COVID-19 desestabiliza futuro laboral de inmigrantes en EE.UU.

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(Bloomberg) -- El trabajo de Rosibel Alvarenga como cocinera en un restaurante del centro de Washington permitió ingresos constantes y seguridad laboral durante 15 años.

Cuando el bistro estadounidense cerró temporalmente durante la cuarentena a causa del coronavirus, ella continuó recibiendo su pago. Una vez que se reanuden las operaciones, es posible que su potencial de remuneración no sea igual.

“Nos han dicho que puede ser que necesiten a cada uno de nosotros solo uno o dos días a la semana”, dice Alvarenga, quien generalmente trabajaba cinco días. “Estamos preocupados, porque simplemente no sabemos qué pasará”.

La pandemia está cambiando el mercado laboral para millones de inmigrantes en Estados Unidos. Es probable que los consumidores tarden en regresar a hoteles, edificios corporativos y salones de belleza donde muchos están empleados.

Con el tiempo, es probable que la naturaleza misma del trabajo que realizan algunos inmigrantes cambie a medida que las empresas imponen nuevos distanciamientos sociales y requisitos relacionados. Trabajadores del sector cárnico, la columna vertebral de la cadena de suministro de alimentos, funcionan en lugares cerrados y al menos 30 han muerto de coronavirus, entre más de 10.000 que están infectados o han estado expuestos.

Las reducidas oportunidades laborales, combinadas con las duras políticas del presidente Donald Trump, significan que la cantidad de inmigrantes indocumentados probablemente caerá, dijo Andrew Selee, presidente del Instituto de Políticas de Migración, un grupo de expertos de Washington.

5% del empleo

Los inmigrantes contribuyen aproximadamente con 3% en el producto interno bruto de EE.UU. anualmente y representan 5% del empleo, según un estudio de 2016 de la Oficina Nacional de Investigación Económica. Eliminar todos estos empleos le costaría a la economía hasta US$5 billones en 10 años, según el informe.

Los inmigrantes indocumentados enfrentan un doble golpe: el desempleo y la falta de acceso a los programas de seguridad social, incluidos los estímulos que envió el gobierno de EE.UU., comentó Juan Navarrete, director de programación de Casa, una organización de ayuda a inmigrantes en el área de Washington.

“Muchas de estas personas no tienen trabajo: no pueden pagar la renta, no pueden pagar los servicios públicos”, dijo Navarrete. “Muchos de ellos no tienen seguro médico y no pueden obtener los cheques del Gobierno”.

El mercado laboral de Estados Unidos está en medio de la recesión más profunda de la historia. Los empleadores recortaron 20,5 millones de empleos en abril y la tasa de desempleo se triplicó con creces a 14,7%, la tasa más alta desde la era de la Gran Depresión de la década de 1930. Las pérdidas iniciales se concentraron en mano de obra con salarios más bajos, de la hospitalidad hasta el comercio minorista y restaurantes, y las encuestas muestran que es probable que muchas empresas pequeñas nunca vuelvan a abrir.

El mes pasado, Trump suspendió la mayoría de las visas de inmigrante durante 60 días en lo que describió como un intento por limitar la competencia por empleos. Por otra parte, las detenciones prolongadas de inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera de México se redujeron en 50% en abril, a menos de 17.000. Esto se debe a que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. utilizó su autoridad de salud pública de emergencia para expulsar a los migrantes a las pocas horas de su llegada, en lugar de alojarlos en las estaciones fronterizas estadounidenses como antes.

Regresar a casa

Hay indicios de que algunos inmigrantes ya están decidiendo irse. Los de México enviaron a familiares y amigos un récord de US$4.020 millones en remesas en marzo. Pero esto refleja en parte la repatriación de ahorros de personas que han perdido la esperanza de trabajar en EE.UU. y contemplan regresar a casa, dijo Michael Clemens, director de migración, desplazamiento y política humanitaria del Centro para el Desarrollo Global.

“Podría ser una señal de que cada vez más personas están renunciando, al menos temporalmente, a su futuro aquí”, dijo.

A más largo plazo, se espera que las remesas disminuyan a medida que los inmigrantes que permanecen en EE.UU. lidian con el impacto del virus en el mercado laboral. El Banco Mundial pronostica una disminución récord de 20% globalmente en transferencias a países de bajos y medianos ingresos.

Alvarenga, de 53 años y residente legal permanente, dice que ahora envía un tercio menos del dinero que generalmente enviaba a su madre y hermana en El Salvador debido a la incertidumbre laboral.

Nota Original:Coronavirus Wreaks Havoc on the Future of U.S. Immigrant Labor

©2020 Bloomberg L.P.