La gastronomía, puente pendiente entre China y Chile cinco décadas después

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Exposición en la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái del fotógrafo y chef chileno Nicolás Santa María Cea protagonizada por ingredientes de China y del archipiélago meridional chileno de Chiloé, regiones en cuyos mercados ha encontrado "abundancias distintas". La muestra tiene por objetivo resaltar la importancia de los ingredientes en la cultura gastronómica y actuar como "ventana" entre culturas diferentes. EFE/ Víctor Escribano Calderón
Exposición en la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái del fotógrafo y chef chileno Nicolás Santa María Cea protagonizada por ingredientes de China y del archipiélago meridional chileno de Chiloé, regiones en cuyos mercados ha encontrado "abundancias distintas". La muestra tiene por objetivo resaltar la importancia de los ingredientes en la cultura gastronómica y actuar como "ventana" entre culturas diferentes. EFE/ Víctor Escribano Calderón

Shanghái (China), 19 dic (EFE).- China y Chile celebran cinco décadas de relaciones políticas, comerciales y culturales. Sin embargo, los lazos gastronómicos son todavía un terreno por explorar, ya que la cocina chilena aún no ha conseguido su hueco entre los paladares chinos.
Cuando se le pregunta por cuántos restaurantes de su país hay en China, el chef chileno Francisco Araya responde, entre risas: "Diría que cero", algo que achaca a que "Chile no tiene una cocina reconocida a nivel mundial" como su vecina Perú, cuya gastronomía cuenta además con evidentes vínculos con la china.
Araya, que consiguió una estrella Michelin durante su etapa en Japón, apunta que "los que conocen de comida chilena acá son chinos que han viajado a Chile", y reconoce que, aunque las visitas no tengan un motivo gastronómico, la comida es un "plus", poniendo el ejemplo de la centolla: "A los chinos les encanta, y acá es carísimo. Cuando vas al sur de Chile y ves que puedes comprarla fresca por una fracción del precio, atrae mucho".
MEJOR ASADO QUE CAZUELA
Los chinos, explica Araya a Efe, también disfrutan mucho del asado, no solo porque "les encanta la carne" sino también por el sentido comunitario, idéntico al del 'hot pot': "Sentarte con un grupo de gente y bromear, beber, comer...".
Precisamente ese sentido comunitario también juega en contra de algunos platos chilenos como las cazuelas: aparte de que los chinos "no son de platos tan pesados como nosotros", apunta el chef, "si no son platos para compartir, también les choca un poco".
"Un charquicán no funcionaría, y yo tengo que ser consecuente con el mercado. No lo pondría en un menú", sentencia.
En esta misma línea se expresa Arturo Sims, restaurador y consultor chileno afincado en Hong Kong, que sueña con abrir un restaurante en el que servir comida de su país: "Claro que hay mercado. Pero hay que comprender el paladar y la cocina local".
Para Sims, la principal similitud reside en las sopas, aunque otros platos que podrían venderse bien en China son las sopaipillas o algunos postres -eso sí, ninguno con manjar, "demasiado dulce"-, pero descarta otros como el pastel de choclos.
"En ciudades grandes, con mucha cultura internacional, sí se podrían colocar cosas más auténticas; si no, tienes que adaptarlo. Sobre todo, la presentación: si el plato no es bonito, no van a pedirlo. Por eso, las humitas no funcionarían", resume.
'DUMPLINGS' DE ORIGEN "POBRE" CON TINTO CHILENO
Sims, que ha trabajado en cientos de proyectos en China, ha llegado a la conclusión de que tanto la china como la chilena "son cocinas de origen pobre" debido a que, históricamente, en ambos países "no había gente con mucha plata".
Sin embargo, en el Chile actual -explica Araya- ya se han incorporado ingredientes como el tofu o el diente de dragón por "la imagen de que los salteados chinos son más sanos". Y los propios restaurantes chinos en Chile ya sirven una versión "a la china" de la empanada de queso con camarón.
El cocinero también ve vínculos entre los pescados en sopa de Ningbo (este) y del Chile meridional, aunque "ellos usan jengibre, soya, un poco de vinagre, y nosotros usaríamos limón y sal"; también entre los 'dumplings' al vapor chinos y las empanadas chilenas, aunque en esta dicotomía barre hacia casa por el maridaje con un buen cabernet sauvignon.
Araya celebra que en China "se ve vino chileno por todas partes", pero duda más para encontrar pareja a cocinas picantes como la de Sichuan -"quizás un vino más ligero como un pinot o un blanco más potente"- y apunta más hacia la cantonesa, principal influencia de la comida china que se encuentra en Chile.
A este respecto, Dominic Cheng, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Chile en Hong Kong, plantea sus propuestas: blancos como el chardonnay para el marisco y tintos como el carmenere, para pescado frito, o el pinot noir, para un pollo con verduras y salsa agridulce de melocotón.
"Otro descubrimiento interesante -añade- es el syrah para acompañar a platos con sésamo, que es un producto muy difícil de maridar. El syrah puede complementar y combinarse con el fuerte sabor del sésamo, lo que suaviza sus asperezas y hace que ambos sean más gustosos al paladar".
UNA "VENTANA ENTRE CULTURAS"
Precisamente con el objetivo de actuar como "ventana entre culturas" culinarias, el fotógrafo y chef chileno Nicolás Santa María Cea estrenó una exposición en la Biblioteca Miguel de Cervantes de Shanghái protagonizada por ingredientes de China y del archipiélago meridional chileno de Chiloé, regiones en cuyos mercados ha encontrado "abundancias distintas".
China es "un mundo de sabores y colores bastante distinto" al que encontró en Chiloé, pero también hay similitudes entre las texturas de los ahumados de esa zona y los preservados en sal y curados de China, así como entre platos típicos como los porotos con rienda chilenos y los fideos en sopa chinos.
Su objetivo es que los chilenos "se sientan orgullosos de lo que tienen" y que los chinos "sientan cosas": desde la impresión hasta la extrañeza por las diferencias, pasando por el reconocimiento de los parecidos, como los erizos de mar o las algas.
"Comer no es solamente meterse gasolina para el cuerpo. Comer son tus abuelos, es tu pueblo...", explica el artista, que recuerda cómo, para muchos emigrantes desplazados a Shanghái por trabajo, la época festiva del Año Nuevo chino no solo es importante por la reunión familiar, sino también por poder volver a comer la comida de su zona: "Eso en China está aún muy arraigado. En otras partes del mundo, ya menos. Y, si no se protege de alguna manera, se va a ir perdiendo".
Santa María Cea, un "obsesionado de la comida", apunta: "En China, el 95 % de las personas lo son. Es una sociedad que está muy orgullosa de lo que come: te lo quieren mostrar y, cuando viene un extranjero y no le gusta, se ofenden".
Víctor Escribano