En Lesbos, el nuevo campo de migrantes es "peor que Moria"

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Sin ducha ni agua corriente, el nuevo campo de migrantes en la isla griega de Lesbos es "peor" que la megaestructura de Moria, destruida por el fuego hace casi un mes, según los testimonios recogidos por la AFP.

El "infame" campamento de Moria, devastado por dos incendios sucesivos los días 8 y 9 de septiembre, ya era considerado un "infierno" por los solicitantes de asilo y las organizaciones humanitarias, por su violencia, sus condiciones de hacinamiento y su higiene deplorable.

Pero menos de un mes después de su destrucción, sus antiguos ocupantes ya lo extrañan.

"El nuevo campamento es peor que Moria", exclama Murtaza, un afgano de 17 años.  "Aquí solo tenemos carpas. No tenemos medicamentos, ni electricidad para cocinar, y nadie sabe qué pasará cuando llueva", explica a la AFP.

El joven migrante figura entre los 13.000 antiguos residentes de Moria expulsados por el incendio.

En el nuevo campamento, los solicitantes de asilo tienen que ir de compras al supermercado más cercano, creando tensiones con la población local preocupada por el riesgo de contagio del coronavirus.

Sin agua corriente en el campamento, los migrantes la obtienen de los depósitos de camiones cisterna. Se bañan y lavan la ropa en las playas más cercanas.

"No tenemos duchas y no tenemos suficientes inodoros. Quiero volver a casa", lanza Ibrahim, un exiliado de Burundi.

Las autoridades del campamento, llamado Kara Tepe, informan de que han instalado cientos de retretes para los aproximadamente 8.500 solicitantes de asilo que allí se alojan.

Pero los que trabajan allí hablan de un campamento "caótico", donde los baños están eternamente sucios, y muchos residentes prefieren ir al mar a hacer sus necesidades.

- En aislamiento, detrás de un alambre de púas -

"No se puede construir todo en 20 días. Tenemos 400 baños químicos y una reserva de duchas", precisa a la AFP una fuente entre los empleados del campamento.

El personal humanitario habla también de la falta de colchones, las largas colas de espera para recibir su única comida diaria, o incluso la imposibilidad de respetar las distancias de seguridad y las demás medidas impuestas por la pandemia.

El incendio en Moria, de origen criminal según las autoridades, había comenzado pocas horas después de que 30 ocupantes del campamento fueran declarados positivos al coronavirus.

En Kara Tepe, más de 240 migrantes dieron positivo por el virus en las pruebas de detección. Unos 90 de entre ellos fueron puestos en aislamiento detrás de un alambre de púas y una cinta roja, custodiados por la policía.

Las autoridades tienen previsto dejar salir a un máximo de mil migrantes al día hasta la puesta del sol. Tienen que llevar una placa que devuelven cuando regresan al campamento.

A principios de año, las autoridades griegas anunciaron la construcción de campamentos cerrados y seguros para aislar a los miles de migrantes que viven en las islas del Egeo.

Pero las autoridades de Lesbos, así como los isleños, rechazan este proyecto, reclamando por el contrario la partida de los migrantes de la isla.

En febrero, cuando estaba previsto iniciar la construcción de un nuevo campamento, se habían producido incidentes entre los residentes y la policía antidisturbios.

Desde el inicio de la pandemia, se han registrado unos 700 casos de coronavirus en los campos de migrantes en Grecia, según el ministro griego de Migración, Notis Mitarachi.

Un padre de familia afgano de 61 años, residente en el campo de Malakassa cerca de Atenas, murió por el virus la semana pasada.

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