El país de la "dolce vita" ve el futuro negro

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Con la recesión más grave registrada desde la Segunda Guerra Mundial y perdida la confianza de los inversores por la pandemia de coronavirus, los empresarios italianos ven negro el futuro de la tercera economía de la zona euro.

El índice de confianza empresarial alcanzó en mayo el nivel más bajo registrado desde marzo de 2005, fecha en que el Instituto Nacional de Estadística (Istat), comenzó a medirlo.

De marzo a mayo de este año, en plena epidemia, el índice cayó de 79,5 a 51,1 puntos.

Se trata de datos "alarmantes ya que la emergencia sanitaria y económica ha afectado a las empresas, especialmente a aquellas activas en el comercio, los servicios y el turismo", comentó Confesercenti, la organización que representa a las pequeñas y medianas empresas de esos sectores.

Los empresarios están preocupados "por la falta de liquidez, necesaria para cubrir los gastos y garantizar los salarios (...) Estamos por tocar el punto de no retorno", reconoció la presidenta de la organización, Patrizia De Luise.

A nombre de esos empresarios, De Luise solicitó al gobierno que las medidas tomadas (garantías de préstamos, ayuda por pérdida de fondos para las PYME y otras) sean "inmediatamente operativas".

Para ella, "es necesario reducir la burocracia, acelerar y simplificar los trámites, porque si los apoyos se retrasan más tiempo, a muchas compañías no les queda más remedio que detener sus actividades", dijo.

La controversia se desató debido a que el gobierno ha acusado a los bancos de excesiva lentitud para aprobar el acceso a los fondos públicos por parte de las empresas.

Por su parte, los bancos sostienen que han procesado 400.000 solicitudes de préstamos al Fondo de Garantía Público por un total de 18.000 millones de euros (20.000 millones de dólares).

- Un millón de empleos amenazados -

Italia, primer país afectado en Europa por la epidemia, impuso estrictas medidas de contención durante dos meses, paralizando gran parte de su actividad económica.

En el primer trimestre, su Producto Interno Bruto (PIB) cayó de un 5,3% en comparación con el anterior, un descenso mayor de lo esperado y nunca visto en 25 años, según Istat.

Se calcula que el país registrará este año su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, con una caída del PIB, estimada este viernes por el Banco de Italia, del 9% al 13%.

Para Carlo Bonomi, presidente Confindustria, la principal organización de industriales, "entre 700.000 a un millón de empleos están en peligro" en la península.

"Los empleos se crean si hay crecimiento, innovación e inversión. La crisis del automóvil no se resuelve con préstamos o desempleo técnico. La resolvemos mirando hacia el futuro, hay que invertir en nuevas tecnologías", insistió.

Un rayo de esperanza, sin embargo: el plan de recuperación de la UE de 750.000 millones de euros (835.000 millones de dólares) anunciado esta semana, del que Italia será el primer beneficiario con 172.000 millones de euros (190.000 millones de dólares) de subvenciones y préstamos.

- Sin ayuda -

Los italianos en su conjunto parecen resistir, aunque el célebre país de "la dolce vita" está en luto por la muerte de 33.000 personas por el coronavirus.

También la confianza del consumidor cayó de 100,1 a 94,3 de marzo a mayo, el nivel más bajo desde finales de 2013.

Pese a que el Estado apoyó el desempleo temporal y aprobó compensaciones para los empleados que quedaron sin trabajo, un buen número de personas fue olvidada.

Es el caso de Eleonora Fogliacco, de 35 años, profesora de natación y fitness en Lombardía, una región particularmente afectada, que ordenó el cierre de piscinas y centros deportivos a finales de febrero.

"No pude acceder a la ayuda de 600 euros (670 dólares) por mes proporcionada por el gobierno porque había ganado más de 10.000 euros (11.100 dólares) el año anterior", contó la joven, que se quedó de repente sin trabajo.

"Durante el cierre, alternaba días muy tranquilos y días en los que me sentía completamente perdida, sin ninguna ayuda del Estado, no veía algún futuro y no sabía a qué aferrarme", confesó.

"No compro nada. Dependo de mi compañero para hacer mercado", reconoce la deportista.

Para ella, la pandemia "ha cambiado la vida de todos" y cree que "será muy complicado" el futuro cercano.

Según una encuesta de Confcommercio-Censis publicada el martes, el 52,8% de las familias italianas ven el futuro negro para ellas mismas y el 67,5% para el país entero.

Debido al encierro, el 42,3% registró una reducción de sus ingresos, el 25,8% dejó de trabajar y el 23,4% quedó desempleado.

Además, seis de cada diez familias temen perder sus empleos. Ante esa situación, el 48% tuvo que renunciar a las vacaciones e inclusive a concederse fines de semana de descanso largos.

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