Alto el fuego de tres días en Afganistán por el fin del Ramadán

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Afganistán se encamina hacia tres días de tregua a partir del domingo con motivo del Aíd al Fitr, la fiesta que marca el final del Ramadán, después de que los talibanes anunciaran un alto el fuego, aceptado por el presidente, Ashraf Ghani.

Los talibanes, que llevan semanas perpetrando mortíferos ataques contra las fuerzas afganas, anunciaron, para sorpresa general, una suspensión unilateral de los combates para que sus conciudadanos "puedan celebrar en paz" la fiesta del Aíd al Fitr, que marca el fin del ayuno musulmán del Ramadán, según un comunicado divulgado por uno de sus portavoces.

La dirección de los insurgentes instó a sus combatientes a "tomar medidas especiales para la seguridad de los compatriotas, y no llevar a cabo operaciones ofensivas contra el enemigo", aunque se podrán defender si son atacados, según el comunicado.

Es la primera vez que los talibanes proponen deponer las armas desde que una coalición internacional dirigida por Estados Unidos los echó del poder a finales de 2001.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, acogió positivamente la propuesta poco después.

"Como comandante en jefe, dije a las ANDSF (las fuerzas nacionales de defensa y seguridad) que respeten esta tregua de tres días y que se limiten a defenderse en caso de ataque", tuiteó el presidente, quien "aplaudió" el anuncio de los talibanes.

Zalmay Khalilzad, el emisario de Estados Unidos durante el acuerdo de Doha, alcanzado este invierno entre los talibanes y los estadounidenses - que prevé una retirada de las tropas extranjeras de Afganistán antes del verano de 2021 a cambio de garantías en términos de seguridad - se congratuló el sábado por el inesperado anuncio y lo calificó en Twitter de "oportunidad transcendental que no debe ser perdida".

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también afirmó que esperaba que "todas las partes aprovechen esta oportunidad de paz".

A finales de abril los rebeldes rechazaron una oferta de alto el fuego de Ghani con motivo del Ramadán, propuesta que calificaron como "no racional ni convincente".

Ashraf Ghani, que desde hace años multiplica los pedidos de alto el fuego, llegó a lograr un cese de combates de tres días en junio de 2018, con motivo del Aíd al Fitr.

Esa tregua dio pie a sorprendentes escenas de confraternización entre los talibanes y las fuerzas de seguridad.

Los talibanes también respetaron una tregua parcial de nueve días a finales de febrero, con motivo de la firma del acuerdo de Doha con los estadounidenses.

- Advertencia de EEUU -

Pero después intensificaron sus ataques contra las fuerzas de seguridad afganas, y llevaron a cabo más de 3.800 ataques desde marzo, matando 420 civiles e hiriendo a otros 906, según las autoridades afganas.

La misión de asistencia de la ONU en Afganistán (Manua), en un informe el pasado martes, contabilizó 208 civiles muertos en abril a causa de los ataques rebeldes, una cifra en alza del 25% respecto a abril de 2019.

Esta semana, intentaron, en vano, tomar Kunduz, una ciudad estratégica del norte, que han atacado varias veces en los últimos años y que controlaron durante un espacio breve de tiempo.

Por otro lado, las pérdidas civiles infligidas por las fuerzas de seguridad a la población aumentaron un 38% en un año, con 172 muertos en abril, según la Manua.

Pese al fuerte recrudecimiento de la violencia, el líder de los talibanes, Haibatulá Akhundzada, afirmó el miércoles en un mensaje escrito que su movimiento estaba "comprometido con el acuerdo firmado con Estados Unidos".

Zalmay Khalilizad se encontraba en ese momento en Doha, Catar, para reunirse con los talibanes. El negociador estadounidense, aunque se mostró satisfecho con las tres reuniones "constructivas" que mantuvo con su homólogo enviado por los talibanes, el molá Abdul Ghani Baradar, lanzó una advertencia.

"Dije a los talibanes que la violencia, por parte de todos los actores, debe disminuir", tuiteó.

Unos días antes, había considerado que los insurgentes violan "el espíritu, si no la letra" del acuerdo de Doha, pues, a su juicio, se comprometieron a una reducción global de la violencia, algo que no se reflejaba en "el número de ataques y el número de afganos muertos en dichos ataques".

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