El coronavirus devora los festines de las bodas turcas

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Con su peinado y maquillaje de novia, Ayse Keles estaba muy guapa y, sobre todo, se sentía aliviada de haber podido celebrar la boda antes de que entraran en vigor las nuevas restricciones contra la epidemia de coronavirus en Turquía.

"Mi mejor amiga tuvo que aplazar la boda cinco veces", cuenta esta joven de 28 años con su vestido de novia blanco mientras se prepara para una sesión de fotos en la parte asiática de Estambul.

En este país con población mayoritariamente musulmana las uniones fuera del matrimonio están bastante mal vistas, y las bodas son dignas de los cuentos de las mil y una noches.

Para muchos, estos fastos –con pasteles gigantes y vestidos vistosos– son algo que no quieren perderse antes de comenzar la vida de matrimonio.

Pero estas ceremonias desataron la ira del gobierno al ver videos en los que la gente aparecía sin mascarilla en un país que registra un aumento en los casos de covid-19 desde hace semanas.

En Trebisonda, a orillas del mar Negro, decenas de personas que asistieron a una noche de la henna, una celebración tradicional de la última noche de la novia, fueron puestas en cuarentena después de que uno de los invitados diera positivo por covid-19.

El gobierno decidió el 4 de septiembre limitar todas las bodas, fiestas de compromiso o de circuncisión a un máximo de una hora y prohibir los bailes y la comida.

Ayse Keles se pudo casar con Alp Colak el 21 de agosto, pero con dos meses de retraso respecto a la fecha prevista inicialmente.

"Sé muy bien que hoy, incluso una pequeña ceremonia, es un sueño", reconoce Alp Colak.

-"Las novias del coronavirus"-

Según el ministro de Salud, Fahrettin Koca, Turquía atraviesa el "segundo pico de la primera ola" de la pandemia que se ha cobrado la vida de casi 7.000 personas en el país.

"La negligencia durante las fiestas religiosas y las bodas" habría contribuido al aumento del número de casos, según el ministro.

La incertidumbre que rodea a las bodas es traumática para muchas parejas turcas que deben seguir viviendo con sus padres antes de convertirse oficialmente en marido y mujer.

"Todas las parejas quieren tener una boda de cuento de hadas. Pero nosotras, las novias del coronavirus de 2020, estamos preocupadas", afirma Keles.

Turquía registra alrededor de 600.000 matrimonios al año, y la celebración puede llegar a costar a algunas familias sus ingresos anuales.

Los invitados regalan monedas de oro, joyas y dinero a las parejas para ayudarles a liquidar sus posibles deudas.

"Estamos hablando de un sector de 60.000 millones de liras turcas [6.700 millones de euros, 7.900 millones de dólares] si tomamos en consideración que las parejas gastan alrededor de 100.000 liras turcas [11.000 euros, 13.000 dólares] en una boda", explica Emek Kirbiyik. que dirige dugun.com, una página web de planificación de bodas.

"El 35% de las bodas previstas este año se han aplazado hasta el año que viene", añade.

Zeynep Ece Dundar, una organizadora de bodas con sede en Estambul, dice que solo tuvo diez ceremonias este año, en comparación con 70 en 2019.

"Es difícil llegar a fin de mes", afirma.

-"Chivo expiatorio"-

Ha habido excepciones a la regla con algunas ceremonias multitudinarias, sobre todo vinculadas a personalidades.

Cemil Yaman, un diputado del partido gobernante AKP, pudo celebrar una boda con 1.500 invitados para su hijo después de la entrada en vigor de las restricciones.

"Se sirvió la comida porque teníamos invitados de ciudades lejanas", declaró a los medios de comunicación turcos. "De lo contrario, se habrían quejado de que no les dieron de comer".

El presidente Recep Tayyip Erdogan no ha criticado, al menos públicamente, a Yaman, pero pidió a los turcos que "renuncien a las bodas y a las ceremonias con comidas".

Según Kirbiyik, restringir las bodas para combatir la pandemia mientras otros sectores, como las cafeterías y los restaurantes, siguen abiertos, es como intentar "llenar un cubo con agujeros".

"Si hay que tomar medidas, hay que tomarlas para todo el mundo", estima. "Las bodas no deben convertirse en chivos expiatorios".

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