Puerto Rico reanuda cierres por aumento de casos de COVID-19

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SAN JUAN (AP) — La gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, anunció el jueves nuevas restricciones, como el cierre de bares, gimnasios, marinas, teatros y casinos y la limitación al uso de playas, en momentos en que la isla es azotada por un repunte de casos de COVID-19.

Vázquez dijo que los cambios y un toque de queda que está vigente de las 10 de la noche a las 5 de la mañana se mantendrán hasta el 31 de julio.

“Llegamos a un nivel que necesitamos tomar medidas más restrictivas”, comentó.

Otros cambios incluyen la suspensión de la venta de bebidas alcohólicas después de las 7 de la noche, limit 50% de capacidad a los restaurantes, y prohibir que los turistas viajen a las islas aledañas de Vieques y Culebra. Sólo aquellos que se ejerciten podrán estar en las playas, incluidos corredores, nadadores y surfistas.

Vázquez dijo que se destinarán 100 millones de dólares para ayudar a los municipios afectados por la pandemia y otros 150 millones para asistir a los hospitales privados. También anunció que pidió a la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos que suspenda de manera temporal los vuelos procedentes de Texas y Florida, ya que esos estados enfrentan sus propios repuntes de casos de COVID-19.

Se prevé que las medidas agraven la crisis económica de la isla y conduzcan a una caída en el turismo luego de que más viajeros llegaron al territorio en las últimas semanas, causando la molestia de algunos que dijeron que no siempre usan mascarillas ni toman medidas de precaución.

Hasta el miércoles, todos los visitantes debían portar una mascarilla y realizarse una prueba molecular 72 horas antes de su llegada y entregar los resultados a las autoridades aeroportuarias. Aquellos que se nieguen a hacerlo, den positivo o no tengan los resultados disponibles, se verán obligados a estar en cuarentena por dos semanas.

Muchos han criticado a la gobernadora, diciendo que esperó demasiado para hacer el anuncio, el cual se produce un mes después de que reabrió las playas, iglesias y gimnasios, a pesar de las advertencias del grupo de trabajo del gobierno que fue creado para asesorarla sobre estos temas.

La isla de 3,2 millones de habitantes ha reportado más de 3.000 casos confirmados de coronavirus, más de 7.450 casos probables y por lo menos 172 decesos, incluido el de un niño de 13 años.

Tan sólo desde finales de junio, el porcentaje de casos positivos en Puerto Rico se multiplicó por 10, de acuerdo con el doctor José Rodríguez Orengo, director ejecutivo del Fideicomiso de Salud Pública de Puerto Rico.

“Si no se toman las medidas necesarias, esto va a seguir subiendo”, comentó durante una entrevista telefónica.

Las acciones de la gobernadora de Puerto Rico son parecidas a las que muchos funcionarios están tomando en algunos estados del territorio continental de Estados Unidos y en todo el mundo para contener el resurgimiento del coronavirus. Se han confirmado más de 13 millones de casos a nivel mundial, con más de 580.000 muertes, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins. Se cree que las cifras reales son mucho mayores en parte debido a una cantidad limitada de pruebas.

En los últimos días, alcaldes de ciudades y localidades a lo largo y ancho de Puerto Rico tomaron sus propias medidas antes del anuncio de la gobernadora, preocupados por el repunte de casos. Algunas, como la localidad turística de Rincón, cerraron las playas, mientras que otras limitaron a los restaurantes a sólo proporcionar servicio para llevar o a domicilio, y lanzaron sus propias labores de rastreo de contactos, señalando que el gobierno central no está realizando un seguimiento adecuado de los casos.