Cuba acusa a EEUU de "provocación" al apoyar a artistas

Compartir
Compartir articulo

LA HABANA (AP) — Días después que la policía desalojara a un grupo de artistas atrincherados en una casa para exigir la excarcelación del rapero Denis Solís, condenado por insultar a un policía, y otros cientos salieran a la calle para exigir tolerancia, las autoridades de Cuba comenzaron una ofensiva de reafirmación ideológica.

El lunes por la noche, el gobierno de la isla acusó a Estados Unidos de montar una “provocación” para desprestigiar a la revolución al apoyar a miembros del Movimiento San Isidro, quienes fueron sacados de su sede por los uniformados el jueves y se convirtieron en el puntapié de una inusual concentración de creadores frente al Ministerio de Cultura el fin de semana.

Luego simpatizantes del Partido Comunista realizaron un concierto al que asistió el presidente Miguel Díaz-Canel, se desató campaña en medios de prensa oficiales y la Cancillería convocó al nuevo encargado de negocios estadounidense Timothy Zúñiga-Brown para una queja formal.

“Creo que aquí se han polarizado las opiniones en dos temas distintos, aunque están relacionados. Uno es todo lo que tiene que ver con el Movimiento San Isidro”, mientras otros “creen que hay que pasar a temas que tienen más que ver con las libertades creativas, artísticas y ciudadanas”, explicó a la AP el dramaturgo Yunior García.

García formó parte de la delegación que finalmente fue recibida por el viceministro de Cultura, Fernando Rojas. Esto es inusual en Cuba, donde los artistas suelen canalizar sus inquietudes a través de los gremios afines al gobierno.

“Mi opinión sobre esto es que nunca ha ocurrido en Cuba (este diálogo) y el hecho de que pase es algo inédito. Quisiera apostar por esa posibilidad”, comentó García, quien sin embargo reconoció que “hubo un rompimiento” de puntos prometidos en esa reunión, como disminuir la retórica oficial que los tilda de “mercenarios” al servicio de intereses extranjeros.

Ahora, tras los conciertos en apoyo al gobierno y las campañas oficiales, la televisión estatal mostró a Zúñiga-Brown tratando de rebasar el control policial que se instaló en la esquina de la sede del Movimiento San Isidro durante la protesta.

“Estas personas son producto de la actividad subversiva de los Estados Unidos”, dijo el lunes por la noche el director de Estados Unidos de la cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío, en la televisión. “Reciben instrucciones de Estados Unidos, algunos de ellos reciben financiamiento y orientaciones”, agregó.

Fernández de Cossío dijo el que sábado por la noche se convocó al diplomático para presentarle una queja al Departamento de Estado.

También el canciller Bruno Rodríguez y el presidente Miguel Díaz-Canel habían expresado su rechazo a la “injerencia” en los asuntos internos de la isla.

Un tuit publicado en la página de la embajada de Estados Unidos en Cuba la semana pasada dijo que era “indignante” que no se dejara al encargado de negocios visitar al Movimiento San Isidro. Un pedido de reacción a la sede diplomática no fue respondido.

La situación, al ser poco común en la isla, ha desatado diversas reacciones.

“Lo inusual (de la concentración frente al Ministerio) es que se trata de personas con influencia social reclamando el fin de las prácticas de censura y se respete la Constitución recientemente aprobada”, explicó a la AP el politólogo cubanoestadounidense, Luis Carlos Battista. “El gobierno, con estos actos apoyados por el propio presidente, aparentemente da a entender que no está interesado en compromisos políticos con los artistas”.

Otros destacan el momento en que se producen estos acontecimientos, con la salida del presidente Donald Trump, que a lo largo de cuatro años endureció las sanciones para presionar un cambio de modelo político.

“La ‘trumpificacion’ de un sector importante de la oposición cubana es un hecho”, dijo a la AP el politólogo cubano residente en Estados Unidos, Harold Cárdenas. “La administración Biden tendrá el reto de apoyar un diálogo democrático en la isla sin fortalecer a sus actores más radicales, ya sea el ‘trumpismo’ opositor o la militancia comunista extrema".