La muerte de Floyd reabre las heridas del pasado colonial belga

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La muerte del afroamericano George Floyd reabrió el debate sobre la violencia durante la colonización belga del Congo y la responsabilidad del ex rey Leopoldo II, cuyas estatuas son el blanco de la cólera de los activistas antirracistas.

El martes, el ayuntamiento de Amberes retiró incluso una de esas estatuas de una plaza de la ciudad portuaria para trasladarla a los fondos del Museo de Middelheim y donde se quedará "probablemente", según el vocero del burgomaestre Bart De Wever.

La talla, que representaba al monarca con su larga barba, fue atacada la semana pasada, como otras en el resto del país. Además de incendiada, la escultura fue recubierta de pintura roja para simbolizar la sangre vertida por los congoleños.

Nadie reivindicó la serie de degradaciones, pero llega en un contexto de protestas contra la muerte de Floyd a manos de la policía en Estados Unidos y de demandas en Bélgica de retirada de las estatuas de Leopoldo II.

Apodado el "rey constructor", el soberano entre 1865 y 1909 es un "héroe para algunos, pero también un verdugo", "mató a más de 10 millones de congoleños", asegura el grupo "Reparemos la Historia", cuya petición sobre las tallas de Bruselas recabó 64.000 firmas.

Estas representaciones conllevan "una cierta glorificación de la historia" ocultando "las violaciones, las mutilaciones, el saqueo de la riqueza", para Marie-Fidèle Dusingize, una estudiante que pidió la retirada de una estatua en su universidad en Mons (sur).

Para los expertos, esta movilización es un signo de una verdadera sed de explicaciones sobre lo que fue realmente la colonización del Congo hasta su independencia en 1960, ya que el debate avanza "demasiado lentamente" en Bélgica.

- "Descolonizar el espacio público" -

La figura de Leopoldo II centra el debate porque encarna la "brutalidad" de este período, según ellos.

"Muchas muertes son atribuibles a la presencia de sus tropas, incluso si el apartheid y la violencia no se detuvieron en 1908", cuando el Congo pasó al Estado belga, dijo el politólogo congoleño Jean Omasombo a la AFP.

El Congo fue durante mucho tiempo la propiedad privada del segundo rey de los Belgas, que recurrió al trabajo forzado para que los nativos extrajeran el caucho, apunta este investigador del Museo Real de África Central en Tervuren, cerca de Bruselas.

Algunos políticos belgas como el diputado bruselense, Kalvin Soiresse, piden ahora "un trabajo histórico y memorial en profundidad", necesario para "deconstruir el racismo".

"Sabemos precisamente que el racismo se heredó, en gran medida, de la propaganda y del imaginario coloniales", asegura este oriundo de Togo, que reclama una "descolonización del espacio público" en Bruselas.

Nombres de calles, estatuas, monumentos. Más de 440 referencias al pasado colonial existen en Bélgica, según un censo del historiador estadounidense Matthew Stanard.

Muchas placas rinden homenaje a la "misión civilizadora" de los colonos belgas en el territorio llamado actualmente República Democrática del Congo. Menciones "muy patriarcales", lamente Soiresse.

En respuesta a los llamados a más transparencia, la ministra francófona de Educación, Caroline Désir, prometió el lunes que el aprendizaje de la historia del Congo sería "obligatorio y sistemático" en los futuros programas escolares.

El domingo en Bruselas, una manifestación contra el racismo bajo el lema "Black Lives Matter" reunió a 10.000 personas, según la policía.

mad/tjc/mb