad del corazón", dice Bazán.

"Cuando alguien acudía a nosotros en el museo con la esperanza de saber algo sobre sus seres queridos y no podíamos decirle nada, también era traumático para nosotros", añade la archivera, que lleva 20 años trabajando en el museo.

"Cada pequeño detalle es importante para los familiares de las víctimas", subraya, y lamenta que "algunos nombres se pierdan para siempre".

bo/dt/mab/mb