"Para el extranjero, La Habana es la materialización del sueño americano", según laureado cineasta

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Hace 500 años, paralelamente al descubrimiento del Nuevo Mundo, nacía en Europa el concepto de utopía, de un mundo soñado que hoy en día el extranjero sigue perpetuando en La Habana, según cuenta "Epicentro", una cinta de Hubert Sauper, que pone el dedo en la llaga de las contradicciones históricas que hicieron de la capital cubana un lugar único.

Con la participación de Oona Chaplin --nieta de Charlie Chaplin--, "Epicentro" se estrenó recientemente en Francia, donde cosecha buenas críticas, tras llevarse este año el Gran Premio del Jurado al mejor documental internacional del Festival de Sundance.

Su director, el austríaco Hubert Sauper, fue nominado al Óscar en 2005 por "La pesadilla de Darwin", en la que denunciaba el explosivo comercio de la perca del Nilo en Tanzania, reflejo de los abusos del sistema capitalista.

Esa misma "dialéctica perversa entre norte y sur", en palabras del cineasta, volvió a empujarlo a agarrar la cámara en La Habana, donde vivió durante tres años impartiendo clases en la Escuela Internacional de Cine.

A través de la mirada libre y a la vez politizada de una niña, Leonelis, y de otros "jóvenes profetas", como los denomina el cineasta, "Epicentro" reflexiona sobre cómo el turista convierte La Habana en un espejismo, en un "American dream" a bordo de un descapotable que avanza reluciente por el Malecón.

Sauper carga contra este turismo superficial que considera consecuencia del último siglo en Cuba, iniciado simbólicamente en 1898 con la explosión en la bahía de La Habana del navío "USS Maine" por causas indeterminadas, pero que sirvió de pretexto a Washington para iniciar la guerra hispano-estadounidense y lanzarse en la carrera hacia su hegemonía mundial.

Pregunta: ¿Qué le llevó a filmar "Epicentro"?

Respuesta: Hace 20 años que giro en torno al mismo tema, esta dialéctica a veces perversa entre norte y sur y me di cuenta de que hay grandes paralelismos entre la dialéctica norteamericana y la de América Central y del Sur. Por ejemplo, el "American dream" y la revolución cubana son variaciones del mismo concepto: la utopía, susceptibles ambas de convertirse en distopía.

P: La película presenta La Habana como el paraíso soñado de los turistas. ¿Así lo sintió mientras vivió allí?

R: Para el extranjero, La Habana, que fue la primera ciudad cosmopolita del planeta, la única donde se cruzaron históricamente personas de todos los continentes, es la materialización del sueño americano: los grandes autos, las mujeres que bailan, las piscinas en hoteles de lujo... Incluso los niños cubanos aspiran a ello. Y los turistas cuando toman sus fotografías alimentan ese cliché, así como las parejas que se retratan frente a la Torre Eiffel refuerzan la idea de que París es la ciudad del amor.

P: En su película, aparece un fotógrafo extranjero que explica que no da dinero a los niños que retrata porque "es un honor" aparecer en sus instantáneas y eso le da pie a usted a preguntarse hasta qué punto el trabajo del artista es también una especie de turismo.

R: Es una pregunta que me hago todos los días. ¿Qué hago aquí en tanto que europeo? Pero trato de verme no como un extranjero en La Habana sino como un artista y a la vez un ser humano que mira a los ojos de otro ser humano.

P: "Epicentro" también reflexiona sobre cómo el cine puede convertirse en un instrumento de propaganda.

R: Sí, ahí está el ejemplo de la explosión del "USS Maine". Sucedió durante la noche, sin apenas testigos, y en cambio el mundo fue testigo de una explosión falsa filmada con barcos de madera en una bañera y humo de cigarro para simular las explosiones. Esas imágenes falsas sirvieron para inculpar a España y provocar la primera guerra intervencionista de Estados Unidos, que desembocó en su hegemonía mundial.

P: ¿Qué supone para un director estrenar un filme durante la actual pandemia?

R: Me da mucha pena ver que la gente no ve las películas en el cine sino en el ordenador. Así no se pueden "vivir". Pero no es el covid-19 lo que está provocando la desaparición de las salas, sino las plataformas como Netflix y esta costumbre creciente de consumir todo en casa, en una especie de aislamiento.

app/mis