Estudiantes africanos temen haber perdido un año por falta de recursos

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La estudiante sudafricana Kholofelo Mohale recibe feliz la noticia de la reapertura de la universidad, cerrada durante dos largos meses debido a la pandemia de covid-19. Eso significa que podrá recuperar su cuarto de estudiante, volver a ver a sus amigos y retomar los cursos, aunque sea en forma parcial.

"Somos seis en casa", dice la estudiante de la prestigiosa Facultad de Economía Witwatersrand, en Johannesburgo. "Cuando todos estamos allí, ni siquiera hay lugar para una mesa", cuenta.

Al igual que 100 millones de estudiantes en todo el mundo, según estimaciones de expertos, la educación de Mohale fue brutalmente interrumpida por la pandemia. La joven fue enviado a casa, a seguir cursos en línea.

Pero para ella y muchos jóvenes en África subsahariana, la alternativa llegó rápidamente a sus límites. Sin tener una computadora o un acceso fluido a internet, su año se convirtió en un rompecabezas.

En su modesta casa en el pobre pueblo de Alexandra, la estudiante sudafricana tuvo que decidirse a estudiar por la noche para estar tranquila y tener una velocidad mínima en la web.

"Espero no haber perdido dos meses", se preocupa, "tengo que recuperar el tiempo perdido".

Si la situación es difícil para los estudiantes pobres de Sudáfrica, uno de los países más ricos del continente, es aún más complicado en otros lugares.

"Mis padres son pobres, tuvieron que vender parte de su cosecha para comprarme un teléfono celular", dice Annet Karabo, de 28 años, que estudia ciencias sociales en la Universidad Cristiana de Mukono, Uganda.

"El gobierno suspendió las clases y ni siquiera nos reembolsaron", lamenta.

- Jugar al Scrabble -

Estudiante de periodismo en Douala (Camerún), Floriane Wiltord critica a su universidad privada por no haber cumplido sus promesas.

"Nuestro establecimiento aseguró que se realizarían cursos en línea. Pero esto rara vez se hizo", dice. "Ni siquiera era educación a distancia: en nuestro caso, nos pusieron en línea cursos que ya nos habían dado antes del cierre", critica.

Lo mismo ocurrió en la Universidad de Yamena, la capital de Chad.

"No se ha hecho ninguna provisión para permitirnos seguir los cursos, aunque sea a distancia", se queja Moussa Nestor, de 25 años, en el segundo año de Ciencias Humanas.

"Algunos de mis amigos y yo pasamos nuestro tiempo jugando al Scrabble", dice.

Para no perder el tiempo, Amadou Kouyaté, un guineano estudiante de periodismo en la Universidad de Dakar, la capital senegalesa, se convirtió en repartidor de comida para un restaurante, gracias a su monopatín.

Sus lecciones teóricas están disponibles en línea, pero la enseñanza de campo se suspendió.

"Fue un período difícil", dijo Kouyate, de 24 años, quien dijo haber vivido en su habitación cerca de la universidad un "cierto sentimiento de soledad".

Atrapado en Yamena con primos lejanos, Ramadji Nestor, de 25 años y del sur de Chad, llega a fin de mes custodiando motocicletas para los clientes de un banco.

"Desde que cerró la universidad, he estado haciendo pequeñas cosas para mantenerme", dice el estudiante de derecho.

"Todos se las arreglan para mantener el nivel" de los estudios, agrega. "Después de mis actividades matutinas, por la noche continúo revisando mis viejas lecciones", cuenta.

- Recuperación difícil -

La pandemia sigue progresando en el mundo, pero África, con más de 300.000 casos y 8.000 muetos registrados, no se ha visto tan afectada en comparación con otros continentes.

Portavoz de la Asociación de Universidades Africanas, con sede en Ghana, Felicia Kuagbedzi está encantada de que la crisis haya hecho posible llamar la atención sobre los retrasos africanos en la educación e Internet.

"Uno de los impactos positivos es que los estudiantes y profesores que no eran muy expertos en tecnología comenzaron a involucrarse", señala.

"Espero que esta tendencia continúe después de la pandemia", dice.

"Hemos tomado medidas para desarrollar las capacidades de las universidades para implementar la educación a distancia, porque esta crisis ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los métodos convencionales", dijo Mary Okwakol, de la Autoridad de Educación Superior de Uganda.

A pesar de este progreso, la reanudación del año académico aún este año parece difícil.

"Conseguir que todos cumplan con los estándares" será difícil, especialmente los estudiantes más modestos, apunta el profesor de ciencias políticas Charles Kabwete, de la Universidad de Ruanda.

Para algunos de sus estudiantes, la educación a distancia no habrá cambiado nada.

"Cuando se reanuden las clases, tendremos que estudiar en clase nuevamente", dijo el estudiante de derecho Isaac Rwapasika, de 25 años, "así que creo que aprender en Internet habrá sido inútil para la mayoría de nosotros".

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