El diálogo político en Libia afectado por las divergencias entre bandos opuestos

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El cese del fuego firmado en octubre bajo patrocinio de la ONU es respetado en Libia y los rivales regresaron a la mesa de negociaciones, pero las divisiones subsisten sobre el nuevo ejecutivo de transición, comprometiendo el éxito del diálogo.

"Lo he dicho, lo repito, el tiempo no está a su favor", afirmó en visioconferencia la representante especial interina de la ONU, la estadounidense Stéphanie Williams, a los participantes en el Foro diálogo político interlibio, profundamente divididos sobre los nombres de los futuros dirigentes de la transición.

A mediados de noviembre en Túnez, la emisaria de la ONU logró obtener entre los 75 participantes libios un acuerdo para la organización de elecciones "nacionales" el 24 de diciembre de 2021, pero no sobre el nombramiento de un ejecutivo unificado para garantizar la transición hasta las elecciones y sacar a Libia de la crisis.

La situación es "muy difícil a causa de las divisiones en las instituciones, de la corrupción endémica y esta clase cleptocrática determinada a seguir en el poder", dijo la emisaria, quien acusa a la clase política libia del "costo directo de la inactividad y la obstrucción".

Libia está sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011. Dos autoridades se disputan el poder: el Gobierno de Unión Nacional (GNA) con sede en  Trípoli, reconocido por la ONU, y el poder encarnado por Jalifa Haftar, hombre fuerte del Este.

Tras el fracaso de la ofensiva lanzada por el mariscal Haftar en abril de 2019 para apoderarse de Trípoli, ambos bandos lograron un cese del fuego permanente en octubre y volvieron al diálogo, animados por la ONU.

- Futuro "oscuro y desconocido"-

La ONU "logró acelerar el ritmo de las negociaciones interlibias ejerciendo presiones a todas las partes, tanto en el plano militar como político", considera el Miloud el-Hajj, profesor en relaciones internacionales.

Eso "redujo las diferencias entre las partes en conflicto e hizo posible el acuerdo final", señaló.

Pero cuando los participantes en el diálogo abordaron los mecanismos para el nombramiento de un gobierno de transición las divergencias aumentaron, haciendo de la ONU un "observador impotente".

Si no se logra un acuerdo sobre el nuevo ejecutivo unificado, el "destino del diálogo libio parece oscuro y desconocido", advierte Miloud el-Hajj.

Los desacuerdos aparecieron antes de la celebración de la primera ronda de diálogo político en Túnez, pues la legitimidad de muchos delegados fue cuestionada por grupos que se consideran subrepresentados.

Organizaciones libias llamaron después a investigar las "acusaciones de corrupción" durante el diálogo, lo que busca, según ellas, influir en el proceso de selección de los futuros responsables.

"Tales actividades, si se comprueban, podrían constituir un obstáculo al proceso político y ser objeto de sanciones", señaló entonces la ONU. Un grupo de expertos de Naciones Unidas se encargará de abordar este asunto.

A causa de estos "rumores sobre sobornos para apoyar a algunos candidatos al puesto de Primer ministro", la suerte del frágil diálogo político parece "más que nunca amenazado", señala la universitaria y profesora de derecho Imane Jalal.

"Tales acciones perjudican el futuro del diálogo y desacreditan sus resultados, que pueden ser rechazados por los libios", subraya.

Pero la escogencia de un nuevo ejecutivo no es el único punto de discordia.

La distribución de los puestos al mando de las instituciones estratégicas (Banco central, Compañía nacional de petróleo...), divide, y además el Parlamento electo no se ha reunido durante dos años.

A fines de noviembre en Tánger, más de 120 miembros de la Cámara de representantes libia se comprometieron a "poner fin a las divisiones" comenzando por reunir al Parlamento electo "desde su regreso a Libia", en la ciudad de Ghadamés, considerada como neutra.

Pero al día siguiente, se levantaron voces críticas en contra de la ciudad elegida...

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