El lejano sueño de volver para los kurdos de Siria, un año después de la ofensiva turca

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En sus cinco meses de vida, la hija de Wadha Sharmoukh solo ha conocido la vida bajo una tienda, en uno de los campos que acogen a decenas de miles de kurdos que hace un año fueron expulsados de sus pueblos del norte de Siria cuando Turquía, apoyada por sus socios sirios, arrebató este territorio a las fuerzas kurdas.

Wadha dio a luz en un campo de civiles kurdos y árabes que habían huido de esta ofensiva turca, lanzada en octubre de 2019, que permitió a Ankara apoderarse de una franja fronteriza de 120 kilómetros en el interior del territorio sirio.

"Mi hija Berivan, de cinco meses, nació en los campos. Nunca ha visto una casa. Solo [ha] vivido hacinada en una tienda", cuenta a la AFP esta madre de 29 años en un campamento situado en la provincia de Hassake (noreste de Siria). "¿Qué tipo de vida es, para un niño, nacer y vivir en una tienda?", pregunta.

Al igual que decenas de miles de personas, Wadha y su familia tuvieron que abandonar su casa e instalarse en campos improvisados, situados en zonas aún bajo el control de las fuerzas kurdas.

Grupos de defensa de los derechos humanos dieron cuenta de casos de saqueos e incautación de bienes a gran escala al cabo de la operación turca.

"El futuro es incierto y estamos desesperados", confiesa Wadha, de familia árabe, que explica que regresar sigue siendo muy peligroso pues su marido está acusado de trabajar con las autoridades kurdas.

"A veces trato de olvidar, pero ¿cómo se puede olvidar su casa y todo lo que se ha tardado toda una vida en construir?", critica.

- "Como una tumba" -

Lo más duro para ella es ver a sus tres hijas crecer en un campo.

"Cuando sean mayores, ¿qué sentirán cuando salgan del campo y vean cómo viven los demás?", se pregunta, rodeada por sus hijas, incluida Roslyn, de cinco años, sentada en una silla de ruedas pues es paraplégica. "Intento tenerla cerca de mí [...] pero no le gusta quedarse en la tienda", explica.

En una tienda contigua, Shams Abdel Kader reconoce que habría "preferido morir en [su] ciudad en lugar de vivir en este campo que se parece a una tumba".

"Cada día pensamos en volver a casa en Ras al Ain", declara esta madre kurda de siete hijos, que en cambio es bien consciente de que su ciudad ya no es la que era.

Los aliados de Ankara, nuevos amos del lugar, le han hecho la vida imposible a los pocos irreductibles que se negaron a abandonar Ras al Ain y Tal Abyad.

"Son nuestros enemigos", sostiene Abdel Kader, de 40 años. "Matan a la gente, secuestran mujeres, roban nuestras casas y nuestros coches y nadie les detiene", denuncia.

- "Llave" -

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió en septiembre sobre un recrudecimiento de la violencia y de la criminalidad en las zonas conquistadas por Turquía y sus aliados, especialmente en Ras al Ain y Tal Abyad.

Esta instancia destacó sobre todo un aumento de los asesinatos, secuestros, traslados ilegales de personas así como confiscación de tierras y bienes.

Turquía rechazó con vehemencia estas acusaciones, mientras que la oposición siria negó malos tratos "sistemáticos".

Salima Mohamad abandonó la idea de regresar a su pueblo.

Esta mujer de 42 años transportó piedras y barro para construir una cocina cerca de su tienda y poder cocinar para los catorce miembros de su familia.

"Nuestro pueblo fue incendiado", explica, con lágrimas en los ojos. "Aunque tuviésemos esperanza de volver, ¿a dónde iríamos si no hay casas, ni paredes, ni puertas, ni ventanas?

"¿Qué sentido tiene el futuro si no estamos con nuestras familiar en nuestra propia tierra?", cuestiona, confesando que aún no se ha adaptado a la vida en el campo.

Un sentimiento que comparte Amra, de 65 años, expulsada de  los alrededores de Ras al Ain con su familia. Rodeada de sus nietos bajo una tienda, la mujer saca de una pequeña bolsa una llave atada a una gruesa cuerda negra.

"He traído la llave de mi casa conmigo", dice. "Si muero antes de mi regreso, quiero que me entierren con ella", asevera.

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