Expira la autorización de la ayuda transfronteriza de la ONU a Siria

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La autorización de la ONU que permitía desde 2014 una ayuda transfronteriza a Siria expiró el viernes sin que el Consejo de Seguridad, profundamente dividido, esté en condiciones de prorrogar esta asistencia humanitaria vital para millones de personas.

Tras cinco votaciones desde el martes, todas inútiles, dos de ellas con un doble veto de China y Rusia, Alemania y Bélgica intentaron una última iniciativa para salvar este dispositivo.

Una nueva votación es esperada para este fin de semana, pero en las condiciones fijadas por Rusia, que ya había impuesto en enero una fuerte disminución de este mecanismo y que quiere recortarlo aún más, dijeron diplomáticos a la AFP.

El dispositivo transfronterizo de la ONU que expiró este viernes y existe desde 2014 permite llevar ayuda humanitaria a los sirios sin necesidad de obtener el visto bueno de Damasco.

El mecanismo se apoyaba hasta este viernes en dos puntos de ingreso en el noroeste de Siria, en la frontera turca: a Bab al Salam, que conduce a la región de Alepo, y en Bab al Hawa, que sirve a la región rebelde de Idleb, donde viven cerca de cuatro millones de sirios.

Rusia estima que el dispositivo afecta la soberanía de su aliado sirio y pretende suprimir el punto de ingreso por Bab al Salam, argumentando que es mucho menos utilizado que el de Bab al Hawa y que la ayuda sometida al control de Damasco puede ser aumentada para la región de Alepo.

Los occidentales rechazan estos argumentos y sostienen que la burocracia y la política sirias impiden que la ayuda sea encaminada de manera eficaz a las zonas que Damasco sigue sin poder controlar.

El miércoles, Estados Unidos sostuvo que la permanencia de los dos puntos de acceso en Siria representaba una "línea roja". Pero numerosos diplomáticos dijeron el viernes a la AFP que la solución buscada actualmente por Alemania y Bélgica se basa en un mantenimiento del acceso de Bab al Hawa y el abandono del de Bab al Salam.

En enero, Moscú había logrado reducir de cuatro a dos el número de puntos de entrada a ese país y limitado la autorización a seis meses en lugar del acuerdo anual que había hasta entonces.

- "Un día negro -

Esta semana, Rusia y China recurrieron nuevamente a su derecho de veto en tanto miembros permanentes del Consejo, el martes y el viernes, siendo acusadas por ONG y países occidentales de abusar de ese recurso y de politizar un tema humanitario.

Los contraproyectos rusos fracasaron, con apenas cuatro votos a favor. Para poder ser adoptada, una resolución debe reunir al menos 9 votos de 15 y no ser vetada por ninguno de los cinco integrantes permanentes del Consejo.

"Estamos dispuestos a trabajar 24 horas sobre 24 y llamamos a los demás a pensar en las millones de personas en Siria que esperan que el Consejo de Seguridad decida su suerte", dijo el viernes en un comunicado el embajador alemán en la ONU, Christoph Heusgen, que preside este mes la instancia más elevada de la ONU.

Junto a Bélgica, otro miembro no permanente del Consejo, Alemania es responsable del aspecto humanitario de la crisis siria en la ONU.

El doble veto de este viernes a la propuesta de Berlín y Bruselas fue el número 16 de Rusia y el décimo de China desde el inicio de la guerra en Siria en 2011.

Para la ONU, mantener el mayor número posible de puntos de acceso es crucial, sobre todo en función de la expansión de la pandemia de covid-19 en la región.

En junio, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres reclamó en un informe la prolongación del dispositivo transfronterizo por un año, manteniendo los dos accesos actuales.

Tras el nuevo doble veto de China y Rusia, las ONG fustigaron al Consejo por su incapacidad para llegar a un acuerdo.

Según advirtió la oenegé Oxfam, detener la ayuda transfronteriza representaría "un golpe devastador para millones de familias sirias que dependen de esta asistencia para el agua potable, comida, servicios de salud y refugio".

David Miliband, presidente de la ONG International Rescue Committee, denunció en un comunicado "un día negro" para los sirios y una "vergüenza".

"Rusia y sus opositores en el Consejo ven estas discusiones como un medio de ganar puntos políticos frente al otro, pero no se trata de un juego", subrayó Richard Gowan, del International Crisis Group.

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