El ejército congoleño se muestra incapaz de restablecer la paz en el este de RDC

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El ejército de la República Democrática del Congo (RDC) tiene serias dificultades para erradicar a los grupos armados en el este del país y así cumplir con la promesa del presidente Félix Tshisekedi, quien se dijo "dispuesto a morir" para restablecer la paz.

Una decena de grupos armados congoleños y extranjeros se encuentran presentes en el este de RDC, una región marcada por la inestabilidad desde hace 25 años.

El 30 de octubre de 2019, unos meses después de la investidura en enero del opositor Tshisekedi, el ejército lanzó una operación contra todos los grupos armados activos en la zona oriental.

No obstante, el número de víctimas causadas por estos grupos aumentó de manera considerable en el primer semestre de 2020, según un informe de la Oficina Conjunta de la ONU para los Derechos Humanos (BCNUDH) en el que se informaba de 1.315 muertos, mientras que en el mismo periodo del 2019 habían sido 416.

Este aumento representa "un deterioro de la situación de los derechos humanos en las provincias en conflicto, en concreto en Ituri, Kivu del Sur, Tangayika y Kivu del Norte", aseguraba la BCNUDH.

Un portavoz del gobierno no quiso comentar la situación en esta región tras ser contactado por la AFP.

Según un reporte del último consejo de ministros, el ejecutivo congoleño considera "tranquila" la situación a nivel de seguridad en el territorio nacional, "a pesar de las acciones llevadas a cabo por varios grupos armados en el este del país".

Kinshasa subraya "la continuación de la presión militar ejercida por las FARDC (Fuerzas armadas de RDC) sobre los distintos grupos armados aún activos, para obligarlos a dejar las armas".

Las acciones más significativas fueron las llevadas a cabo en el territorio de Beni, en la región de Kivu del Norte, contra las Fuerzas democráticas aliadas (ADF), un grupo de origen ugandés que en 2014 provocó más de 1.000 muertos en una serie de masacres en esta región.

Un "cuartel general avanzado" fue establecido en esta zona en diciembre de 2019, bajo el mando del general Célestin Mbala, jefe del estado mayor del ejército.

- "Nada ha cambiado" -

Sin embargo, la ofensiva militar no detuvo los asesinatos de los grupos, más bien lo contrario.

"La estrategia del presidente Tshisekedi de luchar contra los grupos armados demostró sus límites. En realidad, sobre el terreno nada ha cambiado a pesar de las grandes operaciones del ejército", indicó a la AFP, una fuente diplomática occidental.

Todos los avances sobre las posiciones rebeldes no se ven acompañados por una presencia efectiva de la policía y la administración, lo que provoca que "los espacios recuperados volvieron pronto al control de los grupos rebeldes", explica la misma fuente diplomática.

"Nuestros militares combaten sobre el terreno, pero si no hay resultados se debe a la falta de acciones políticas y de una diplomacia clara de la parte de nuestro gobierno", explica Noella Katongerwaki, presidenta de varias organizaciones de la sociedad civil en Beni.

Tshisekedi, que gobierna en coalición con los fieles de su predecesor Kabila, remodeló el 17 de julio la cúpula militar y destituyó al inspector general del ejército, John Numbi, uno de los pilares del régimen de Kabila.

Las iniciativas del actual presidente "no han funcionado", defiende a la AFP Jean-Jacques Wondo, experto militar congoleño, quien advierte de "la connivencia entre algunos dirigentes militares y los grupos armados".

Los soldados rasos en RDC cobran 165.000 francos congoleños (86,8 dólares) al mes, a lo que se le suma una prima de 33.000 francos (17,3 dólares) para los que combaten en el frente.

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