Expertos EE.UU. buscan una solución a un socavón que amenaza a oleoducto ecuatoriano

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El SOTE, de unos 500 kilómetros de longitud y que atraviesa por un segmento de la cordillera andina, tiene una capacidad de transporte de 360.000 barriles de crudo por día y une los campos de extracción en la región Amazónica (noreste) con los puertos de embarque en la provincia costera de Esmeraldas (noroeste). EFE/José Jácome/Archivo
El SOTE, de unos 500 kilómetros de longitud y que atraviesa por un segmento de la cordillera andina, tiene una capacidad de transporte de 360.000 barriles de crudo por día y une los campos de extracción en la región Amazónica (noreste) con los puertos de embarque en la provincia costera de Esmeraldas (noroeste). EFE/José Jácome/Archivo

Quito, 7 jun (EFE)- Expertos de Estados Unidos apoyan en la búsqueda de soluciones a largo plazo a un fenómeno geológico que amenaza al principal oleoducto petrolero de Ecuador, en riesgo por un socavón generado en un sector montañoso de la Amazonía ecuatoriana.
Así lo informó este domingo la empresa estatal Petroecuador, al precisar que expertos de varias agencias estadounidenses especializadas en este tipo de situaciones de emergencia analizan, al momento, la información del fenómeno de erosión regresiva en las riberas del río Quijos (Alto Coca).
El pasado 7 de abril, un socavón en el sector de San Rafael causó la rotura del estatal Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), un poliducto de derivados y el privado Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), que generó la suspensión de las exportaciones petroleras por varios días.
Tras la reparación, Petroecuador anunció esta semana que suspendía nuevamente el bombeo de crudo por el SOTE, ante la posibilidad de nuevos efectos por la erosión geológica en la zona de San Rafael, que amenaza a las tuberías y a una carretera de la región.
Petroecuador indicó que la coordinación para la colaboración de los expertos extranjeros se efectúa en las áreas geológica y ambiental.
Agregó que las agencias Geological Survey, Department of Transportation y Pipeline and Hazardous Materials Safety Administration colaboran en el diseño de alternativas de largo plazo, para proteger el tramo del SOTE ubicado en San Rafael, en el límite entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos.
Expertos de esas instituciones evalúan las características del fenómeno natural y la formación geológica del sector, mientras que en materia ambiental se analizan "las técnicas y las acciones de remediación" ecológica aplicadas durante el primer percance.
Especialistas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el Equipo Nacional de Respuesta y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica participan en la evaluación ambiental, agregó Petroecuador.
Además, la Escuela Nacional de Control de Derrames de la Universidad Corpus Christi ofrece apoyo técnico a través de talleres de capacitación al personal de Petroecuador encargado de supervisar los trabajos de limpieza y remediación ambiental.
Pablo Flores, gerente de la estatal petrolera ecuatoriana aseguró que "con el aporte de las agencias del equipo de emergencia de los Estados Unidos se reforzará el trabajo efectuado hasta el momento" por Petroecuador.
"Es un gran apoyo de la Embajada (de EEUU en Quito) coordinado con científicos de primer nivel", añadió Flores, tras precisar que esta asistencia técnica no representa ningún costo o inversión para la petrolera pública ecuatoriana.
El pasado miércoles, el SOTE, que transporta el grueso de la producción petrolera de Ecuador, dejó de operar luego de un mes de haber sido reparado tras la rotura ocurrida el 7 de abril.
El SOTE, de unos 500 kilómetros de longitud y que atraviesa por un segmento de la cordillera andina, tiene una capacidad de transporte de 360.000 barriles de crudo por día y une los campos de extracción en la región Amazónica (noreste) con los puertos de embarque en la provincia costera de Esmeraldas (noroeste).
Ecuador, que produce unos 530.000 barriles de petróleo diarios, basa su economía en la exportación de crudo, una de las principales fuentes de ingreso de divisas para una economía que está completamente dolarizada desde el año 2000.