¿Tienes miedo de la escuela? Niña boliviana toma clases virtuales en cementerio

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Jeanete Alanoca, quien trabaja en un cementerio, ayuda a su hija Neydy, una estudiante boliviana de primaria, con sus clases virtuales durante el brote de coronavirus en el Cementerio General de La Paz, Bolivia, el 16 de marzo de 2021. Foto tomada el 16 de marzo de 2021. REUTERS/Santiago Limachi
Jeanete Alanoca, quien trabaja en un cementerio, ayuda a su hija Neydy, una estudiante boliviana de primaria, con sus clases virtuales durante el brote de coronavirus en el Cementerio General de La Paz, Bolivia, el 16 de marzo de 2021. Foto tomada el 16 de marzo de 2021. REUTERS/Santiago Limachi

Por Santiago Limachi

LA PAZ, 19 mar (Reuters) - Neydi, un estudiante de escuela primaria boliviana, ingresa a clases virtuales como muchos niños de todo el mundo durante la pandemia. La única diferencia es el escenario: lo hace rodeada de lápidas en un cementerio público en la ciudad de El Alto de La Paz.

Bolivia ha mantenido sus escuelas en gran parte cerradas durante el brote de COVID-19, lo que ha llevado a muchos padres a encontrar formas novedosas de hacer que sus hijos estén en línea para la clase, especialmente con conexiones limitadas a internet y altos costos de datos móviles.

La madre de Neydi, Jeanete Alanoca, una indígena aymara de 30 años que se gana la vida trabajando en el Cementerio General de La Paz, decidió traer a su hija para hacer uso del wifi gratuito de la zona.

Alanoca alquila escaleras de mano en el cementerio a familiares y amigos que rinden homenaje a sus seres queridos, cuyos restos incinerados a menudo se guardan en compartimentos elevados, en parte para ahorrar espacio.

"La llevo al trabajo para que haga sus deberes, porque estamos en esta pandemia", dijo la mujer a Reuters y explicó que solo tenía un teléfono celular con conexión a internet, por lo que su hija tenía que estar con ella para conectarse.

"Antes de la pandemia, la envié a la escuela y mis suegros también la cuidaban y la recogieron de la escuela. Debido a esta situación en la que estamos, tengo que llevarla al trabajo", explicó.

Alanoca, quien ayuda a su hija con sus tareas en medio de las tumbas, explicó que los datos del teléfono celular eran muy costosos, especialmente cuando se trataba de transmitir una clase. Su hija mayor va con sus suegros para usar su teléfono.

Ella dice que ni la madre ni la hija se desaniman de aprender por el entorno inusual del aula.

"Dicen que el cementerio da miedo, pero no puedo hacer nada al respecto porque de cualquier manera tengo que estar aquí con mi hija y hacer los deberes porque no tengo otro celular. Por eso estamos aquí", afirmó.

(Reporte de Santiago Limachi; escrito por Adam Jourdan; Editado por Walter Bianchi)