Tres afroamericanos comparten su experiencia en Wall Street

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Ser negro en Wall Street es enfrentar prejuicios, a menudo sentirse solo, pero también tener la satisfacción de luchar para mejorar las perspectivas de la comunidad. Tres profesionales afroamericanos de las finanzas relatan su experiencia.

- "Malabarismos entre dos mundos"

"Todos los días en la oficina tienes que cumplir con los estándares", dice Johnita Walker Mizelle.

"No aprendí a esquiar cuando era pequeña, no fui a la universidad con un gran equipo de fútbol, no tengo un tío corredor. Salir a tomar una cerveza con los compañeros al final del día no es parte de mi cultura. Tienes que hacer malabares constantemente entre dos mundos, mostrar a tus colegas que puedes encajar, pero nunca es a la inversa".

Cuando comenzó su carrera financiera en 1996, era "la única mujer negra que no era secretaria en la sala de operaciones". "A veces me sentía muy sola", dijo a la AFP.

En ese sentido, disfruta de trabajar en una empresa dirigida por una mujer, la firma de inversiones Anthemis.

Las carreras de los afroestadounidenses en el mundo de las finanzas no dependen únicamente de la meritocracia: un ciclo económico favorable o un mentor bien ubicado pueden significar un impulso.

Al principio de su carrera, Johnita Walker Mizelle trabajó para Williams Capital, una firma de inversiones dirigida por ejecutivos negros.

Ver a hombres y mujeres de la comunidad negra dirigiendo departamentos, reuniéndose con los directores financieros de las empresas más grandes, "fue primordial", dice. "Pude ver lo que podía llegar a ser en 15, 20 o 30 años".

Inicialmente se graduó en química y consideraba una carrera en ciencias, pero mientras recaudaba fondos para un nuevo edificio científico, conoció a empleados de Goldman Sachs. Invitada a pasar unos días en el banco de Nueva York, se "enamoró" de los mercados.

Su amor por la profesión permanece intacto. Pero "hay que trabajar más duro, tener aún más determinación", dijo. "Veo cada proyecto que se me ha dado como una oportunidad no solo para mí, sino para todos los negros, hispanos, que van a contratar después de mí".

- "Me preguntaron si podían tocar mi cabello"

Harold Butler no es un producto puramente del sector bancario.

Llegó en 2006 a Citigroup, uno de los bancos más grandes de Wall Street, ya cuarentón, tras un periplo profesional que incluyó pasajes por el Ejército, la tecnología (Microsoft) y empresas financieras.

Ahora está a cargo de las relaciones del banco con varias entidades públicas, incluyendo la poderosa Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos.

A lo largo de su carrera, Butler se ha enfrentado a diferentes formas de racismo.

"Te hacen sentir que no eres realmente parte del equipo, te preguntan cómo llegaste hasta ahí, si fue gracias a las cuotas. Me preguntaron si podían tocarme el pelo, si comía realmente mucha sandía y pollo, los estereotipos clásicos".

En Citi, dice, "la gran mayoría de la gente piensa, creo, que la diversidad es un activo para la empresa".

Butler participa en varios grupos e iniciativas para promover la diversidad dentro de la empresa. En particular, Citi ha hecho un mayor esfuerzo para reclutar de universidades que atienden más específicamente a estudiantes negros, crear programas de tutoría y comprender por qué algunas personas, una vez reclutadas, deciden dejar la empresa.

También trabaja para presionar a Citi a que facilite préstamos hipotecarios a los afroamericanos y apoye a los bancos administrados por minorías.

"Tengo la oportunidad de participar en los esfuerzos internos para cambiar el discurso y las prácticas sobre la diversidad, pero también en el trabajo que se hace fuera del banco con las comunidades", dice.

- Leer 200 veces sobre los 25 principales negros de Wall Street

Antes de fundar su propia consultora, Dale Favors trabajó durante mucho tiempo en prestigiosas instituciones financieras como Morgan Stanley, CIBC, Royal Bank of Canada y Piper Jaffray.

Recuerda vívidamente la importancia que para él tuvo la publicación, en la revista Black Enterprise, de la lista de los 25 negros más importantes de Wall Street, en octubre de 1992.

"Leí ese número desde la primera hasta la última página, tal vez 200 veces", recuerda. "Me permitió identificarme con los nombres y rostros de personas como yo y sabía que podía hacerlo".

Cuando comenzó su carrera en Morgan Stanley, en un equipo de venta y negociación de productos de renta fija, inmediatamente le gustó el trabajo.

No obstante, tardó más en "aclimatarse socialmente" en un entorno "fundamentalmente caucásico", donde todo es "híper agresivo, intenso" y donde "hay que aprender sobre la marcha".

Tuvo el apoyo de mentores blancos. Pero "es importante poder hablar sobre la experiencia única de ser una persona de color en Wall Street" y rápidamente se está creando una red de apoyo y asesoramiento.

Para Favors, los bancos han creado grupos de trabajo con gente reclutada en universidades más diversas, pero luego deben retener a las minorías y comprender los desafíos particulares que enfrentan, los matices culturales o el lenguaje que puede diferenciarlos, entender el hecho de que todos los días van a salas de reuniones con abrumadora mayoría de blancos.

"Para lograr un cambio, hay que quererlo de verdad", afirma, al tiempo que saluda la iniciativa de Goldman Sachs para que las empresas que contraten sus servicios para ingresar a la bolsa tengan al menos una mujer y/o una persona diversa en su directorio.

"Tenemos datos que muestran que los equipos diversos pueden ganar más dinero, ellos (los jefes) están comenzando a prestar más atención".

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