La doble batalla del gobierno español contra el coronavirus y la oposición

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Desde el inicio de la pandemia, el gobierno español de Pedro Sánchez ha venido librando un combate bifronte contra el coronavirus y contra una oposición que desde la derecha y el separatismo catalán no ha escatimado críticas ni ataques.

"Lo primero que hay que hacer para salir de la crisis es decir la verdad a los españoles, y usted no lo está haciendo", le espetó este miércoles al presidente socialista el líder de la oposición conservadora, Pablo Casado.

"Le animo a dejar su postura intransigente y a arrimar el hombro", le replicó Sánchez en el Parlamento.

España es oficialmente el cuarto país del mundo con más fallecidos por coronavirus.

Las críticas le han llovido al gobierno por la falta de material de protección para el personal sanitario, y por algún que otro fiasco, como la compra en China de más de 650.000 tests de diagnóstico rápido que resultaron deficientes.

Igualmente, las administraciones regionales de Madrid y Cataluña cuestionan los balances de muertos facilitados por el gobierno central de izquierdas, y sostienen que en realidad hay más fallecidos.

"Es evidente que han pasado cosas malas" en la gestión de la crisis, y que a la hora de atribuir errores "va a haber una competencia feroz", expone Berta Barbet, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Sobre todo cuando "no se está jugando especialmente limpio" y se avecina una grave crisis económica, añade.

En sus críticas al ejecutivo, Casado, líder del Partido Popular (PP), llegó a citar como argumento de autoridad un dudoso informe australiano que colocaba a España en última posición de 32 países en cuanto a la gestión de la pandemia.

El informe, en realidad, fue redactado por una asociación de contables, y quien firma su artículo de presentación no tiene ninguna experiencia como epidemiólogo.

Yendo más lejos, Santiago Abascal, líder de la extrema derecha de Vox, tercera fuerza parlamentaria, aseguró haber iniciado acciones ante la Justicia, porque "el gobierno tiene que asumir no solo la responsabilidad política, sino las posibles responsabilidades penales".

Actitudes que contrastan con la del líder de la oposición portuguesa, Rui Rio (PSD), quien apoyó al presidente socialista del gobierno, António Costa, en estos términos: "En todo lo que nosotros podamos, ayudaremos. Deseos de coraje, nervios de acero, y mucha suerte, porque su suerte es nuestra suerte".

- Un país polarizado -

"España siempre ha sido un país muy polarizado, sin un espacio central muy claro", analiza Barbet, quien cree que la agresividad del PP obedece a que "está en una batalla bastante dura para recuperar la hegemonía del centro-derecha, y no puede dejar que Vox le coma una parte del espacio político".

En el PP "parece que se regocijan de que en España haya tantos muertos", abunda el politólogo Fernando Vallespín, destacando que la oposición conservadora tiene un "problema de patriotismo".

Según él hay algo de "crítica injusta", ya que el PP, al frente de la región de Madrid, tiene competencias sobre las residencias de ancianos, donde el propio ejecutivo regional habla de más de 5.800 muertos atribuibles al coronavirus.

Un alto cargo del ejecutivo asevera que en esta crisis "lo que ha funcionado peor es el sistema político español". Y acusa al PP de jugar a una "antiinstitucionalidad" con la que ha buscado "dañar la credibilidad del gobierno, utilizando la gestión de la crisis para ello".

- El independentismo catalán no ceja en su empeño -

Desde Cataluña, las críticas son aún más feroces.

La portavoz del ejecutivo regional separatista, Meritxell Budó, sostuvo que en una Cataluña independiente "ni habría habido tantos muertos ni tantos infectados".

Desde el ámbito privado, el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, fue muy crítico.

"Cataluña independiente hubiera salvado miles de vidas... España es paro y muerte, Cataluña vida y futuro", tuiteó.

"Es el resultado de un discurso hegemónico instalado en Cataluña", el del separatismo, que ha creado "un marco permanente de victimismo, de agravio y de ataque a Cataluña", dice a AFP Nicolás de Pedro, analista especializado en desinformación en el Institute for Statecraft, un think-tank con sede en Londres.

De Pedro cree que "la proyección de este discurso en el exterior tiene poco impacto".

Aunque dentro de Cataluña sí que será sensible, pues a su juicio "envenena las posiciones e incrementa los niveles de odio" entre partidarios y detractores de la secesión.

avl/pmr/pc