La "guerra" de un fiscal antimafia en el juicio de la 'Ndrangheta

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Tras años de investigación sobre centenares de sospechosos, con algunos arrepentidos y una escolta armada, el fiscal Nicola Gratteri, en "guerra" contra la 'Ndrangheta, la poderosa mafia calabresa, libra ante la justicia una batalla "histórica".

A sus 62 años, 30 de ellos bajo protección policial, el célebre magistrado espera enviar tras los barrotes a más de 450 presuntos miembros de la 'Ndrangheta, una organización criminal que ha construido su fortuna y su funesta reputación en la extorsión, el blanqueo, los secuestros, el tráfico de droga o la "vendetta".

"Es una guerra" explica Nicola Gratteri en entrevista con la AFP tras la primera audiencia preliminar el viernes del primer gran proceso contra la única mafia que está presente en todos los continentes.

"Hablamos de violencia, de muerte" agrega con gravedad el fiscal jefe de Catanzaro, un feudo de la 'Ndrangheta donde vive recluido, bajo la constante amenaza de los asesinos de la mafia.

A sus ojos, este "histórico" proceso es el más importante desde el "Maxiproceso" contra Cosa Nostra, la mafia siciliana, en 1986. Tras una serie de audiencias formales en Roma, el juicio proseguirá en Calabria, donde estarán presentes no menos de 600 abogados y 200 partes civiles.

Los "'Ndranghetistas", entre ellos unas 40 mujeres, fueron detenidos en diciembre de 2019 en una operación que movilizó a un ejército de carabineros, policías y jueces en Italia, pero también en Alemania, Bulgaria o Suiza.

Entre los detenidos hay jefes, pero también intermediarios, comerciantes, un exparlamentario, alcaldes, un comandante de la policía municipal, un coronel de carabineros...

Entre los cargos que se les imputa a algunos está el de asesinato, agravados en el código penal italiano por el contexto de asociación de malhechores de carácter mafioso.

- La más poderosa organización criminal -

La 'Ndrangheta, considerada largo tiempo como una mafia local, menos conocida que la Cosa Nostra y la Camorra napolitana, y cuyo nombre tiene un origen incierto –derivaría del griego para exaltar la valentía y el coraje viriles– es hoy la organización criminal más poderosa de Italia.

Controla parte del tráfico internacional de cocaína, tiene ramificaciones en Nueva York, en Colombia o en Brasil, es próspera en el sector de la construcción, se hace con fondos europeos y acumula los contratos de pompas fúnebres en plena pandemia...

Según la justicia italiana cuenta con 20.000 miembros en todo el mundo y maneja un volumen de negocios anual de 50.000 millones de euros (60.000 millones de dólares)

El golpe asestado por la justicia a la organización parece duro, aunque sin comparación con el de 1986 en Palermo, según la criminóloga Anna Sergi.

"En el maxiproceso de Cosa Nostra, cayeron las cabezas de las principales familias, y no es el caso ahora. Van a ser juzgados algunos peces gordos, pero no al mismo nivel, aunque acaben todos en la cárcel" asegura a la AFP esta profesora asociada a la universidad de Essex.

- La hidra mafiosa -

La mafia, famosa en el mundo gracias al cine, apareció hace unos 150 años en Sicilia y se ha implantado luego en toda la península. Desde entonces se ha diversificado, modernizado y sofisticado.

Pero, al mismo tiempo, la lucha antimafia ha progresado enormemente gracias a nuevos medios y a la decisión y experiencia de magistrados que, como Nicola Gratteri, le sacrifican su vida.

Pero nunca se ha logrado acabar con esta hidra en un país donde las complicidades se encuentran "a todos los niveles del Estado y de la administración", subraya Anna Sergi.

"La mafia no es un cuerpo extraño en una sociedad (...) forma parte de lo que somos", explica la universitaria, retomando la expresión del juez Giovanni Falcone, asesinado en 1992 por orden del padrino Toto Riina.

Este proceso es el primero de este tipo desde el inicio de la epidemia de covid-19 que ha causado más de 35.000 muertos en Italia.

Más de 220 mafiosos, y algunos terroristas, ancianos o de salud frágil, han sido sacados de las cárceles y puestos en libertad vigilada para protegerlos del nuevo coronavirus. Solamente la mitad de ellos ha vuelto a la cárcel, según cifras del ministerio de Justicia transmitidos a la AFP.

gab/me/pc