Pompeya reabre sus puertas en tiempos de coronavirus

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ARCHIVO - La cantidad de ánforas en la Casa de la Nave Europa, recientemente reabierta, indica que su propietario era un comerciante de vinos. Foto: Florian Sanktjohanser/dpa
ARCHIVO - La cantidad de ánforas en la Casa de la Nave Europa, recientemente reabierta, indica que su propietario era un comerciante de vinos. Foto: Florian Sanktjohanser/dpa

Durante varios minutos el joven guía apostado en la entrada a las ruinas de Pompeya despotrica contra la mafia, las oficinas de turismo dudosas y las reglas por la pandemia de coronavirus que cambian constantemente.

"La situación es un desastre", critica. El guía trabaja aquí durante siete horas diarias. "Pero no viene casi nadie", acota.

Mattia Buondonno está de acuerdo con su colega. El italiano lleva a los turistas por las excavaciones de Pompeya desde 1991. 

Incansablemente cuenta sobre la urbe que quedó sepultada por la lava y las cenizas a causa de la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C. Desde que comenzaron las excavaciones en 1748, la antigua ciudad romana es una de las principales atracciones turísticas en el sur de Italia.

Algunos italianos disfrutan su país sin turismo 

En los buenos tiempos, antes de la pandemia del coronavirus, Buondonno solía hacer tres visitas guiadas al día. Ahora, solo unos pocos visitantes recorren las calles de adoquines de la ciudad de la Antigua Roma. La mayoría son italianos que aprovechan la oportunidad única de visitar esta ciudad sin las masas de turistas.

Pompeya, situada a los pies del Monte Vesubio cerca de Nápoles, ha abierto nuevamente sus puertas el pasado 18 de enero bajo estrictas medidas de higiene debido al coronavirus.

Los visitantes solo pueden entrar en el recinto por la puerta de la plaza del Anfiteatro y deben seguir una ruta predeterminada. Cada 15 minutos se admite un máximo de 500 turistas. Pese a todo, las nuevas normas también tienen sus ventajas.

¿Quién tiene los frescos más bonitos?

Frente a la famosa casa de Julia Felix, por ejemplo, antes había que hacer una larga fila. Ahora no se permiten los grupos de excursiones en autobús y cruceros y solo unas pocas personas pasean por la galería con columnas que rodea el jardín de la gran villa romana. La paz y tranquilidad permiten hacerse una idea de lo que era la lujosa vida de los ricos.

De la pared caía una cascada hacia un estanque, mientras que en los escalones de mármol alrededor se arrellanaban las finas damas y los caballeros sobre cojines. Casi todas las paredes e incluso los techos y las columnas están cubiertas de frescos.

"Las familias competían para ver quién tenía los frescos más bonitos", explica Buondonno.

Para los patricios pudientes, la villa representaba el símbolo de estatus de la familia. La Casa del Fauno Bailarín, por ejemplo, tenía 3.000 metros cuadrados. En comparación, la Casa de los Amantes parece muy modesta. 

Sin embargo, la Casa de los Amantes, que estuvo cerrada al público durante 40 años tras el terremoto en Irpinia, se convirtió desde su reapertura en febrero de 2020 en uno de los puntos culminantes de la visita a Pompeya.

La casa debe su nombre a un grafito poético. Los amantes -según está escrito en un fresco- llevaban una vida como las abejas, es decir dulce como la miel.

Lo más inusual es el pórtico de dos pisos alrededor de un patio interior, que en ningún otro edificio se conserva en tan buen estado.

"Al igual que muchas casas restauradas después del gran terremoto en Pompeya del año 62 (17 años antes de la erupción del Vesubio), la Casa de los Amantes también está pintada según la última moda", explica Buondonno. Es decir, según el último de los cuatro estilos que los arqueólogos distinguen en Pompeya.

La lucha contra el deterioro

Para salvar las ruinas, la Comisión de la Unión Europea (UE) puso en marcha un plan de acción en 2014. En total fluyeron 105 millones de euros (126 millones de dólares), de los cuales unas tres cuartas partes procedían de la UE. El dinero se utilizó además para restaurar la Casa de los Huertos y la Casa de la Nave Europa.

Por el momento, la casa decorada con frescos de diversos árboles frutales permanece cerrada porque solo tiene una entrada y una salida y, por lo tanto, no es compatible con los protocolos para evitar la propagación del coronavirus.

En tanto, la Casa de la Nave Europa puede visitarse nuevamente tras un largo período de restauración. Probablemente en esta casa vivió un comerciante de vino, según estiman los arqueólogos debido al hallazgo de muchas ánforas.

Los frescos más bellos de Pompeya fueron desmontados en el siglo XVIII y trasladados al Palacio real de los Borbones. Hoy en día se pueden ver en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

Pesas de plomo para fortalecer el cuerpo

Una de las visitas que no deben faltar es la exposición en la Gran Palestra, el antiguo gimnasio de Pompeya. En el patio, los atletas levantaban pesas de plomo, corrían o hacían gimnasia y después se refrescaban en la piscina, por la que corría agua del acueducto.

Por su parte, las numerosas tabernas "Thermopolium" tienen un aspecto asombrosamente moderno. Los mostradores con los huecos redondos para las ollas calientes se pueden ver en cada esquina.

Recientemente, los arqueólogos han excavado un restaurante callejero que se mantuvo especialmente bien conservado. El mostrador de ladrillo está decorado con frescos de patos y gallinas.

Además, dentro de las vasijas de arcilla los expertos encontraron huesos de pato y restos de cerdos, cabras, peces y caracoles. Y en una de las paredes del establecimiento hay un dibujo de un perro con la inscripción: "Nicia cinaede cacator" - "Nicia es un cagón desvergonzado".

dpa