La diplomacia británica obtiene control total de la ayuda internacional

Compartir
Compartir articulo

El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció el martes la fusión de los ministerios de Relaciones Exteriores y Desarrollo Internacional, suscitando el temor de que se politice la generosa ayuda exterior británica y afecte a lo países más necesitados.

El Reino Unido es el único país del G7 que dedica el 0,7% de su PIB a la ayuda al desarrollo, un nivel que Johnson se ha comprometido a mantener.

Sin embargo, tras esta reforma "el ministro de Relaciones Exteriores tendrá el poder de decidir qué países reciben o dejan de recibir la ayuda británica", dijo el primer ministro ante la Cámara de los Comunes.

El líder conservador justificó esta medida por una cuestión de coherencia en la acción exterior británica: la financiación deberá tener en cuenta ahora las amenazas geopolíticas que plantea Rusia o el auge de China, por ejemplo.

"Estamos dando diez veces más ayuda a Tanzania que a los seis países de los Balcanes occidentales que están extremadamente expuestos a la interferencia rusa", argumentó Johnson.

El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Mancomunidad y Desarrollo dará "más peso" a la diplomacia británica una vez que entre en funcionamiento en septiembre, dijo.

Pero la decisión fue recibida como un jarro de agua fría por las numerosas oenegés basadas en el Reino Unido.

"Es un paso atrás que puede costar millones de vidas", advirtió Danny Sriskandarajah, presidente Oxfam.

"El Reino Unido ha sido conocido en las últimas dos décadas como un líder mundial en desarrollo y es en parte porque hemos tenido un departamento especializado que ha tenido un enfoque preciso para terminar con la pobreza extrema", afirmó.

Por la experiencia en otros países "donde el departamento de desarrollo fue absorbido por un departamento de política exterior", sabemos que "se reduce el impacto en la reducción de la pobreza extrema", agregó.

Por su parte, Martin Drewry, director de Health Poverty Action, denunció que esta decisión "aumentará aún más la desigualdad al utilizar la ayuda, y por tanto la vida de las personas en todo el mundo, como moneda de cambio al servicio de intereses comerciales o políticos".

La fusión fue también criticada por tres ex primeros ministros británicos: Tony Blair, Gordon Brown y David Cameron, para quien la decisión es un "error".

mpa-acc/mis