Atletas paralímpicos japoneses esperan hacer evolucionar las mentes para Tokio-2020

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La saltadora de longitud Sayaka Murakami sueña evidentemente con una medalla en los próximos Juegos Paralímpicos de Tokio, aplazados a 2021 debido al coronavirus, pero espera sobre todo un cambio en la forma con la que la sociedad japonesa trata a las personas discapacitadas.

Al igual que numerosos deportistas paralímpicos japoneses, Murakami piensa que los Juegos, previstos para el próximo verano (boreal), ofrecerán visibilidad e impulsarán una mejor aceptación de las personas con discapacidad, en un país en el que estas perciben a menudo presiones para permanecer aisladas y ocultas de la sociedad.

"Es una ventana de oportunidad", declara a la AFP esta mujer de 37 años durante un entrenamiento en Chiba, al sudeste de Tokio.

"Espero que los Juegos paralímpicos sean una oportunidad para la gente de darse cuenta de que las personas (con discapacidad) viven entre ellos", y forman parte de la sociedad, añade.

La noticia del aplazamiento de los Juegos de 2020 a 2021 fue devastadora para Sayaka Murakami, que perdió su pierna derecha en un accidente de tren cuando tenía 25 años y participa en las competiciones con una prótesis adaptada.

"Había trabajado tan duro, y tenía pensado retirarme después de los Juegos Paralímpicos de 2020. Estaba totalmente deprimida", confiesa.

Pero, poco a poco, la motivación volvió a hacerse presente: decidió regresar al entrenamiento con el objetivo de clasificarse para los Juegos Paralímpicos (reprogramados del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021), a menos que la pandemia acarrease su cancelación.

"Si puedo ganar un billete daré lo mejor de mí misma para conquistar una medalla", sentencia.

Mientras se acercan los Juegos, la ciudad de Tokio se esfuerza en mejorar el acceso de las personas con discapacidad y en promocionar los deportes paralímpicos, pero varias asociaciones y expertos advierten que aún queda camino por recorrer.

"Japón no suele aceptar la diversidad", estima Motoaki Fujita, profesor de sociología del deporte en la Universidad Nihon Fukushi y experto en deportes paralímpicos. "La gente es a menudo evaluada en función de su productividad económica", explica a la AFP.

Ha habido mejoras desde que se le adjudicase a Tokio la organización de los Juegos, pero "los resultados serán totalmente diferentes si son anulados", dice este profesor.

- 'Las prótesis están genial' -

En Japón se han realizado también esfuerzos para dotar de mayor visibilidad a las personas discapacitadas. Cadenas de televisión contrataron a periodistas con discapacidad, y recientemente se realizó un desfile de moda con modelos con prótesis en sus extremidades, algunas de las cuales eran deportistas.

Kaeda Maegawa, que corre los 100 metros y hace salto de longitud, desfiló con una falda blanca que dejaba al descubierto su prótesis de metal.

Ella afirma comprender la reticencia de algunas personas a la hora de mostrar su problema físico, y le preocupa que se vean en el país como un lastre.

"Pero, personalmente, no tengo ganas de esconder mi prótesis. Quiero enviar el mensaje de que las prótesis de las piernas están genial", señala la joven de 22 años.

Desde que los Juegos fueron atribuidos a la capital nipona "la cobertura mediática de los deportistas paralímpicos aumentó, y, por ese hecho, cada vez más gente está sensibilizada".

Sin embargo, numerosas incógnitas permanecen en cuanto a la forma en que se organizarán los Juegos, con debates complejos sobre las medidas de lucha contra el coronavirus.

La pandemia es particularmente grave para algunos deportistas paralímpicos, como Tomoya Ito, doble medallista olímpica en silla de ruedas en los 400 m y en los 800 m, que padece un problema inmunitario.

"Para mí no hay forma alguna de vivir con el virus", declaró recientemente a los medios japoneses.

Sayaka Murakami, cuyo marido campeón de bobsleigh aspira a los Juegos de Invierno de Pekín en 2022, conserva la esperanza de que Tokio pueda organizar el evento el próximo año.

"El espacio para las personas con discapacidad se ha ampliado progresivamente en Japón. Espero que realmente no se trate de un fenómeno efímero, sino de una tendencia que continuará desarrollándose".

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