Quedarse en casa es difícil en los barrios pobres de Marruecos

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Abdellah debería estar cada día con su mujer y sus hijos en un cuarto y una cocina donde el sol no entra para respetar el confinamiento obligatorio impuesto por las autoridades en Marruecos, pero él prefiere permanecer en la calle a pesar del riesgo del nuevo coronavirus.

"El aislamiento sanitario es necesario. Pero es imposible quedarse en casa todo el día", asegura este vendedor ambulante de 49 años, padre de tres niños con edades de 9 a 13 años y quien no puede trabajar desde que fueron instauradas las restricciones el 20 de marzo, bajo el estado de emergencia sanitaria en Marruecos.

El confinamiento es ampliamente respetado en todo el país, pero en algunos barrios populares, como el de Takadoum donde vive Abdellah, uno de los más densos de Rabat, a muchos les cuesta permanecer en sus casas.

Aquí, las viviendas tienen minúsculas ventanas y bordean estrechos callejones.

Los habitantes que respetan el confinamiento se pegan a sus ventanas enrejadas para matar el tiempo, mientras que los otros callejean.

Los niños juegan, pequeños grupos de jóvenes discuten, a veces sentados en las puertas. Soufiane, de 32 años, quien conversa con un amigo, comparte un apartamento de dos piezas con sus padres y sus cinco hermanos y hermanas.

"Está sobrepoblado y es difícil soportar eso", afirma, aunque se dice "consciente de la gravedad de la enfermedad y del interés de ponerse en cuarentena".

Vendía ropa en un mercado vecino, pero se encuentra desempleado, obligado a permanecer en un perímetro delimitado por la prefectura y rodeado de controles de seguridad donde se verifican los permisos de circulación.

- "¿Cómo resistir?" -

"Puedo soportar amontonado en 40m2 con los cinco miembros de mi familia, pero ¿cómo resistir sin ingresos?", protesta Abdelkhalek, de 52 años, otro habitante de Takadoum.

Afirma que "las condiciones para una vida digna no existen en varios hogares" donde muchos son, como él, trabajadores independientes o parte del sector informal.

Las autoridades marroquíes impusieron un confinamiento drástico para limitar la propagación del contagio, con un impresionante despliegue de policías y militares.

Marruecos registra 638 casos de contagio por la enfermedad COVID-19, de los cuales 36 son decesos. El Ministerio de Salud prevé mejorar la detección de infectados, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Paralelamente, las autoridades tomaron varias medidas económicas y sociales para ayudar a las empresas, a los asalariados y a los trabajadores del sector informal con un fondo de urgencia.

Entra esas medidas hay ayudas del equivalente a entre 73 a 110 euros para familias en situación de precariedad. Pero el empujón tomará más tiempo para quienes no tienen ninguna cobertura social o médica, los más frágiles.

"Yo no tengo nada, ¿como voy a comprar mi comida? No sé, estoy perdido", lamenta Soufiane.

- "¡Vuelve a tu casa!" -

Todos los días, a partir de las seis de la tarde, las fuerzas de seguridad, generalmente equipadas con mascarillas sanitarias, recorren los callejones de Takadoum y otros barrios para obligar a los pobladores a volver a sus casas.

Uno de ellos, al frente de la patrulla, grita a través de un  megáfono: "Vuelve a tu casa, es lo mejor para ti ¡Protéjanse de esta grave enfermedad!".

Algunos obedecen sin discutir, otros piden un tiempo para una compra urgente, unos desaparecen para luego volver a las calles cunado los agentes desaparecen.

A veces hay que perseguir y detener a los que desobedecen, explica un agente.

La patrulla es una de las pocas distracciones del día. Algunos miran la escena desde las ventanas minúsculas o desde los tejados, otros graban con sus teléfonos móviles.

Unas 450 personas fueron detenidas por violar el estado de emergencia sanitaria, según el último balance oficial. Las sanciones van hasta tres meses de prisión o multas de hasta el equivalente a 124 euros.

isb-hme/sof/on-eh/all/mis/zm