Israelíes y palestinos libran una batalla por cada centímetro en Jerusalén Este

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La enorme pantalla plana de la sala de Zuheir Rajabi no difunde películas ni noticias. Solo transmite las imágenes de las diez cámaras de seguridad instaladas alrededor de la modesta vivienda de este palestino de Jerusalén Este, codiciada por los colonos.

Zuheir Rajabi se siente "protegido" por estas cámaras de vigilancia que le permiten "defenderse" ante un juez en el caso de que los colonos desembarcaran en su casa o si hubiera enfrentamientos con la policía israelí, como ya ha ocurrido, asegura.

Este palestino de 49 años vive en Silwan, un barrio pobre situado en la parte baja de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Es un entramado de callejones polvorientos, jalonados por basura y atravesados por cables eléctricos desvencijados, donde se libra a golpe de millones una batalla inmobiliaria opaca entre palestinos e israelíes, sobre la base de documentos de archivos.

"Este papel muestra que mi padre compró esta tierra a un palestino en 1966", explica Rajabi, que enarbola un documento en árabe con el sello de las autoridades jordanas, que controlaban Jerusalén Este hasta la guerra de los Seis Días (1967) y la conquista del barrio por Israel.

"Pero la justicia israelí lo ignora", dice este padre de cuatro hijos en el salón de paredes grises y naranjas.

Desde hace cinco años, está en juicio contra tres israelíes que reclaman que se les reconozcan sus derechos de propiedad de la parcela que ocupa.

Los tres querellantes, Yitzhak Ralbag, Avraham Sheferman y Mordechaï Zarbiv, invocan una ley de 1970 que permite a los judíos recuperar una propiedad que poseían antes de 1948, fecha de la creación de Israel.

También hacen valer los archivos del siglo XIX de la época del Imperio Otomano, según los cuales, judíos originarios de Yemen vivían en estas tierras -administradas por un fondo judío llamado "Benvenisti"- antes de abandonarlas a raíz de los levantamientos árabes de 1929 y 1936.

Y es que en 2001, la justicia designó al trío como administrador de la fiduciaria "Benvenisti". Desde entonces, el "Guardián General", un organismo gubernamental encargado de administrar los bienes cuyos propietarios están considerados ausentes, les ha entregado dos parcelas, una de ellas, donde vive Rajabi.

Archivos contra archivos, todos se encontrarán a finales de diciembre en una nueva audiencia en el tribunal de distrito de Jerusalén.

- "Cuestión política" -

La situación de Rajabi no es la única en Silwan, barrio considerado como la cuna del judaísmo ya que el rey David estableció aquí su capital hace 3.000 años, según la tradición.

A partir de los años 1980, los israelíes empezaron a instalarse aquí y actualmente son varios centenares entre unos 50.000 palestinos.

Sus viviendas son reconocibles por la bandera israelí que ondea en los tejados, con decenas de cámaras de seguridad y a veces con equipos modernos que los rodean, como una cancha de baloncesto completamente alambrada.

Estos israelíes están considerados como colonos ya que según el derecho internacional esta parte de la ciudad, al igual que el conjunto de Jerusalén Este, es palestino y está ilegalmente ocupado y anexado por Israel.

A ambos lados de la casa de Zuheir Rajabi viven colonos israelíes.

Rajabi se muestra poco optimista sobre el resultado del juicio y espera recibir una orden de evacuación, como tantos otros palestinos de Silwan antes que él.

"Al juez le da igual la antigüedad del ocupante (de la vivienda). Simplemente es una cuestión política y todos los organismos del Estado están en sintonía", acusa.

Grupos de israelíes anticolonización denuncian también la connivencia entre el Estado y los colonos para expulsar a los palestinos.

Los querellantes vinculados a organizaciones de colonos invocan leyes que permiten a los judíos recuperar tierras que poseían antes de 1948; la justicia israelí les da la razón; el residente palestino recibe una orden de expulsión; y los colonos, a menudo sin vínculos con los antiguos propietarios, judíos, se hacen con la titularidad de la propiedad.

En 1992, un comité interministerial denunció en el denominado informe Klugman "actuaciones muy defectuosas" y "conflictos de interés" en la transferencia de propiedades de organismos gubernamentales a organizaciones de colonos.

- "Propiedad inmobiliaria ideológica" -

Según grupos anticolonización, los tres querellantes contra Rajabi están afiliados a la organización nacionalista Ateret Cohanim, cuyo objetivo confesado es "hacer reflorecer la vida judía" en Jerusalén.

Ateret Cohanim asegura que no está implicada en asuntos judiciales y rechaza cualquier acción ilegal, y simplemente es un "facilitador de transacciones" inmobiliarias entre vendedores palestinos y compradores israelíes.

