Polémica por monumento a las víctimas de la isla noruega de Utøya

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Ayudó a los jóvenes aterrorizados de la isla de noruega de Utøya que se lanzaron al agua para escapar a las balas de un asesino fanático.  Diez años más tarde, Terje Lien está furioso. ¿Los agradecimientos? Una medalla... y "un cementerio" bajo sus ventanas.

Temerosos de convertirse en rehenes de un traumatismo constante, el septuagenario y un puñado de vecinos luchan contra el lugar elegido en Noruega para construir un monumento a la memoria de las 77 víctimas asesinadas por el neonazi Anders Behring Breivik.

En un país que desea cicatrizar las polémicas por este doloroso caso, el pequeño grupo de vecinos, lejos de ser mayoritarios, son a veces acusados de egoísmo.

Dotado de 77 columnas, el monumento a la memoria de las víctimas, en construcción, se erigirá en la ribera frente a la isla de Utøya, donde 69 personas murieron el 22 de julio de 2011, en su mayoría adolescentes que participaban en un campamento de la Juventud laborista.

Antes, el neonazi mató a otras ocho personas al hacer explotar una bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo.

Denominado Utøyakaia, el "muelle de Utøya", donde se toma el ferry para llegar a la isla situada a 600 metros, existe desde hace cuatro generaciones.

"Se nos impone un monumento con aires de cementerio: 77 columnas de bronce de tres metros de altura se alzarán a 75 metros de nuestras casas", dice Terje Lien.

- Trastornos psicológicos -

El jubilado de 75 años guarda una memoria viva de esa trágica tarde de un viernes gris, día de su cumpleaños.

Las detonaciones que al principio pensó eran "juegos pirotécnicos". El humo. La gente lanzándose al agua en lo que pensó era "un concurso de natación". Luego su nieto que llega y dice: "están disparando en Utøya".

El barco familiar en el que ambos se embarcan. Los 28 jóvenes que rescatan en las aguas heladas cuando la masacre sigue ocurriendo cerca. El policía que conducen a la isla.

"Cuando llegamos había cuerpos en la playa, cuerpos sobre la tierra. Muchos heridos ensangrentados", recuerda Terje Lien.

Por esos actos de coraje, que también cumplieron otros vecinos, les otorgaron una medalla y un apretón de manos del rey Harald, pero quedó un gusto amargo.

"Queremos seguir adelante", dice. "Pero cuando miremos hacia esa dirección, volverán los recuerdos", agrega, con el dedo dirigido a Utøyakaia, donde se activan las máquinas de construcción.

Dieciséis vecinos demandaron ante la justicia al Estado y a la Juventud laborista para que el monumento sea trasladado, y el proceso está en curso en Noruega.

Quienes demandan temen un "trauma" permanente, que se basa en un informe de expertos que habla del riesgo de trastornos psicológicos a causa del monumento.

Terje Lien asegura haber propuesto, gratuitamente pero en vano, otro terreno para la construcción del monumento.

- "Jerarquía del duelo" -

Un anterior proyecto cerca del lugar también fracasó en 2017 ante la oposición del vecindario.

Les familias de las víctimas pueden por el momento recogerse en un lugar situado en Utøya, pero el nuevo sitio será abierto para todos.

"Para nosotros es muy importante que el monumento sea construido en Utøyakaia, pues fue de ahí donde casi todo se inició", dice Lisbeth Kristine Røyneland, presidenta del grupo de apoyo a las familias de las víctimas, que perdió una hija de 18 años en Utøya.

"De ahí los participantes en el campamento de verano se dirigieron a Utøya, y de ahí el autor de los ataques llegó el 22 de julio y de ahí también gran parte de los operativos de rescate se organizaron", dice Pål Martin Sand, abogado que representa al movimiento de la Juventud laborista.

Los psicólogos hablan de una "jerarquía del duelo" que busca que la pena de las partes menos afectadas por un drama se borre tras la de  las principales víctimas.

Aquí se trata de que residentes, entre los cuales varios apoyaron en 2011 a las víctimas, se eclipsen detrás de la gente socorrida.

La obra puede ser terminada antes del fin de los procesos.

Las autoridades esperan que el monumento esté concluido el próximo verano para el décimo aniversario de la tragedia.

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