Acuerdos globales para salvar a océanos frenados por covid-19

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(Bloomberg) -- Antes de que 2020 se convirtiera en el año de covid-19, iba a ser el “año de los océanos“.

En vista de que solo una pequeña porción están protegidos por ley o acuerdos, había altas expectativas de lograr pasos significativos para preservar la biodiversidad, controlar la sobrepesca y reforzar la responsabilidad social. Luego llegó el coronavirus y se aplazaron las reuniones de alto perfil desde el Tratado sobre aguas internacionales (el primer acuerdo global para monitorear y gestionar aguas internacionales) hasta la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Los océanos son fundamentales en cualquier esfuerzo por frenar el calentamiento global. La demora en los acuerdos globales, dado el poco tiempo que queda para evitar una catástrofe, solo ha empeorado las cosas.

Las aguas a más de 200 millas náuticas de las costas nacionales son de alta importancia tanto para la pesca como para la mitigación climática. La Comisión Océano Mundial estima que las aguas internacionales representan hasta US$16.000 millones en captura bruta anual y entre US$74.000 millones y US$222.000 millones en almacenamiento anual de carbono. A medida que el mundo lucha por reducir las emisiones a cero para 2050, un objetivo que según científicos es necesario para evitar cambios planetarios masivos, la capacidad oceánica de almacenar CO₂ disminuirá cada vez más, según una nueva investigación publicada la semana pasada en el diario AGU Advances.

El impulso actual ante la administración marina y nuevos acuerdos recibió empuje el año pasado, cuando científicos confirmaron que los océanos han absorbido casi un tercio del CO2 humano generado —y que cualquier CO2 adicional que absorban tendrá un costo inmenso sobre la vida marina y el medio ambiente.

“El océano es más cálido, más ácido, menos productivo y sus niveles están aumentando”, dijo Justin Kenney, asesor principal sobre clima, energía y medio ambiente de la Fundación de las Naciones Unidas. “El trabajo sobre alta mar, biodiversidad y cambio climático, está interconectado”.

Tampoco hay casi leyes para aguas internacionales. Dado que cubren dos tercios de la superficie del planeta, están sujetos a un mosaico de acuerdos que en gran medida no conservan la biodiversidad, dijo Sophie Mirgaux, enviada especial de Bélgica para el océano.

Años de reuniones y complejas negociaciones esenciales para finalizar el Tratado sobre aguas internacionales iban a llegar a punto crítico esta primavera. Después de tres reuniones de Biodiversidad más allá de las áreas de jurisdicción nacional (BBNJ, por sus siglas en inglés) desde septiembre de 2018, solo quedaban tres cuestiones por resolver: comercialización equitativa y conservación de los recursos genéticos marinos; designación de áreas marinas protegidas; y cómo realizar evaluaciones de impacto ambiental para la minería en aguas profundas. La cuarta reunión, que originalmente estaba programada para fines de marzo en la ciudad de Nueva York, fue pospuesta hasta principios de 2021.

Mirgaux y sus contrapartes internacionales continúan las negociaciones de forma remota para finalizar el lenguaje del tratado sobre estos temas. “Tenemos que mantener un sentido de urgencia, y no dejar que [este esfuerzo] se pierda”, dijo.

Su tarea es más difícil aun ahora que han sido pospuestas hasta 2021 otras tres reuniones de alto perfil cuyo objetivo era trazar un futuro estratégico para los océanos: la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas, el Convenio sobre la Diversidad Biológica COP15 y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26.

La pandemia podría exacerbar una situación ya grave. La pesca ilegal y no declarada podría empeorar a medida que se reduce el monitoreo en buques y puertos, dijo David Balton, exembajador de EE.UU. para los océanos y la pesca y miembro de Woodrow Wilson Center en Washington D.C.

La industria naviera ha establecido un ambicioso objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de 50% para 2050.

“Los próximos dos años son críticos porque hay 50.000 embarcaciones, con vida útil de 20-25 años, y necesitamos hacer cambios para cumplir con nuestras ambiciones de 2050”, dijo Melanie Moore, directora de sostenibilidad en Wilhelmsen, el transportista global con sede en Noruega. Wilhelmsen planea tener combustible de hidrógeno disponible para las embarcaciones costeras en 2024, pero “no es tan fácil como simplemente cambiar el combustible”, dijo Moore.

La industria global necesita compromisos y supervisión gubernamental para desarrollar no solo combustibles alternativos, sino también las regulaciones y la infraestructura para la transición final, dijo.

En una muestra de ese compromiso, la Unión Europea publicó recientemente un plan para proteger 30% de tierras y mares europeos para 2030, un primer paso importante hacia un objetivo global para los océanos establecido por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Ese objetivo fue casi inmediatamente atacado el 5 de junio cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió una orden ejecutiva para reabrir la única área marina protegida en aguas atlánticas de EE.UU. para la pesca comercial.

Nota Original:Global Deals to Save Oceans Were In Reach. Then Covid-19 Hit

©2020 Bloomberg L.P.