Michael Taylor, presunto cerebro de la fuga del exjefe de Nissan

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El estadounidense Michael Taylor, arrestado el miércoles y sospechoso de ser el autor intelectual de la fuga del exjefe de Nissan Carlos Ghosn de Japón, es un exmilitar de las fuerzas especiales que parece salido de una película de acción hollywoodense.

Peter Taylor, su hijo, también fue arrestado el miércoles por su presunta participación en la operación, mientras que un tercer sospechoso, George-Antoine Zayek, está prófugo.

De 59 años, hijo él mismo de un militar, Michael Taylor se ha forjado una sólida reputación como especialista en misiones delicadas, ya sea en el ejército o, después de su regreso a la vida civil, en el campo de la seguridad privada.

Según el Boston Globe, que había publicado una investigación muy detallada en enero, Taylor había sido entrenado en las fuerzas especiales para lanzar una bomba atómica en territorio de Alemania Oriental, orientada a detener la avanzada de una posible invasión soviética, en medio de la Guerra Fría.

Luego, fue enviado a Líbano, el país de origen de Carlos Ghosn, en 1982, cuando la situación era explosiva, con las fuerzas especiales estadounidenses.

El Medio Oriente siguió siendo una región favorita para este hombre nacido en Massachusetts después de abandonar el ejército, en 1983. Casado con una mujer libanesa, después de haber aprendido árabe, llevó a cabo numerosas misiones allí para clientes privados, pero también para el gobierno estadounidense.

En 1988, fue reclutado para infiltrarse en una red criminal libanesa cuyas actividades se extendían a Estados Unidos.

Según los documentos judiciales citados por el Boston Globe, Taylor permitió la intercepción por parte de las autoridades estadounidenses de un envío de resina de cannabis por 100 millones de dólares.

- Acusaciones de fraude -

La compañía de seguridad privada de Taylor, American International Security Corp (AISC), también ha trabajado con firmas petroleras y aéreas.

Según documentos judiciales consultados por AFP, AISC también ganó un contrato para entrenar a las fuerzas especiales afganas en 2007, por 54 millones de dólares.

Además de sus misiones, este padre de tres hijos fue desde 2008 entrenador del equipo de fútbol americano en una escuela privada en Massachusetts. Después de tres años dejó su puesto por acusaciones de fraude en la edad de sus jugadores.

En sus actividades profesionales, Michael Taylor a veces se ha tomado algunas libertades sobre la ley, o incluso más. En 2010, se vio involucrado en una investigación de autoridades estadounidenses sobre fraude en la adjudicación de contratos por parte del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

El exsoldado luego contó con la colaboración de un agente del FBI para tratar de descarrilar su acusación ante un tribunal federal en Utah por el mismo caso. En 2015 fue sentenciado a dos años de prisión, y el agente, a diez.

Según sus abogados, entrevistados por el Boston Globe, esta condena casi puso fin a la carrera de Taylor en seguridad privada, antes de que volviera a salir a la luz por el caso Ghosn.

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