Un ciclista afgano recorre zonas rurales para concienciar sobre coronavirus

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El ciclista afgano Idrees Syawash está decidido a ayudar a corregir la curva de infecciones de coronavirus en su país y lo hace a golpe de pedal, recorriendo zonas rurales para animar a la población a llevar mascarillas y lavarse las manos.

"Cuando el coronavirus llegó a Afganistán fui a varios pueblos y vi que había gente que no era para nada consciente de ello", dice a la AFP este joven de 27 años, que viajó esta semana con su bicicleta por la provincia de Nangarhar, en el este del país.

"Decidí usar mi bicicleta para hacer una campaña lugar a lugar", apunta.

Afganistán informó de su primer caso de COVID-19 en febrero en la ciudad de Herat, en el oeste del país. Ahora tiene más de 8.600 infecciones confirmadas, con Kabul como mayor foco.

Las autoridades impusieron un confinamiento nacional en marzo, pero eso no ha impedido a Idrees Syawash lanzarse a la carretera o a los caminos para ayudar contra la enfermedad con sus mensajes de concienciación.

Ha obtenido permiso para llevar a cabo esta campaña y se ha reunido incluso con el gobernador de la provincia de Nangarhar.

"El gobierno local me está apoyado porque hago este trabajo por una buena causa", dice.

No es la primera campaña que Idrees realiza montado en su bicicleta. Anteriormente realizó una para ampliar las posibilidades educativas en el país.

Esta vez ha viajado a más de 120 pueblos, algunos en zonas complicadas, para recorrer unos mil kilómetros.

Su bicicleta azul tiene un caja en la parte posterior en la que transporta folletos que distribuye a los habitantes de los pueblos. En ellos se incluyen informaciones y consejos sobre higiene personal, que ayudan contra la propagación del virus.

Con un traje protector blanco, guantes y mascarilla, se detiene a menudo en la calle o en plazas de los pueblos para hablar con los habitantes locales, guardando las distancias de seguridad de dos metros.

- Lugares remotos -

Los niños persiguen su bicicleta, atraídos por este 'extraño visitante', e Idriss les explica cómo deben lavarse las manos durante veinte segundos.

"Ellos no saben, son pequeños, son inocentes", sonríe Syawash.

Su campaña le ha llevado a algunas zonas remotas de Afganistán, donde a menudo no llega la electricidad o internet. Muchos habitantes ni siquiera sabían que el nuevo coronavirus existía, relata.

"Si no lo saben, no siguen las normas", señala Syawash.

Las autoridades sanitarias consideran que el mayor reto para Afganistán es convencer a la población de que la enfermedad es real y peligrosa.

En Nangarhar, hasta la llegada en bicicleta de Syawash, había zonas en las que la gente no había escuchado nunca el término "COVID-19" o la noción del distanciamiento social.

"Estábamos saludándonos, abrazándonos, sentándonos juntos", cuenta Rahim Gul, un habitante local, informado ahora por uno de los folletos con consignas sanitarias.

"Este hombre nos dijo que no lo hiciéramos y que nos laváramos las manos con jabón durante veinte segundos", apunta.

La familia de Idrees Syawash está preocupada por la posibilidad de que su periplo pueda hacer que él contraiga el coronavirus.

"Pero eso no hará que deje de ayudar a la gente a aprender sobre la enfermedad y sobre las maneras de mantenerse a salvo", asegura.

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