El presidente de Malí disuelve la Corte Constitucional tras disturbios

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El presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, anunció el sábado por la noche la "disolución de hecho" del Tribunal Constitucional, en un intento de mitigar los incidentes casi insurreccionales registrados en la capital, Bamako, desde hace dos días.

La capital volvió a ser el escenario de enfrentamientos que se intensificaron por la noche, al día siguiente de la peor jornada de disturbios civiles en Bamako en años.

La detención desde el viernes por la noche de varios líderes de las protestas, que piden la renuncia del jefe de Estado, mantiene el nerviosismo en una ciudad hasta ahora preservada de la violencia yihadista e intercomunitaria que causa estragos en el norte y el centro del país.

Grupos de hombres levantaron barricadas, incendiaron neumáticos y llevaron a cabo saqueos en diferentes barrios de la ciudad.

El ambiente era eléctrico en las inmediaciones de la mezquita donde predica el imán Mahmoud Dicko, un dignatario religioso muy seguido y considerado el inspirador de la protesta. En un clima propicio a los rumores, sus partidarios temían que el imán fuera arrestado y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad.

Estas últimas abrieron fuego, hiriendo de gravedad a varios hombres, según personas del entorno del imán que difundieron fotos de los heridos.

No se ha comunicado un balance del sábado. El viernes hubo cuatro muertos y decenas de heridos.

Los manifestantes piden la dimisión del presidente Keita pero también arremeten contra el Tribunal Constitucional por haber invalidado unos 30 resultados de las elecciones legislativas de marzo-abril.

La destitución de sus nueve jueces era una de las demandas de la coalición que orquesta la movilización, formada por líderes religiosos y personalidades de la política y de la sociedad civil.

En un breve discurso televisado, el cuarto en un mes, el jefe del Estado dijo que derogaría los decretos del nombramiento de los jueces del tribunal que aún están en sus puestos, lo que según él equivale a una "disolución de hecho".

Los nuevos jueces deben ser nombrados rápidamente, allanando el camino para elecciones parciales en las circunscripciones cuyos resultados han sido invalidados por el Tribunal Constitucional.

- Máxima tensión-

Keita, de 75 años, presidente desde 2013 y reelegido en 2018, prometió que los culpables de la violencia serán castigados, pero reiteró su oferta de diálogo y aseguró que el próximo gobierno, que se está formando, sería "consensuado".

Desde el comienzo de la crisis, ninguna de las iniciativas del presidente, incluida la oferta de un gobierno de unidad nacional, ha apaciguado las protestas. El viernes se vivió una jornada violenta, con ataques a símbolos como el Parlamento y la televisión nacional y represalias de las fuerzas de seguridad, que abrieron fuego.

Por tercera vez en poco más de un mes, el llamado Movimiento del 5 de Junio hizo salir a la calle a miles de malienses para exigir la dimisión del presidente.

El Movimiento del 5 de Junio se ha declarado en "desobediencia civil" pero pacífica, según afirmó.

Esta espiral alarma a los aliados de Malí, preocupados por un elemento desestabilizador adicional en un país que ya se enfrenta al yihadismo.

"Seguimos movilizados porque la represión refuerza nuestra determinación y continuaremos con nuestra consigna hasta el final del régimen de IBK, que es un cáncer para todo Malí", afirmó Kaou Abdramane Diallo, portavoz de la coalición, antes de la intervención del presidente.

La coalición canaliza multitud de descontentos en uno de los países más pobres del mundo, como la degradación de la seguridad, el marasmo económico, la mala situación de los servicios estatales o el descrédito generalizado de las instituciones, sospechosas de corrupción.

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