Israel y Emiratos acuerdan la exención de visados, una medida inédita para un país árabe

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Israel y Emiratos Árabes Unidos, que acaban de establecer relaciones, acordaron el martes eximir de visados a sus ciudadanos, la primera medida de este tipo que Israel concede a un país árabe.

Una delegación de Emiratos, conducida por el ministro de Estado de Asuntos Financieras Obaid Al Tayer y el ministro de Economía Abdalá bin Tuq Al Mari, llegó a Israel en la primera visita oficial desde el acuerdo de normalización de relaciones entre ambos países.

Los responsables emiratíes permanecieron en el aeropuerto de Ben Gurión de Tel Aviv, adonde llegaron a bordo de un avión de la compañía Etihad Airways, acompañados por el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, implicado en el proceso de normalización.

"Eximimos a nuestros ciudadanos de visados", anunció el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tras recibirles en la pista del aeropuerto.

"Hoy escribimos la historia que perdurará durante generaciones", afirmó Netanyahu, acompañado de Tayer y Mnuchin. "Recordaremos este día como un día glorioso para la paz", agregó.

Tras esta intervención, representantes israelíes y emiratíes firmaron cuatro acuerdos sobre la exención de visados, la protección de las inversiones, la aviación y la cooperación científica.

- ¿Embajadas pronto? -

El ministerio israelí de Relaciones Exteriores confirmó a la AFP que los emiratíes eran ahora los primeros ciudadanos de un país árabe que pueden viajar a Israel sin visado.

"Esto permitirá una expansión considerable del turismo de negocios y de los contactos personales", celebró Netanyahu.

Con unas economías duramente golpeadas por la pandemia de covid-19, los dos países esperan cosechar rápidamente los dividendos de sus nuevas relaciones, que rompieron el "consenso árabe" que ponía como condición previa a cualquier normalización de relaciones con Israel la solución del conflicto israelo-palestino.

Los dos países firmaron el 15 de septiembre en Washington, bajo la égida del presidente Donald Trump, el acuerdo de normalización. Baréin firmó el mismo día un mismo acuerdo.

Estos dos Estados del Golfo son los primeros países árabes que normalizan sus relaciones con Israel, tras Egipto en 1979 y Jordania en 1994.

El gobierno emiratí ratificó el lunes el pacto, validado la semana pasada por el parlamento israelí.

En una carta dirigida a su homólogo Gabi Ashkenazi, el jefe de la diplomacia emiratí, jeque Abdalá bin Zayed al Nahyane, pidió que se abrieran embajadas en Tel Aviv y Abu Dabi "lo antes posible", según un comunicado del ministerio israelí de Relaciones Exteriores.

Para los palestinos, la visita emiratí en Israel es "una nueva puñalada en la espalda de los palestinos", declaró a la AFP Wassel Abu Yussef, miembro de la dirección de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

- Prosperidad económica -

A finales de agosto, un primer vuelo directo viajó de Tel Aviv a Abu Dabi, con una delegación israelí oficial a bordo. Y un primer vuelo de Etihad Airways aterrizó el lunes en Israel para llevar a profesionales israelíes de turismo a Emiratos.

El martes, la compañía israelí Arkia anunció además el lanzamiento de siete vuelos semanales hacia Dubái a partir de enero de 2021.

Israel, Emiratos y Estados Unidos también presentaron el martes la creación de un fondo de 3.000 millones de dólares (unos 2.500 millones de euros) "para promover la cooperación económica regional", según la embajada estadounidense en Israel.

Los acuerdos de normalización contribuirán a mejorar la seguridad regional y "a garantizar la prosperidad económica para todas las naciones implicadas", declaró Mnuchin el lunes.

Emiratos y Baréin, monarquías árabes sunitas del Golfo, nunca estuvieron en conflicto con Israel pero comparten con el país una animosidad por el Irán chiita, el enemigo acérrimo de Estados Unidos en la región.

La administración Trump intenta convencer a otros países árabes, como Arabia Saudita y Sudán, de acercarse a Israel.

Un reconocimiento de Israel por parte del reino saudita constituiría un verdadero punto de inflexión en Oriente Medio. Pero los responsables sauditas aseguraron que no tienen intención de seguir el ejemplo de Emiratos y Baréin.

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