EEUU cancela exenciones que permitían actividades nucleares de Irán

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Estados Unidos canceló el miércoles las exenciones que permitían proyectos vinculados al programa nuclear civil iraní a pesar de las sanciones de Washington, acabando así con el único compromiso que mantenía del acuerdo internacional de 2015 del que se retiró en 2018.

"Hoy anunciamos el fin de las exenciones a las sanciones para todos los proyectos nucleares de Irán", declaró el secretario de Estado, Mike Pompeo, en un comunicado.

Con esta medida, los países que mantienen el acuerdo nuclear con la República islámica -Alemania, Francia, Reino Unido, Alemania, China y Rusia- e implicados en esos proyectos podrían ser sancionados por Washington.

A pesar de su "campaña de máxima presión" contra Teherán desde que abandonó el acuerdo en 2018, la administración de Donald Trump había prolongado varias veces esas exenciones de forma discreta.

Esos permisos concernían, sobre todo, el reactor de Teherán, destinado a la investigación, así como el reactor de agua pesada de Arak, controlado por la comunidad internacional con el fin de garantizar que fuera imposible producir plutonio para uso militar.

Pompeo otorgó un último periodo de 60 días para que "las compañías y entidades implicadas en esas actividades pongan fin a sus operaciones".

El secretario de Estado renovó, sin embargo, por 90 días la exención de la que goza el programa de apoyo internacional a la central de Bushehr para "garantizar la seguridad de las operaciones".

- Una escalada "inaceptable" -

"Políticamente, esas exenciones no eran coherentes con la estrategia de máxima presión", considera Behnam Ben Taleblu, del círculo de reflexión Foundation for Defense of Democraties, que defiende una actitud de tolerancia cero hacia Teherán.

"Las violaciones por Irán no paran de aumentar, con o sin exenciones", afirmó.

Esa cuestión generó en los últimos meses un debate en el gobierno estadounidense sobre la necesidad de someter también esos programas, como casi el resto de la economía iraní, a las sanciones de Washington, impidiendo así que las compañías rusas, chinas y europeas implicadas pudieran participar en esas actividades.

La postura más dura se ha acabado imponiendo después de que Teherán se fuera desligando poco a poco de los términos del acuerdo sobre su programa nuclear.

La República Islámica dejó de respetar en los últimos meses sus propios compromisos en materia nuclear para protestar contra las sanciones estadounidenses que castigan su economía.

Esa decisión iraní llevó a los demás firmantes del acuerdo (Francia, Reino Unido y Alemania) a abrir un procedimiento contra Irán por violar el texto, que está más en entredicho que nunca.

"El régimen iraní continúa sus amenazas nucleares", dijo Pompeo. "Esta escalada de acciones es inaceptable y no puedo justificar una renovación de las exenciones".

"El chantaje nuclear del régimen va a dar lugar a una mayor presión sobre Irán", amenazó el jefe de la diplomacia estadounidense

Pompeo colocó además al director ejecutivo de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Amjad Sazgar, y a otro responsable encargado de investigar y desarrollar las centrifugadoras, Majid Aghai, en una lista negra estadounidense.

Las tensiones entre Washington y Teherán alcanzaron su apogeo a principios de enero, cuando el ejército estadounidense mató al poderoso general iraní Qasem Soleimani en un bombardeo cerca del aeropuerto de Bagdad.

La administración de Trump quiere ahora prorrogar el embargo internacional sobre las ventas de armas convencionales a Irán, que expira en octubre. Teherán ya ha advertido que esa medida supondría la sentencia de muerte del acuerdo sobre el programa nuclear.

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