Ayuda para una olla común, el pedido de conductores sin trabajo en Bolivia

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Imagen fechada el 23 de junio de 2020 que muestra a un conductor de autobuses urbanos en situación de desempleo mientras pide ayuda en una avenida de Santa Cruz (Bolivia). EFE/Juan Carlos Torrejón
Imagen fechada el 23 de junio de 2020 que muestra a un conductor de autobuses urbanos en situación de desempleo mientras pide ayuda en una avenida de Santa Cruz (Bolivia). EFE/Juan Carlos Torrejón

Santa Cruz (Bolivia), 25 jun (EFE).- "Somos choferes, pedimos ayuda para olla común", es el reclamo con el que pide apoyo en un semáforo un grupo de conductores de buses en Santa Cruz, la mayor ciudad de Bolivia.
Quienes se detienen con sus automóviles dejan su ayuda en un bote de plástico en el que los choferes esperan al menos unas monedas para comprar comida.
La cuarentena los dejó sin trabajo, pues no circula el transporte público en la ciudad, de algo más de millón y medio de habitantes.
"Olla común, gracias pueblo", "Somos choferes, gracias pueblo por la ayuda", se lee en otros de los carteles para recabar algo de dinero con el que comprar comida para cocinarla sobre un fuego de leña.
"Hemos salido a las cales a pedir ayuda a la ciudadanía, al vecino, al usuario", relata a Efe Marcelo Mamani, dirigente de un sindicato de conductores de autobuses urbanos y microbuses, un transporte popular en Bolivia.
"No tenemos ningún ingreso", lamenta Mamani, secretario ejecutivo del Sindicato de Choferes Asalariados Nueva Esperanza, "la voz del chofer".
Estos conductores asalariados carecen de seguro de salud ni de vida, denuncia el dirigente, por lo que cuando se recupere el transporte colectivo, piden garantías para no contagiarse de coronavirus, ni ellos ni sus pasajeros.
"Somos la primera línea de contacto ante el usuario, entonces quién sería responsable, el Gobierno departamental, los dueños de micros", se pregunta, pues muchos son empleados del propietario del vehículo.
"No vamos a volver a trabajar si no hay las garantías necesarias de parte del sector de los dueños y del Gobierno Municipal", advierte, pues "llegaríamos a estar infectados por este virus invisible".
Su llamado no se frena pese a los "muchos despidos", porque "muchos dueños están botando a sus choferes por el solo hecho de salir a las calles a pedir un poco de colaboración", sentencia.
Santa Cruz es la ciudad más golpeada por la pandemia en Bolivia, capital de la región del mismo nombre que concentra más de la mitad de los contagios, casi 16.000, y la mayor parte de los fallecidos, 365, de los cerca de 27.500 positivos y 876 decesos contabilizados oficialmente en todo el país.
La ciudad, capital económica de Bolivia, es una de las urbes que mantiene una cuarentena estricta, aunque se plantea si reanuda el transporte público a partir del 1 de julio, pues cerca de 8.000 micros y trufis o taxis compartidos llevan más de tres meses sin ingresos desde que comenzaron las restricciones de circulación.