Una empresa que sumistra tests de COVID por todo el mundo colaboró con el ejército chino

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FOTO DE ARCHIVO: Soldados del Ejército Popular de Liberación chino marchan frente al Gran Salón del Pueblo en Pekín, China, el 8 de septiembre de 2020. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins
FOTO DE ARCHIVO: Soldados del Ejército Popular de Liberación chino marchan frente al Gran Salón del Pueblo en Pekín, China, el 8 de septiembre de 2020. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins

Por Unknown d76b7d50-21e5-468e-9f18-7a3fa54f1194

SÍDNEY, 30 ene (Reuters) - El grupo BGI, la mayor empresa de genómica del mundo, ha colaborado con el ejército chino en investigaciones que van desde las pruebas masivas de patógenos respiratorios hasta la ciencia neuronal, según ha descubierto Reuters tras un análisis de investigaciones, solicitudes de patentes y otros documentos.

La investigación, que ha analizado más de 40 documentos y trabajos de investigación de consulta pública en chino e inglés, muestra que los vínculos de BGI con el Ejército Popular de Liberación chino (EPL) incluyen la investigación con los principales expertos en supercomputación militar de China. Hasta ahora no se había informado del alcance de estos vínculos.

BGI ha vendido millones de kits de pruebas de COVID-19 fuera de China desde el estallido de la pandemia del nuevo coronavirus, incluidos Europa, Australia y Estados Unidos. Las acciones de BGI Genomics Co, la filial de la empresa que cotiza en la bolsa de Shenzhen, han duplicado su precio en los últimos 12 meses, lo que le da un valor de mercado de unos 9.000 millones de dólares.

Sin embargo, altos cargos en materia de seguridad de Estados Unidos han advertido a los laboratorios estadounidenses de que no utilicen los tests chinos por temor de que China esté tratando de recopilar datos genéticos del extranjero para sus propias investigaciones. BGI ha negado este extremo.

Los documentos consultados por Reuters no contradicen ni apoyan la sospecha estadounidense. Sin embargo, el material muestra que los vínculos entre los militares chinos y BGI son más profundos de lo que se creía anteriormente, lo que ilustra cómo China ha pasado a integrar a las empresas privadas de tecnología en la investigación militar bajo el gobierno del presidente Xi Jinping.

Un grupo de expertos ha advertido recientemente al Gobierno de Estados Unidos de que países adversarios y actores no estatales podrían encontrar y apuntar a debilidades genéticas de la población estadounidense, y un competidor como China podría utilizar la genética para aumentar la fuerza de su propio personal militar.

BGI ha trabajado en proyectos del EPL que buscan hacer que los miembros de la mayoría étnica china Han sean menos susceptibles al mal de altura, según descubrió Reuters, una investigación genética que beneficiaría a los soldados en algunas zonas fronterizas.

Elsa Kania, investigadora adjunta del centro de estudios Center for a New American Security, que ha comparecido ante diversos comités del Congreso de Estados Unidos, dijo a Reuters que el ejército chino ha impulsado la investigación sobre neurocientífica, la edición genómica y la creación de genomas artificiales que podrían tener una aplicación en futuras armas biológicas. Añadió que tales armas no son actualmente viables desde el punto de vista técnico.

El patrón de colaboración de BGI con el ejército chino constituye una "preocupación razonable que había que plantear" a las autoridades estadounidenses, dijo Kania.

En respuesta a las preguntas de Reuters, BGI dijo que se adhiere a las normas internacionales y a las leyes chinas relacionadas con la ciencia abierta, el intercambio de datos y la investigación genómica. Dijo que su colaboración con los investigadores militares es sólo para fines académicos.

"BGI rechaza enérgicamente cualquier acusación sobre los vínculos con el Ejército Popular de Liberación (EPL), en particular en relación con nuestros kits de pruebas de COVID-19", dijo en un comunicado.

El Ministerio de Defensa chino no respondió a las solicitudes de comentarios.

(Información de Kirsty Needham desde Sídney; información adicional de Humeyra Pamuk y Alexandra Alper desde Washington D. C. y de la redacción de Pekín; editado por Kevin Krolicki y Bill Rigby; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)