"Solo trabajamos en la 'propiedad inmobiliaria ideológica'", asegura a la AFP Daniel Luria, director ejecutivo de la organización. "No obligamos a nadie a vender. Pero si un árabe quiere vender, no vamos a decir que no nos interesa".

Pese al tabú, algunos palestinos de Jerusalén Este están dispuestos a vender sus propiedades, atraídos por las cantidades altas que ofrecen los israelíes u obligados por decisiones judiciales que les obligan a abandonar sus bienes.

Vender a un judío es un crimen según la legislación palestina, aunque no se aplica en Jerusalén Este, anexado por Israel.

- "Cada centímetro" -

Hace casi 20 años, Abdelhalim Shaloudi recibió una orden de expulsión y desde entonces "no duerme por la noche". "He perdido la esperanza hace tiempo", cuenta este padre de cuatro hijos que ya tiene como vecinos a varios colonos.

Shaloudi no quiere a los abogados que propone la Autoridad Palestina para defenderle, ya que no pueden competir, dice, con los de los colonos "poderosos y muy bien informados".

Los colonos disponen de un "presupuesto ilimitado y están dispuestos a gastar millones por un trocito de tierra", dice Hagit Ofran, de la organización anticolonización "La paz ahora".

Según la BBC, la organización Elad, que realiza actividades arqueológicas en Silwan y también colonizadoras, según sus detractores, ha recibido mediante sociedades interpuestas entre 2005 y 2018 más de 100 millones de dólares de su mayor donante, Roman Abramovich, propietario del club de fútbol inglés Chelsea.

Hasta ahora, el oligarca ruso-israelí no ha desmentido dichas informaciones. Y Elad ha respondido a la AFP que "no comunica los nombres de sus donantes".

Aliados de los palestinos han entrado en esta batalla inmobiliaria, como Turquía, a través de su agencia de cooperación Tika, que renueva casas y comercios "para aliviar los desafíos a los que se enfrenta la comunidad musulmana de Jerusalén Este a causa de la política de judeización que lleva a cabo Israel", según su página web.

La organización tampoco ha respondido a las preguntas de la AFP.

Jawad Siam, militante palestino, quiere ser un contrapeso a los colonos y ha creado el centro de información de Silwan, situado a unos metros del centro arqueológico de la Ciudad de David, que gestiona Elad, y que atrae a masas de turistas en tiempos normales.

"He creado este centro para revivir el nombre de 'Silwan'", explica, mientras los colonos hablan del barrio "Ir David" (Ciudad de David).

"Tratamos de adoptar la misma estrategia que ellos, comprando o alquilando apartamentos en cuanto quedan libres, con el fin de complicar la compra por un colono. Pero no podemos competir", se lamenta Siam. "Nos disputan cada centímetro".

- Legalidad, moralidad -

Nira Rabinowicz, judía de 36 años y quien tiene siete hijos, es vecina de Rajabi. "No estamos aquí para oponernos a los árabes", segura desde el tejado de su casa vallada.

Según ella, todo israelí que se instala en este barrio es portador de una "gran misión": mostrar que un "sionista tiene el derecho de vivir donde quiera en Jerusalén" y volver "allí donde los judíos siempre han vivido".

Pero "todo el mundo ha vivido alguna vez en Jerusalén", responde Shaloudi, en referencia a los imperios babilónico, romano, otomano que se han sucedido en la Ciudad Santa. "Aquí ocurrieron cosas hace 3.000 años y pagamos el precio hoy...".

Antes de 1882, cuando llegaron los primeros yemeníes a Silwan, "aquí no había árabes. ¿Cómo pueden ser tan arrogantes de decir lo contrario?", dice Luria, de Ateret Cohanim.

"Los únicos que pueden reivindicar títulos (de propiedad) aquí son los judíos", asegura, defendiendo la legalidad de las transacciones inmobiliarias.

"Aunque sea legal, la ley se inscribe en un sistema que sirve a la ocupación (israelí) y no defiende a los palestinos", dice el abogado israelí Daniel Seidemann, fundador de la asociación anticolonización "Ir Amim".

"La ley permite a un judío encontrar una propiedad que poseía su familia antes de 1948 pero no permite lo mismo para un palestino", alega.

La colonización israelí no se limita a Silwan y, según "La paz ahora", 700 palestinos están actualmente amenazados de expulsión de Jerusalén Este, donde viven 210.000 colonos israelíes y 300.000 palestinos.

"¿Cómo conseguir que la ciudad sea judía si buena parte de los residentes son palestinos?", Este es el "problema estratégico" de Israel, resume Menachem Klein, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de Bar-Ilan y especialista de Jerusalén.

Zuheir Rajabi no quiere ceder un ápice.

"Seguiré defendiéndome hasta el último momento, no quiero imaginar ni por un segundo que otra persona pueda vivir en esta casa". "Prefiero morir aquí que dejarla".

ha-cgo/gl/gk/af/mis