Las gallinas, la nueva pasión de los confinados en el campo

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Ya sea para garantizarse huevos frescos o para entretener a los niños, la cría de gallinas se ha convertido en una actividad tan popular durante el confinamiento que, en Bélgica, los productores de aves se esfuerzan en seguir el ritmo.

"Es una locura", confiesan Martine y Christopher Denis, de la granja de Limal. La pareja retomó la actividad de los padres de este último y aún no se creen el número de clientes que se agolpan a la puerta, a una distancia razonable.

"¡La policía vino una vez! Se preguntaban que pasaba aquí, veían coches, una multitud de gente en la acera", explica la madre de Christopher, que cuenta con una cierta notoriedad en la pequeña localidad de Wavre, a unos 30 kilómetros al sureste de Bruselas.

En la granja de Limal, los clientes van y vienen a un ritmo constante en estos primeros días de mayo, más de un mes y medio después del comienzo del confinamiento, aunque, como explica Martine, no todos acuden por los mismos motivos.

"Están aquellos que al principio temían no tener comida y venían a buscar gallinas para conseguir huevos. Luego están los que habían planeado construir un gallinero y, como se quedaron sin trabajar, aprovecharon para venir", recuerda.

"Y, ahora, vienen los que no pueden ir de vacaciones y piensan: 'Vamos a construir un gallinero, eso mantendrá a los niños ocupados'", agrega la criadora de aves de corral.

- "El gran auge" -

Sophie Humblet, una mujer de unos cuarenta años entusiasta de los circuitos cortos, acude con su marido para acabar su proyecto. Aunque el gallinero ya está listo, él está un poco decepcionado de ver que aún queda un último esfuerzo para tratar la madera.

"Mi marido no está confinado. Él trabaja, yo lo hago desde casa. ¡Está todo tan tranquilo que puedo cuidar de los pollitos!", confiesa Sophie, cuya elección pasa por una raza de gallinas ponedoras 'Bleu de Landes', pero que la familia podrá comer más adelante.

¿Algún consejo para el gallinero? ¿Esto afecta a las gallinas? ¿Es verdad que se pueden comer los huevos el mismo día de su puesta? A pesar de sus búsquedas, la pareja de Saint-Remy-Geest, a unos 30 minutos en coche, tienen aún muchas preguntas.

"Muchos clientes son nuevos, así que hay que explicar todo cada vez. Es muy cansado", reconoce Martine Denis.

Con su hijo adolescente, Nancy Fernandez ha vuelto menos de una semana después de comprar dos gallinas ponedoras, esta vez a por aves de colección, de adorno. El entusiasmo de esta urbanita instalada en el campo desde hace seis meses no decae.

La nueva pasión de su hijo pequeño, de tres años, por las gallinas de su vecino la convenció. "Era sólo un proyecto" para las vacaciones de verano, pero "debido al confinamiento y al hecho de que estábamos bloqueados en casa, pensamos 'vamos a disfrutar'", confiesa.

Las ventas se han disparado. "Normalmente, podemos vender 200 gallinas en un sábado, pero ahora podemos llegar a 500-600", apunta Christopher Denis, para quien empieza "a ser un poco complicado" para algunas especies de ponedoras, a un precio económico de 13 euros.

Pero la escasez de existencias se aproxima. "De momento nos mantenemos, pero llegamos a inicios de mayo, el mes del gran auge. Las personas mayores vienen y todas son buenas clientas (...) Compran 10, 12, 20 gallinas. Y, además, los mercados siguen cerrados".

mla/tjc/es