Bruselas y Londres mantienen su esgrima a la distancia, sin desatascar las negociaciones

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La Unión Europea y el Reino Unido mantuvieron el martes su coreografiada esgrima diplomática con nuevos llamados cruzados a tomar la iniciativa para desatascar la interminable negociación sobre su relación posbrexit.

Como había ocurrido en la víspera, los dos principales negociadores -el francés Michel Barnier y el británico David Frost- mantuvieron en la jornada un contacto telefónico para tratar de retomar las conversaciones de fondo.

Y, al igual que en la víspera, las reacciones de ambos lados del Canal de La Mancha a los contactos dejaron escasos espacios para el entusiasmo.

En un mensaje en Twitter, Barnier aseguró que el mensaje que transmitió a Frost fue: "debemos lograr lo máximo que podemos del poco tiempo que queda. Nuestra puerta permanece abierta".

De su lado, un vocero del gobierno británico dijo que la conversación entre ambos había sido "constructiva", y que los dos negociadores habían acordado mantener los contactos.

En el diálogo del lunes, Barnier le había transmitido a Frost que la UE seguía disponible a un nuevo esfuerzo para "intensificar" las tratativas, una oferta a la que Downing Street apenas respondió que "tomaba nota".

Casi simultáneamente, el influyente ministro británico de gabinete, Michael Gove, dijo a parlamentarios que sin un cambio de postura de la UE la retomada de negociaciones "no tiene sentido".

Este martes, el primer ministro, Boris Johnson, mantuvo una conversación con el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, y de acuerdo con un portavoz en ese diálogo le dijo que en su visión "la UE de hecho puso fin a las negociaciones al afirmar que no quiere cambiar su postura negociadora".

Además de los tres temas en que las negociaciones se estrellaron aparentemente sin una salida visible, se suma ahora la evidente irritación de Londres con la sugerencia de Bruselas que es el gobierno británico quien debe asumir compromisos para alcanzar un acuerdo.

- "Cambio fundamental" -

El jueves los 27 líderes de la UE, reunidos en una cumbre en Bruselas, señalaron en un documento que el Reino Unido debía dar "los pasos necesarios" para un acuerdo.

Más tarde, el propio Barnier y la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, buscaron matizar la declaración, pero aparentemente el daño ya había sido registrado al otro lado del Canal de la Mancha.

En respuesta, el viernes Johnson dijo que la retomada de las negociaciones solamente se podía justificar con un "cambio fundamental" en la postura negociadora de la UE.

El Reino Unido espera que la UE confirme que ambas partes tendrán que hacer compromisos para encontrar un acuerdo comercial y no apenas Londres.

El ministro encargado de Asuntos Europeos de Francia, Clement Beaune, sin embargo, afirmó que la UE "no tendrá un nuevo enfoque" y "no debe ceder a ninguna táctica de intimidación".

"Un 'no acuerdo' es más doloroso para los británicos que para los europeos", dijo Beaune a la Comisión de Asuntos Europeos de la Asamblea Nacional de su país.

La UE ha prometido que está lista para pasar a los "textos legales" y discutir la "estructura" del diálogo, pero no ha avanzado en los temas pendientes: las reglas de competencia o las cuotas de pesca en aguas británicas.

No obstante, mientras Londres insiste en que las negociaciones comerciales están en suspenso, ambas partes mantienen un estrecho contacto diario, y fuentes europeas confían que las conversaciones completas se reanuden en breve.

El Reino Unido sigue sujeto a las reglas comerciales europeas hasta que finalice el llamado "período de transición", el 31 de diciembre, y las partes buscan -hasta ahora sin éxito- llegar a un acuerdo sobre como serán esas relaciones a partir de enero próximo.

Si las dos partes no alcanzan un acuerdo que se ratifique antes del 31 de diciembre, la relación entre el Reino Unido y la UE a partir del 1 de enero será apoyada en las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), un escenario que debe generar problemas comerciales masivos en ambos lados.

El viernes, no obstante, Johnson admitió que el Reino Unido debía prepararse para un escenario de colapso de las negociaciones.

ahg/mb/mis