Comunicación de gobierno Bolsonaro sobre covid-19 es "poco transparente" (analistas)

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A medida que Brasil se convertía en el tercer país con más muertos por covid-19, el gobierno atrasaba los balances oficiales y relegaba a segundo plano el número de óbitos, en una estrategia comunicacional considerada por analistas como "poco transparente".

El presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro relativizó el nuevo coronavirus desde el inicio de la pandemia. En abril destituyó a Luiz Henrique Mandetta como ministro de Salud y 27 días después, su sucesor, Nelson Teich, renunció por diferencias sobre cómo abordar la crisis.

Desde la salida de Mandetta, que divulgaba el balance de casos a las 17H00 y daba ruedas de prensa diarias, el gobierno fue cambiando su modo de informar sobre la enfermedad, que ya dejó más de 600.000 infectados y 35.000 muertos en Brasil.

Esta semana el balance, que ya salía a las 19H00, pasó a las 22H00. "Acabó la noticia en el Jornal Nacional [noticiario nocturno con mayor audiencia del país]", dijo Bolsonaro el viernes a periodistas que cuestionaron el atraso de los números.

El formato también fue modificado: primero dio más peso al número de recuperados que al de muertos y ahora incluye sólo los registros de las últimas 24 horas.

El portal oficial de datos salió del aire el viernes y volvió el sábado con apenas cifras del último día, restringiendo a la población el acceso a las cifras totales de la pandemia.

La divulgación total, afirmó Bolsonaro en Twitter, "no retrata el momento del país".

"No informar significa que el Estado es más nocivo que el virus", dijo el exministro Luiz Henrique Mandetta este sábado en una transmisión en redes sociales, afirmando además que el apagón informativo favorecerá la proliferación de fake news.

- "Marcador de la Vida" -

La estrategia de destacar la cifra de recuperados y relativizar la de muertes está plasmada en el "Marcador de la Vida", publicación de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia que desde abril contabiliza los casos de "infectados", de "brasileños salvados" y pacientes "en vías de recuperación", sin incluir las muertes.

El 19 de mayo, cuando Brasil superó por primera vez el registro de mil muertes en 24 horas, los internautas criticaron esa publicación haciendo con memes una analogía del resultado de la semifinal de la Copa del Mundo 2014, cuando Alemania aplastó 7-1 a Brasil: "Es como decir un gol de Brasil, 52% de posesión de bola, 18 finalizaciones".

"En términos de comunicación pública, no podemos decir que ese cambio atiende a los intereses de la sociedad; claramente está orientada hacia los intereses políticos", sostiene Fernando Nogueira, profesor de la escuela de Administración de la Fundação Getúlio Vargas.

"Al intentar transformar los boletines médicos en un 'marcador de la vida', creas una realidad paralela y personalista. Es como si la empresa responsable del Titanic dijera: 'Bueno, hemos salvado tantas personas'", afirma Thomas Traumann, quien fuera secretario de comunicación durante la presidencia de Dilma Rousseff (2011-2016).

"En una situación tan grave, ese tipo de comunicación pasa poquísima credibilidad, es poco efectiva y poco transparente", analiza Nogueira, para quien la estrategia es "personalista".

"El presidente no habla como jefe de Estado. Cuando le preguntan sobre las muertes, responde: '¿Qué quieren qué haga?', como si se esperara que él fuera al hospital a salvar a alguien", dice.

- Inconsecuencias -

El general Eduardo Pazuello, que asumió provisoriamente el Ministerio de Salud hace tres semanas y fue oficializado en calidad de interino, no comparece a las intermitentes ruedas de prensa de la cartera.

"Es importante ser consistente presentando datos de forma técnica, a la hora y con la regularidad esperada. Al frustrar las expectativas, destruyes tu credibilidad", dice Nogueira.

El médico João Gabbardo, que fue secretario ejecutivo de Mandetta, evitó comentar la actual gestión, pero resaltó que su trabajo, junto al exministro, "se caracterizó por la transparencia". "Todos tenían las informaciones, todos sabían lo que estaba ocurriendo", dijo a la AFP.

Para Traumann, la estrategia comunicacional no trae resultados positivos para el gobierno. "Si observas cualquier sondeo después de marzo ves que la desaprobación [del gobierno] aumentó sensiblemente de un 30% hasta, en algunas encuestas, un 50%". En el campo de la gestión frente al coronavirus, la desaprobación del gobierno llega al 70%.

"En el área pública todo comunica, no sólo el mensaje. Formalizar un ministro interino, por ejemplo, comunica de forma flagrante las prioridades, así como atrasar los números o no dar ruedas de prensa diarias", dice Nogueira.

La Secretaría de Comunicación de la Presidencia y el Ministerio de Salud no respondieron hasta el momento a las solicitudes de entrevistas de la AFP.

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